Steven Spielberg cuenta cómo conoció a Kubrick en el rodaje de 'El resplandor'

Más allá de las opiniones particulares sobre Ready Player One, (casi) toda la crítica estuvo de acuerdo en algo: la sección de la película que recrea El resplandor dentro de su mundo virtual era, no solo uno de sus momentos cumbre, sino también un bonito homenaje de Steven Spielberg a su amigo Stanley Kubrick. Y, aunque se sabía que ambos genios se habían conocido en 1979, mientras uno rodaba En busca del Arca perdida y el otro atormentaba a Jack Nicholson y Shelley Duval, hasta ahora Spielberg no había contado la historia de cómo ambos se encontraron por primera vez. Justo la confidencia que acaba de hacerle el hombre de la gorra a Entertainment Weekly.

"Me puse nostálgico, porque conocí [a Kubrick] justo en el plató que sale en mi película", cuenta Spielberg. "Estábamos construyendo el decorado de En busca... en los estudios Elstree cuando me enteré de que Stanley acababa de terminar los suyos y estaba preparando un rodaje, así que pedí conocerle". 

Recordemos que, por aquellas fechas, Kubrick era ya un titán del cine, con clásicos como 2001: Una odisea del espacio, Senderos de gloria y La naranja mecánica en el currículum. Spielberg, por su parte, podía alardear de haber rodado Tiburón y Encuentros en la tercera fase, pero no era precisamente la figura mitológica en la que se convertiría durante la siguiente década. Aun así, y pese a su secretismo y su meticulosidad, el cineasta del Bronx consintió en que su joven colega se acercara a ver qué estaba tramando.

"El plató estaba exactamente tal y como aparece [en El resplandor]. Aún no habían empezado a rodar", prosigue Spielberg antes de llegar a la parte realmente kubrickiana de la narración. "Stanley tenía un modelo a escala del plató en la mesa donde está la máquina de escribir y estaba usando su cámara con una lente telescopio, tomando fotos de la maqueta con figuritas de palo. Estaba componiendo los planos". 

La pregunta de Spielberg: "¿Tienes todo el plató listo y te dedicas a buscar planos con una maqueta a escala". La respuesta kubrickiana de Kubrick: "Sí. ¿Algún problema?". 

Tras este pequeño impás, Kubrick y Spielberg se llevaron a las mil maravillas, yéndose incluso a casa del primero a cenar. "Nos hicimos amigos y seguimos así durante 19 años, hasta su muerte", concluye el cineasta.

Claro que su relato omite el segundo encuentro entre ambos: cuando las hijas de Kubrick, indignadas por el tratamiento que se le daba a las serpientes en la escena del Pozo de Almas, llamaron a su padre para que abogase por el bienestar de los pobres ofidios. Claro que esa historia está mucho mejor documentada…