Cuando Los últimos Jedi se estrenó a finales de 2017, muchos espectadores acudimos al cine pensando que asistiríamos a la despedida de la Princesa Leia. No por nada, sino porque su inolvidable intérprete, Carrie Fisher, había fallecido casi un año antes, y parecía el momento propicio para hacerlo. Sin embargo, al final de la película de Rian Johnson seguía con vida, de forma que ahora estaba en manos de los responsables de El ascenso de Skywalker, última entrega de la trilogía, darle un adiós a la altura.
Para ello J.J. Abrams y los suyos decidieron recurrir a un material que ya habían grabado para El despertar de la Fuerza, pero que había quedado fuera del metraje definitivo. Un proceso que, según documenta Vanity Fair, no fue nada fácil, pues el guión del Episodio IX tuvo que se reescrito en función a poder albergar estas nuevas escenas y brindarle al personaje una despedida definitiva. "Es difícil decirlo sin sonar como un bobo obsesionado con los espíritus o el cosmos, pero fue como si encontráramos la respuesta imposible a la pregunta imposible", asegura Abrams.
Para el director, encargado de sustituir a Colin Trevorrow y estar a la altura de los inmensos logros impulsados por Johnson en Los últimos Jedi, reciclar este metraje y darle un sentido dramático resultó ser más satisfactorio de lo que había previsto, topándose con escenas que de repente adquirían una gran riqueza dentro del conjunto de la saga. "Específicamente, preparaos para una escena en la que conversa con Lourd, y también preparaos para llevar clínex".
El director se refiere a Billie Lourd, hija de Fisher que tenía un pequeño papel interpretando a una oficial de la Resistencia tanto en El despertar de la Fuerza como en Los últimos Jedi, pero que en El ascenso de Skywalker contará con un rol de mayor importancia gracias a la recuperación de las escenas de su madre. "Hay momentos en los que Carrie está allí, la Carrie de siempre y, de algún modo, todo funciona. Y nunca pensé que lo haría".
La inclusión de estas escenas de la actriz en el noveno episodio (y último, según parece, de la historia de los Skywalker) se ha parecido por tanto a "un puzzle". "Uno que tuvimos que averiguar cómo crear con las piezas que teníamos", concluye Abrams. Para descubrir si todo este encaje de bolillos logra tener un acabado convincente tendremos que esperar a este 20 de diciembre, pero puede que llegado el momento se nos salten tantas lágrimas que no importe demasiado.
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