“Ojalá un giratiempo para arreglar el Brexit” - James y Oliver Phelps presentan en Madrid 'Harry Potter: the exhibition'

Con bromas sobre sus años tiñéndose el pelo de rojo y mil anécdotas surgidas mientras interpretaban a Fred y George Weasley, James y Oliver Phelps presentaban en IFEMA la llegada a Madrid de Harry Potter: The Exhibition. Una exposición que recopila cientos de objetos originales empleados en el rodaje de las ocho películas originales de Harry Potter y que a pesar de haber abierto sus puertas el 18 de noviembre (abandonará la ciudad el 2 de abril) está agotando sus entradas a la velocidad de una buena Saeta de Fuego.

Los Phelps, confiesan, se han convertido en particulares embajadores de esta exposición itinerante de pura casualidad. “La gente de Warner Bros. nos llamó y nos preguntó si queríamos ir a Chicago, donde se celebraba la primera edición de la exhibición. Nos pareció un plan estupendo. A partir de ahí, hemos desarrollado un vínculo personal y profesional con el equipo que creemos funciona perfectamente.”

Como su prueba para interpretar a los gemelos Weasley, a la que se presentaron por casualidad, parece que todo en la relación de los hermanos con el universo mágico se rodea enseguida de una naturalidad absoluta. Ellos se muestran cercanos en cada entrevista y rueda de prensa, felices de poder viajar y conocer mundo y a los fans de las películas. Porque mientras su Reino Unido natal se encuentra a cuestas con sus nacionalismos, ellos consideran Harry Potter “un relato en defensa de la diversidad. Ojalá tener un giratiempo y poder arreglar el Brexit.”

La exposición es un almacén gigantesco de recuerdos. Un recorrido por la memoria que comienza con un sombrero seleccionador real. Al entrar, unos pocos voluntarios pueden recibir el veredicto sobre la casa a la que pertenecen, dejando un sospechosamente alto nivel de Gryffindors en cada grupo. Pasado el trámite, la piel se eriza de la emoción al aparecer el tren estacionado en las vías del Colegio Hogwarts, mientras la banda sonora remata el subidón de nostalgia.

El recorrido permite que cada uno lo disfrute según su nivel de pasión por las películas. Los auténticos seguidores podrán deleitarse con cada varita, pergamino o túnica. Es de hecho este apartado textil el más abundante: este museo improvisado cuenta con tantos trajes como puedan imaginar. La cabaña de Hagrid o un improvisado campo de Quidditch permiten detenerse también un buen rato, mientras un inmenso retrato de Gilderoy Lockhart (Kenneth Branagh en Harry Potter y la cámara secreta) mira de lejos con condescendencia.

Únicamente un consejo: no intenten llevarse nada presa de la emoción, no será necesario. Al terminar la visita cuentan con una tienda casi tan exhaustiva en su labor de recopilación como la propia exhibición. Todas las varitas de cada personaje, bufandas y camisetas, grageas y ranas de chocolate están disponibles para ser adquiridas en un improvisado Callejón Diagón. Los precios no son muy asequibles, pero una ocasión así puede merecerlo.

Una propuesta realmente cuidada, como todo lo que toca el universo Harry Potter. Al preguntar a los Phelps por algún proyecto paralelo, tal vez una serie sobre la saga, bromean con la posibilidad de “una bonita sitcom en algún país caluroso. Nos encantaría rodar un spin-off de los hermanos Weasley en el caribe”. Pero bromas aparte, no hay nada en marcha. “Los responsables de estos relatos siguen la filosofía del menos es más. Ahora están centrados en el mundo de Animales Fantásticos... y quieren entregar cada película de la manera más cuidada posible”.

Es fantástico que una propuesta así llegue a Madrid y ojalá sea el inicio de muchas más y podamos disfrutar de otras colecciones o exposiciones de sagas o de la visita de estrellas internacionales relacionadas con el mundo del cine o los cómics. Eso sí, cuando el entusiasmo llegue a locura y sobre

todo si tienen ustedes algunos años de más, recuerden aquellas palabras de Daniel Radcliffe en su monólogo de Saturday Night Live.

“A los niños que habéis hecho posible Harry Potter, solo quiero deciros que vuestro entusiasmo es la auténtica magia. Y a los adultos que han comprado y devorado los libros, solo quiero deciros: esos libros eran para niños”.