[Crónica In-Edit 2013] Entre adolescentes y Desechables

Gran cronista del punk, autor de volúmenes imprescindibles en toda biblioteca que se precie como England’s Dreaming: los Sex Pistols y el Punk Rock (1991), Time Travel: From the Sex Pistols to Nirvana. Pop, Media and Sexuality, 1977-96 (1996) o Punk: Chaos to Couture (20013), la obra del periodista y ensayista británico Jon Savage entró en una nueva dimensión con la publicación de Teenage: The Creation of Youth Culture (2007).

Sin tiempo a disfrutar de la juventud y con una esperanza de supervivencia tan corta que muy pocos eran los que llegaban a la vejez, hasta entonces la vida se dividía en dos periodos: la infancia y la madurez. Fue con el final de la industrialización, en el último tramo del siglo XIX, que en el devenir vital de las personas apareció aquella etapa de tránsito denominada adolescencia, y con ella millones de imberbes cuestionándose su futuro. Preguntas que, siempre con un género musical como banda sonora, en edad difusa empujan a los jóvenes a rebelarse contra lo establecido y a reclamar su derecho a pasárselo bien antes de que sea demasiado tarde. Anhelo libertario, grito de desobediencia quinceañero que se dio mucho antes de la eclosión del rock, el pop o el florecer del mayo del 68.

En Teenage el cineasta norteamericano Matt Wolf ha llevado al celuloide, con una original fórmula que mezcla imágenes de archivo con notables recreaciones de la época, el excelente tratado de Savage sobre la irrupción de las subculturas juveniles como la bright young people inglesa, las flappers o los swing kids alemanes durante la primera mitad del siglo XX. Entre el tratado social y el relato histórico, sin duda alguna otro de los títulos más destacados de este In-Edit 2013.

Asegura Jesús Ordovás que podrían haber sido más populares que bandas como Los Ilegales. Más populares incluso que Loquillo y Los Trogloditas. Pero que lamentablemente pasó lo que pasó. Y ¿qué pasó?

Director de Venid a las cloacas, notable reconstrucción de la trayectoria de los padrinos del punk estatal, La Banda Trapera del Río, Daniel Arasanz (en esta ocasión formando equipo con Alejandro Montes y Nicolás Tarela) vuelve a incidir en la materia con El peor Dios, recuerdo a otra de las bandas iconográficas del género como fueron los Desechables.

Ciertamente lo tenían todo para haberse convertido en uno de nuestros grupos definitivos: un sonido tan crudo y corrosivo, personal reformulación de los postulados de los Cramps, como fascinante y adictivo, actitud a raudales, un magnético halo de misterio, y una cantante, Tere, que, algo así como una mezcla entre la Nico de la Velvet Underground, la Edie Sedgwick musa de Andy Warhol y Patti Smith, desde su nervio y sensualidad mesmerizaba a las audiencias. Pero el trío barcelonés, que completaban el batería Jordi Solá 'Dei Pei' y el guitarrista Miguel González 'No', también se dejó llevar por impulsos nihilistas y fue víctima de infortunios. Funambulistas, caminaron por el alambre y cayeron del lado oscuro y salvaje, aquel donde, para bien o para mal, se crean los mitos y referentes de culto. Aun convencional en su estructura, El peor Dios descubre una de las historias menos conocidas pero más fascinantes de nuestra historiografía musical.

Más de CINEMANÍA en el festival In-Edit 2013:

Crónica 9: Cantando al Señor (de la droga)

Crónica 8: Julio no se acaba nunca

Crónica 7: Rimas y leyendas

Crónica 6: Cuando Harry Dean Stanton coincidió con el doble de Jack Black

Crónica 5: La leyenda del Liberace negro

Crónica 4: Searching For Punk Men

Crónica 3: El Chu-cu-chú del folk

Crónica 2: Están locos estos baterías

Crónica 1: Una historia en blanco y negro

Crónica 0: Un festival para melómanos