[Crónica In-Edit 2012] Indie pop geriátrico

'Grandma Lo-Fi' nos revela la proeza discográfica de Sigrídur Níelsdóttir, la reina islandesa septuagenaria de las melodías casiotone.
[Crónica In-Edit 2012] Indie pop geriátrico
[Crónica In-Edit 2012] Indie pop geriátrico
[Crónica In-Edit 2012] Indie pop geriátrico

Fueron los punks quienes se agarraron con más fuerza a la filosofía Do It Yourself. Rechazados por los grandes sellos discográficos por su paupérrimo rasgar de guitarra, desconfiando por ¿principios? de cualquier tipo de asociación con multinacionales (aunque cabe recordar que los más relevantes popes del género: Sex Pistols, The Clash, Ramones, Iggy Pop… Todos ellos estaban a nómina de las principales disqueras), crestudos y afines a la comunidad los imperdibles hallaron en eso del háztelo tu mismo el más valioso  escaparate para dar a conocer sus acordes distorsionados. De alguna manera, Sigrídur Níelsdóttir fue la más punk de todos.

“Hacer canciones es como tener hijos, lo que pasa es que luego han de gustarle a la gente”, confesaba frente a la cámara esta simpática septuagenaria islandesa, protagonista de Grandma Lo-Fi, que acabó por convertirse en un figura de culto en la isla nórdica, contando entre su legión de seguidores lo más florido de la escena musical del país de los fiordos: Múm, Mugison… Nacida en Dinamarca, tras una vida azarosa, con setenta años, en su retiro islandés (donde llegó con 18 años persiguiendo a un marinero), rememoró las clases de piano que había recibido en su infancia y, poseída por un insaciable apetito compositivo, se puso a grabar discos y más discos: un total de 59 (¡casi 700 canciones!) en escasos siete años. Obras de pop naïf sustentadas en las notas y ritmos pregrabados de un casiotone de feria. Melodías inocentes arregladas con efectos de sonido que ella misma inventaba (mi favorito: el emular del ruido de un helicóptero con el batir de una montadora de nata manual sobre una bandeja metálica). Piezas azucaradas grabadas en la cocina de su casa a través de un micrófono de bazar chino conectado a una cadena de música de doble pletina. Álbumes de los que ella misma diseñaba unas portadas que insertaba manualmente en todas las copias que fabricaba, y que luego distribuía mano a mano entre familiares -principal de inspiración de sus letras, cuando no trazaba versos en un idioma inventado (por ella misma, evidentemente)-, amigos y fans. Hasta que llegó un día, tal vez exhausta de tanta sobredosis compositiva, que abandonó el teclado y volcó toda su creatividad en la producción de unos collages de un kitsch arrebatador. Una obra plástica confeccionado a golpe de cortar y pegar imágenes de revistas y diarios de la que realizó diversas exposiciones, obteniendo el mismo éxito que su trayectoria musical (la primera vez que presentó sus cuadros en público los liquido todos en siete minutos). Tras poner de manifiesto aquello de que nunca es tarde, Sigrídur Níelsdóttir murió el pasado 2011.

No, Grandma Lo-Fi no está entre las mejores películas que se han proyectado en el In-Edit, pero sí narra una de las historias más entrañables que hemos podido descubrir en la edición de este 2012.

CINEMANÍA en el Festival In-Edit 2012

Día 7: Allegro ma non troppo

Día 6: Tú eres el anormal

Día 5: Rimas y leyenda

Día 4: Hikikomori Metal

Día 3: ¿Qué fue de Sixto Rodríguez?

Día 2: Músico blanco, corazón negro

Día 1: Simpatía por los documentales

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