Casi como en los cuentos de TEO.
Maldita la gracia que le haría, pero Marilyn Monroe no se pudo escapar. Así la pillamos el 12 de mayo de 1957 haciendo el saque de honor en el Ebbets Field de Nueva York, un coqueto estadio demolido en 1960 al que había acompañado a su marido de entonces, el judío Arthur Miller, que además de cumplir con la Torá era dramaturgo.
¿Qué hacía una chica como Marilyn en un sitio como ése? Pues ser la madrina de las celebraciones del 9º aniversario del nacimiento del Estado de Israel, antes de un partido de exhibición entre el Happoel de Tel Aviv, que estaba de gira por EE UU, y un equipo de estrellas de la ASL, por aquel entonces incipiente, y en crisis perpetua, liga de fútbol (sí, ellos insisten en llamarle soccer) estadounidense. ¿El resultado? 4-6 para los hebreos, y una serie de fotos para la historia del maestro Sam Wood.
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