X-Men: Primera generación

Ni reinicio ni precuela, la nueva aventura de los mutantes es simplemente un peliculón.
X-Men: Primera generación
X-Men: Primera generación
X-Men: Primera generación

Que la memoria no nos engañe. Puede que el último recuerdo cinematográfico relacionado con la Patrulla X sea agridulce –X-Men: La decisión final–, porque pudo haber sido un cierre genial y acabo como un informe de guerra, repleto de bajas, heridos y desaparecidos en combate. De este último grupo el más notorio fue el director de las dos primeras entregas, Bryan Singer, que dejó la saga tras dotar a las dos primeras de la buena cabeza que le faltó a la tercera parte. Insisto, que el paso del tiempo no nos haga olvidar algo fundamental: las películas de los mutantes, y no era fácil conseguirlo, molaban. Retratos de personajes excelentes, relaciones y rivalidades ricas en matices, fiel al espíritu de las historias originales y acertada en las traiciones que se permitían respecto al cómic, escenas de acción con pulso, espectacularidad y sentido dentro del argumento... Singer lo hizo tan bien que abrió definitivamente las puertas del cine a los personajes de Marvel. Sin X-Men no habría películas de Spider-Man, Iron Man, Thor, Capitán América y, ¡ay!, Lobezno.

Prometió resetear la saga mutante, hacer su propio Batman Begins con los chicos de Xavier, pero Singer, más listo que el hambre, ha hecho trampa. Ejerciendo como productor-ideólogo y junto a Matthew Vaughn (Kick-Ass: Listo para machacar) detrás de la cámara, no sólo no ha desechado el material previo, si no que le ha dado una segunda vida y lo ha conectado con la trama de X-Men: Primera generación. La película arranca con una escena idéntica a la de X-Men; Magneto-Erik, un niño judio en un campo de concentración nazi, revelando la naturaleza de su don mutante. Eso es lo que se dice maximizar recursos, pensará un ejecutivo agradecido de Fox. ¿Cómo iba a desaprovechar mi legado?, sostiene Singer. Es la primera y más evidente de una interminable serie de pistas: esto es una precuela con todas las de la ley.

No es la única sorpresa que depara el binomio Vaughn-Singer, porque X-Men: Primera generación es un inesperado contenedor de algo más que referencias o guiños al género del espionaje, el cine político –la mejor crisis de los mísiles cubanos documentada en pantalla grande; ¡chúpate esa, Oliver Stone!–, el artefacto pop, la película de científicos locos, el movimiento por los derechos civiles, el pánico nuclear, las hazañas bélicas… Amplía y contextualiza el origen del universo mutante, da entidad a personajes anecdóticos en los cómics, rediseña sin miedo la personalidad de otros cuyas biografías creíamos sabernos de memoria, y conecta todo esto con lo ya conocido. ¿Cómo lo han conseguido? No tengo la más mínima idea, pero tiene que haber truco. Uno maravilloso.

MANUEL PIÑÓN

Valoración:

FICHA TÉCNICA

X-Men: Primera generación
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  • Sinopsis:

    Precuela de la saga 'X-Men' que narra la formación de la Patrulla-X y la rivalidad entre el profesor Charles Xavier y el villano Magneto.

  • RESUMEN: Ni reinicio ni precuela, la nueva aventura de los mutantes es simplemente un peliculón.

  • ESTRENO: 03/06/2011

  • Acción, Ciencia-ficción / EE UU / 2011 / Director: Matthew Vaughn Actores: James McAvoy, Michael Fassbender, Alice Eve, Nicholas Hoult, Lucas Till, Kevin Bacon, Jennifer Lawrence.

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