Los juegos del hambre: En llamas

El Capitolio contraataca. Jennifer Lawrence, también.
Los juegos del hambre: En llamas
Los juegos del hambre: En llamas
Los juegos del hambre: En llamas

Lo dice Patrick Stewart, así que debe ser verdad: “30 años de Shakespeare fueron un gran entrenamiento para Star Trek”. Aunque la carrera de Jennifer Lawrence no abarque aún una década, y aunque en ella no haya ni rastro de clásicos isabelinos, esta chica de Kentucky tiene algo que nos hace recordar la enseñanza del maestro inglés. La capacidad de apropiarse de un material presuntamente menor, transmutando sus virtudes en un recital de carisma, es una ordalía que requiere talento, y que la intérprete de Katniss (esa Diana cazadora y proletaria) supera con creces. Si no fuera así, Los Juegos del Hambre: En llamas nos merecería muchos menos elogios.

Gracias a una Lawrence asida de su arco con mucha propiedad, esta secuela tiene ya una buena parte del trabajo hecho: los fans entregados la amarán con delirio, y otros agradecerán una vez más que sus hijas, sobrinas o hermanas pequeñas puedan fijarse en su heroína en lugar de en la Kristen Stewart de Crepúsculo. Lo cual no permite obviar los defectos de un filme cuya condición de encargo salta a la vista, pero sí nos recuerda los logros del director Francis Lawrence en la muy irregular Soy leyenda. Ante un triángulo amoroso con los vértices tronchados y una narración a la que se le ven las costuras del resumen se contraponen escenas de violencia mucho más certeras que las del filme de 2012. Amén de un empaque físico poco común en la era del CGI, y de un desarrollo capaz de eludir la exposición innecesaria, permitiéndose diseminar momentos intensos (y memorables, a veces) sin estancarse ni enfangarnos con presuntos clímax.

Para sus personajes, En llamas es una sucesión ininterrumpida de abusos, físicos y emocionales, que pueden repercutir en el espectador a poco que este busque un producto industrial bien hecho. Para este crítico, su valor al no dar cuartel ni pedirlo, su combinación de excesos tanto en lo kitsch como en lo sórdido y los secundarios que consiguen hacerse un hueco en la memoria (ese Woody Harrelson trasegador de copazos y la megapetarda Elizabeth Banks resultan entrañables desde el minuto uno) podrían ser la norma de los blockbusters en una dimensión paralela, más racional y menos estúpida que esta. Porque, resumiendo, no estamos ante una gran película, sino ante una que tal vez inocule a sus jóvenes espectadores la noción del cine como territorio para el exceso, la pasión y las fantasías que duelen o irritan. Puestos a soñar, y muy a pesar de la maquinaria que hay tras ella, podríamos decir que en el devenir de su relato late otra perla de sabiduría, esta vez obra de Michel Foucault: en tiempos de crisis, el amor romántico no es un arma contra el orden de las cosas, pero la amistad y la camaradería sí pueden serlo.

VEREDICTO: No es subversiva, pero sí estimulante: un modélico blockbuster para tiempos de crisis.

Valoración:

FICHA TÉCNICA

Los juegos del hambre: En llamas
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    A lo largo del Tour de la Victoria, Katniss se da cuenta de que una rebelión comienza a gestarse, pero en el Capitolio continúa todo bajo control mientras el Presidente Snow organiza el Vasallaje de los Veinticinco.

  • RESUMEN: El Capitolio contraataca. Jennifer Lawrence, también.

  • ESTRENO: 22/11/2013

  • [The Hunger Games: Catching Fire] Acción / EE UU / 2013 / Dir: Francis Lawrence / Reparto: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth / Guión: Simon Beaufoy

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