Por qué ‘Tres anuncios en las afueras’ no debería ganar el Oscar

Es la favorita para alzarse con el Oscar a mejor película, pero no os dejéis engañar: al británico Martin McDonagh, la América profunda de Trump (y de los Coen) le queda muy grande
Por qué ‘Tres anuncios en las afueras’ no debería ganar el Oscar
Por qué ‘Tres anuncios en las afueras’ no debería ganar el Oscar
Por qué ‘Tres anuncios en las afueras’ no debería ganar el Oscar

[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE TRES ANUNCIOS EN LAS AFUERAS]

Vuelve a ser ese momento del año en el que títulos indie o de bajo y medio presupuesto llenan salas como si se tratara de blockbusters. Es la magia de los Oscar. No hay nada que atraiga más a un espectador con la tarde libre que la consabida “Nominada a X premios de la Academia”.

Y mientras la temporada de premios se dedica a ensalzar todas estas producciones nominadas, nosotros, desde CINEMANÍA, seguimos con nuestra peculiar escabechina. No nos hemos acobardado frente a dos de las favoritas para llevarse el hombrecillo dorado el próximo 4 de marzo: Lady Bird y La forma del agua. Ni siquiera nos hemos achantado frente a Dunkerque y El instante más oscuro. Déjame salir tampoco ha ablandado lo suficiente nuestros corazoncitos como para ser benévolos. Y ahora es el turno de Tres anuncios en las afueras, cuya crítica podéis leer aquí.

La clamada película de Martin McDonagh opta a siete premios Oscar y es la favorita para alzarse con los galardones a mejor película, mejor actriz (Frances McDormand) y mejor actor de reparto (Sam Rockwell). No en vano se ha llevado a casa el Globo de Oro a mejor drama y el Bafta a mejor filme, entre otros reconocimientos. ¿Pero realmente se merece el Oscar? Aquí está la prueba de que NO.

¿ESTO NO LO HABÍAMOS VISTO ANTES? 

Por qué ‘Tres anuncios en las afueras’ no debería ganar el Oscar

Una madre coraje (McDormand) compra tres vallas publicitarias a las afueras de su pueblo para denunciar la pasividad de la policía a la hora de resolver el asesinato de su hija. Todo ello en la América profunda, la de los sheriff con gorro de cowboy, la violencia policial, el racismo, el machismo y los votantes de Donald Trump.

McDonagh, experto en el empleo de la comedia negra, pero más verde en el drama criminal, conjura un neowestern de venganza y redención a lo Ojo por ojo, que aspira a la grandeza del cine de los Coen, y se da de bruces con la cruda realidad: los diálogos lapidarios, la violencia visual y McDormand están muy bien, pero no son suficientes para alcanzar la brillantez de Fargo o No es país para viejos. Ni siquiera se acerca a esa denuncia al capitalismo contada a modo de western y cuidada al milímetro que fue Comanchería, nominada a los Oscar el año pasado.

MÁS PERSONAJES ARQUETÍPICOS 

Por qué ‘Tres anuncios en las afueras’ no debería ganar el Oscar

Una madre capaz de matar por su hija. Un marido maltratador que sale con una jovencita con pocas luces. Un policía zoquete y racista. Un sheriff íntegro con una enfermedad terminal. Una hija violada y asesinada en una carretera abandonada. Un hijo que necesita que su madre pase página. Un cura al que echar en cara los casos de pedofilia. El enano del pueblo interpretado por Peter Dinklage. Este filme no solo no se libra de los clichés, sino que encima los busca y se recrea en ellos.

¿Y qué es lo peor que puede pasar a unos personajes tan arquetípicos? Un guion que no hace sino ahondar en esos estereotipos, sin profundizar en los protagonistas ni permitirnos así empatizar con ellos. La trama es una sucesión de palabrotas, madres que agreden a adolescentes a las puertas de un instituto, más palabrotas, un ciervo que se cuela como una metáfora de la reencarnación, más palabrotas, un dentista al que McDormand deja sin uña con uno de sus utensilios, más palabrotas... Es como si McDonagh tratara de disimular sus flaquezas dramáticas a base de comedia negra, violencia gratuita y líneas de guion descabelladas. Y para muestra, la escena en la que una atormentada Mildred (McDormand) recuerda cómo le gritó a su hija "!Ojalá te violen!" justo antes de que, efectivamente, fuera violada y asesinada.

'ASÍ SE REDIME A UN RACISTA' 

Por qué ‘Tres anuncios en las afueras’ no debería ganar el Oscar

Este sería el título del filme según su póster honesto, y no podríamos estar más de acuerdo con él. La redención del agente racista interpretado por Rockwell ha sido uno de los aspectos que más polémica ha suscitado tras el estreno de la película: Dixon, que tan pronto se ceba con un afroamericano por su color de piel como se pilla un berrinche y tira a un joven por la ventana, es el "monstruo" al que McDonagh redime precipitadamente en los últimos minutos de metraje.

El problema no está, como apuntan muchos usuarios en Twitter, en la presencia de este personaje en la trama (¿acaso no hay policías racistas y homófobos en el medio oeste americano?), sino en lo mal que desarrolla el director su arco argumental. Martin McDonagh se carga todo el entramado de las primeras dos partes de la película con un incomprensible final políticamente correcto made in Hollywood: ese en el que el agente al que nos ha hecho odiar hasta hace diez minutos (y cuyas motivaciones tampoco termina de explicar), cambia de actitud drásticamente tras leer una carta. Para colmo, se gana la confianza de la protagonista, su archienemiga dos tomas atrás, en un disparatado giro final. Y todo esto casi sin necesidad de pedir perdón.

NI ANTIRRACISTA, NI FEMINISTA 

Por qué ‘Tres anuncios en las afueras’ no debería ganar el Oscar

No nos engañemos. Las nominadas a los Oscar son, antes que buenas películas, herramientas de marketing. Moonlight era una gran producción, pero también una contundente aliada para responder a los Oscar So White. Ahora estamos en plena era Trump, en el año del movimiento Time’s Up, y aún nos quedan décadas para saldar esa eterna deuda con la cultura afroamericana (el éxito de Black Panther es un claro ejemplo).

Tres anuncios en las afueras parece reunir todos los requisitos para optar a mejor película del año, o, lo que es lo mismo, mejor filme para que la Academia demuestre lo progre y reivindicativa que es: violencia policial contra la población negra, casos de violación, una mujer de mediana edad como protagonista... Lástima que, en realidad, los académicos no hayan dado ni una: una protagonista no es suficiente para enviar un mensaje feminista; la violación sufrida por una joven o el maltrato al que ha sido sometida una madre no compensa la corrupción en una industria que ha dado cobijo a Harvey Weinstein; y las trifulcas raciales que se denuncian a lo largo de la historia pierden fuelle al comprobar la escasez de actores afroamericanos que trabajan en el filme.

Esta producción es un reflejo superficial de EE UU que no terminar de cargar las tintas contra ese racismo, ese machismo y esa violencia de la que tanto habla. Una pena que Hollywood solo busque exonerar sus culpas y haya creído ver en Tres anuncios en las afueras su propia redención sin pararse a analizarla antes.

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