Steve Carell: "No sé por qué me ofrecen papeles patéticos"

Aprovechamos el estreno de 'Gru: Mi villano favorito 2' para hablar con el hombre que fue 'Virgen a los 40' y jefecillo de 'The Office'. Sí, le preguntamos por 'Anchorman 2'. Por YAGO GARCÍA
Steve Carell: "No sé por qué me ofrecen papeles patéticos"
Steve Carell: "No sé por qué me ofrecen papeles patéticos"
Steve Carell: "No sé por qué me ofrecen papeles patéticos"

Aunque su tipo físico y su simpatía personal (que, damos fe, es auténtica) sean ideales para encarnar a tipos entrañables a la par que patéticos, Steve Carell tiene un lado oscuro que a veces sale a la luz. El actor de Massachusetts, a punto de cumplir unos 51 años muy bien llevados, ha encarnado sin ir más lejos a Michael Scott, el repugnante jefecillo de The Office. Y, por si eso no fuera bastante, también le presta su voz a Gru, un genio del mal siniestro donde los haya. Eso sí: en Gru: Mi villano favorito 2, este sujeto de facha patibularia y nariz de guadaña parece haber cambiado definitivamente de bando. Ya no es sólo el padre adoptivo de tres huerfanitas, sino que también se ha hecho miembro de una agencia de espionaje internacional.

Así las cosas, la primera pregunta a la que Carell responde en esta mañana madrileña es inevitable: ¿resulta más divertido encarnar a un villano que quiere ser malo, pero no le sale, o a un Gru que ya está de parte de los buenos? "La primera película fue muy divertida porque en ella exploramos al personaje, dándole forma. Esta secuela fue más complicada porque, ahora, Gru tiene responsabilidades, y hay problemas en su vida que él nunca hubiera imaginado". Problemas que incluyen, por ejemplo, asumir que la mayor de sus hijas adoptivas empieza a fijarse en los chicos. Dado que nuestro interlocutor es el padre de dos retoños en la vida real, ¿le ayuda eso a ponerse en el lugar de Gru? "Es algo con lo que podía identificarme, desde luego. En la primera parte me fijé en el hecho de que el personaje se hacía cargo de tres hijas, algo que se vinculaba a la experiencia de la paternidad: es algo que vuelve tu mundo de arriba abajo". Como explica Carell a continuación, a todos los papás les aguarda otro paso trascendental cuando la pubertad acecha en el horizonte: "Mi hija mayor tiene ya doce años, y dentro de poco se le pasará por la cabeza la idea de tener novio: ahora, lo que toca es el riesgo de convertirte en un padre sobreprotector".

Si algo queda claro es que, lo que es a Gru, no le cuesta ningún esfuerzo ingeniar complots malignos, pero los desafíos de la vida cotidiana le siguen viniendo grandes. Hallándonos ante el hombre de Virgen a los 40, surge otra pregunta de cajón: ¿qué tendrá Steve Carell para atraer de esta forma a los personajes tan poco aptos para la vida? "Pues no lo se, porque como salta a la vista soy todo un machote. Me sorprende mucho". Imagina a Carell diciendo esto sin inmutarse, y entenderás por qué el resultado de la frase es un grupo de periodistas (y una intérprete) riendo a carcajadas. "Es interesante ver el flashback en el que aparece Gru de pequeño: ahí se aprecia que lleva toda su vida intentando que las chicas le hagan caso, es algo muy divertido pero a la vez muy triste, y con lo que puede empatizar mucha gente. Él es un experto en las cosas de ser un villano, ser un genio del mal y todo eso: todo lo que tiene que ver con el amor y con las citas le queda muy lejos. Por eso es tan divertido".

En todo caso, tenemos a un personaje que quiere ser malo (o malísimo), pero que sólo logra hacerse más y más heroico con cada aventura. ¿Le convierte eso en un perdedor? "No: le vuelve más complejo, y añade más matices a su forma de ser. Ya sé que no es habitual hablar así de un personaje de animación, pero sus cambios afectan a lo que hace, no a lo que es. Siempre se sentirá como en casa en el mundo de los supervillanos, las conspiraciones y los grandes conflictos. Y siempre lo echará de menos", indica Steve Carell. Y remacha: "Cuando pienso en Gru, me digo que tiene un corazón de bronce, no de oro. Hará cosas buenas, pero nunca será un santo varón". ¿Es difícil preparar un personaje así? "No hay nada difícil en hacer animación: es sencillo, divertido... Y, sobre todo libre: llegas al estudio, recitas el guión con todas las variaciones posibles para cada línea, y todo ello sin ver a nadie ni interactuar con nadie" Pero, explica, puede suponer un desafío: "La única dificultad es hacer que tu voz suene a la de una persona, no a la de alguien que lee líneas en un papel. Pero, básicamente, es una gozada".

Llevamos ya casi media hora de charla, y parece que aquí falta algo. ¿De qué se tratará? Pues qué va a ser: nadie ha mencionado todavía a los minions. ¿Cómo se siente un actor con el prestigio de Steve Carell cuando una horda de bichos esponjosos y amarillos le roban el show? "Es parte de mi trabajo", responde con un gesto de humildad tan exagerado que todo el mundo vuelve a reír. "Cuando fui a ver la primera película con mi familia, mis hijos no hacía más que hablar de los minions. Dicho esto, me siento orgulloso de tener un papel en las películas, porque esos bichos son lo más parecido a los Hermanos Marx que he tenemos hoy en día". Palabras mayores... Pero dejémosle proseguir: "Son graciosos, violentos y adorables a la vez, y puedes ver sus gags una y otra vez. Cuando leí el guión por primera vez, no tenía ni idea de qué pinta iban a tener, y creo que su diseño final fue un golpe de genio: no tienes más que verlos, y ya te caen bien".

Ahora bien: es posible que nuestra imagen de Carell como tipo gracioso cambie en breve. Su siguiente película en estrenarse será Foxcatcher, la historia real de un asesinato en el mundo del atletismo, en la cual dará vida a un papel pensado para Gary Oldman, nada menos. "¿Que si creo que Foxcatcher me abrirá nuevos caminos? Eso está por verse. Lo que sé es que es una película muy intensa. El director es Bennett Miller (Capote, Moneyball), y trabajar con él ha sido toda una experiencia, porque resulta mucho más oscura que cualquier cosa que haya hecho antes. Ya veremos". Bueno, pues nosotros nos dejamos de seriedades, porque sale en la conversación Anchorman: The Legend Continues, la secuela de la comedia más incalificable sobre el mundo del periodismo. "Rodarla ha sido una experiencia totalmente distinta a Foxcatcher. Es ridícula, estúpida y creo que será extremadamente divertida". Nos alegramos mucho de oír eso.

Y, al hilo de Anchorman 2, cabe preguntarle su punto de vista acerca de la generación de comediantes en la que suele englobársele: la de actores como Ricky Gervais y directores como Judd Apatow. "La comedia es un género en mutación perpetua. Ahora mismo, por ejemplo, las intérpretes femeninas están en alza, con gente como Tina Fey, Amy Poehler, Melissa McCarthy... Ellas están creando personajes e historias buenísimas y diferentes. Siempre es bueno que surjan voces nuevas". Vale, pero ¿y en lo que toca a sus colaboraciones? "Sólo he trabajado una vez con Ricky Gervais, aunque somos amigos desde hace tiempo. La primera vez que vi la versión británica de The Office, apagué el vídeo en cuestión de minutos, porque pensé: 'Si sigo viendo lo que hace este tío, voy a acabar copiándole, porque es buenísimo".

Por otra parte, no debemos perder de vista que la carrera de Steve Carell ha estado casi siempre dedicada a la comedia. ¿Piensa él que tiene una responsabilidad para con el género? ¿Cuál es su actitud hacia la tarea de hacer reír a la gente en tiempos de crisis? "Si me pongo a soltar alabanzas a la comedia, voy a sonar pretencioso. Pero desde luego que creo que tiene un lugar en el mundo: hablando desde mi propio punto de vista, es un alivio cuando llego a casa y encuentro algo que puede hacerme reír al final de la jornada. Eso supone un alivio momentáneo para días que, a veces, pueden hacerse muy estresantes". ¿Y, sobre el tópico que afirma que la comedia siempre ha estado menospreciada por la crítica? "Caerle bien a los críticos es muy agradable, pero no conviene sobrevalorarlo: al fin y al cabo, una crítica representa la opinión de una sola persona".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento