[SPOILER] ¿Qué sentido tienen los dados de Han Solo?

De como un detalle muy menor del Halcón Milenario en la primera 'Star Wars' ha pasado a convertirse en ¿icono? de la saga por arte de Disney.
[SPOILER] ¿Qué sentido tienen los dados de Han Solo?
[SPOILER] ¿Qué sentido tienen los dados de Han Solo?
[SPOILER] ¿Qué sentido tienen los dados de Han Solo?

SPOILERS DE 'HAN SOLO: UNA HISTORIA DE STAR WARS'

Seguramente algunos espectadores de Star Wars: Los últimos Jedi ya se quedaron con el morro torcido cuando los vieron por primera vez. Y nuestro reencuentro con ellos en Han Solo: Una historia de Star Wars nos ha dejado con dos preguntas. La primera: ¿de dónde han salido? Y la segunda, ¿qué sentido tienen en la historia? Estamos hablando, por supuesto, de los dados dorados, un fetiche del personaje que apenas recordábamos... pero que, de golpe, se ha convertido en uno de sus elementos icónicos, o eso quieren que creamos. Ojo, porque la explicación y las especulaciones que empiezan ahora contienen SPOILERS. 

Para empezar, como previene un artículo en Mashable, hay que decir que Rian Johnson y el equipo de marketing de Disney no se inventaron los dichosos dados de un día para otro. Estos se encontraban ya en el Halcón Milenario a la altura de la primera Star Wars en 1977, sólo que apenas pueden verse en un plano o dos y, por supuesto, el Han de Harrison Ford no les muestra un apego especial. De hecho, ni siquiera lucían símbolos alienígenas. Eran unos dados terrícolas de toda la vida, y su inclusión se limitaba a ser uno de tantos guiños a la cultura teen de los 60 y los 70 que George Lucas y su gente insertaron en la película.

[SPOILER] ¿Qué sentido tienen los dados de Han Solo?

Asimismo, según Wookieepedia, la aparición de los dados estaba ya prevista a la altura de Star Wars: El despertar de la Fuerza, pero se quedaron fuera del montaje final. Y, sin embargo, a la altura de Los últimos Jedi ya son un recuerdo de Han lo bastante valioso como para que Luke Skywalker se los entregue a Leia a modo de despedida (y para que Kylo Ren tenga un bonito y simbólico momento tratando de cogerlos y descubriendo que son sólo una ilusión). Algo traído por los pelos, desde luego, y que también delata su condición de gancho para un spin-off.

Como sabemos, ese spin-off ya está aquí. Y, si esperabas que en él los dados de Han Solo serían el pretexto para una subtrama con gancho, o al menos el detonante de un momento emotivo de verdad, te habrás llevado una decepción bien gorda. Efectivamente, vemos cómo el contrabandista los obtuvo (cogiéndolos del salpicadero de un speeder robado), y también sabemos que son para él la prenda de un amor perdido, porque se los entregó a Qi'ra, su primer amor, cuando huyó de su planeta natal. Todo muy bonito en teoría. Pero, en la práctica, el valor emocional que las imágenes y el guion le otorgan a este objeto es prácticamente nulo. Igual, si nos preguntan, que la química entre Alden Ehrenreich Emilia Clarke.

[SPOILER] ¿Qué sentido tienen los dados de Han Solo?

Nuestra teoría, bastante obvia por lo demás, es la siguiente: dado que en Disney nadie da puntada sin hilo, los dados fueron concebidos como una estrategia de marketing para crear expectación de cara a Han Solo. De hecho, es posible que la idea asomara nada más instalarse Kathleen Kennedy en su nuevo despacho, cuando la casa de Mickey Mouse compró Lucasfilm y empezó a hacer planes para maximizar la rentabilidad de la saga galáctica. Pero, tras llegar a la pantalla, ¿lograron suscitar nuestro interés en el pasado del contrabandista? Pues más bien no.

Esta falta de interés acabó resultando toda una profecía. Si bien el filme de Ron Howard (y de Phil Lord Chris Miller) es mucho más correcto de lo que su mala taquilla puede llevarnos a pensar, traiciona una de las esencias de la trilogía original de Star Wars (que, además, es un nexo con el western clásico, una de sus grandes influencias). Al igual que Alan Ladd en Raíces profundas o que Clint Eastwood en El jinete pálido, Han Solo es un hombre sin pasado, que aterriza de rebote en una historia que no es la suya y cuya historia previa sólo conocemos por rumores. O, como en este caso, por ese material desperdigado en novelas y cómics que bien podría ser cierto o un mero cotilleo galáctico.

Así pues, la historia de los dados de Han Solo demuestra cuáles son los grandes enemigos de un mito pop: la codicia de los ejecutivos, el exceso de información y la indiferencia que viene asociada a un obvio mecanismo de marketing. A partir de ahora, el mayor granuja de la galaxia, su amigote Chewbacca y el siempre desastrado Halcón Milenario tienen una biografía... pero, a causa de ello, tienen mucha menos historia que antes. Por mucho que digan algunos, incorporar mujeres y personas de razas no blancas o introducir argumentos que se cuestionan las nociones tradicionales sobre el heroísmo no son actos de traición contra Star Wars. Pero ahogar en clichés a una de sus figuras más entrañables si que lo es. Y de qué manera.

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