[Sitges 2015] Día 2: De testamentos (y sólo alguno, realmente nuevo)

Joel Edgerton debuta en la dirección con 'El regalo', mientras Eli Roth regresa con 'Knock Knock' y el belga Jaco Van Dormael presenta una nueva película inimitable.
[Sitges 2015] Día 2: De testamentos (y sólo alguno, realmente nuevo)
[Sitges 2015] Día 2: De testamentos (y sólo alguno, realmente nuevo)
[Sitges 2015] Día 2: De testamentos (y sólo alguno, realmente nuevo)

¿De qué se habla hoy en Sitges? De que regresamos al festival que todos conocemos, que lo de ayer pudo haber sido un pequeño espejismo. ¿Qué ha regresado? Los retrasos en salas y las películas que se disparan en su propio pie. Pero bueno, también se habla y bastante de dos de las películas que hemos podido ver hoy, aunque en distintos términos, como son Knock Knock y The Gift. Proyectadas una tras otra, han dividido opiniones. Y la nuestra es la que encontraréis a continuación.

¿Qué hemos visto? Jaco Van Dormael regresa al festival con El nuevo nuevo testamento y lo cierto es que sigue manteniendo ese toque especial que hace de su filmografía algo único e inimitable. Y es que antes de que films como Lèolo o Amélie pusieran de moda el realismo mágico hablado en francés, Dormael ya había dirigido la magnífica Toto el héroe, que anticipaba lo que con el paso del tiempo ha ido explorando en el resto de su obra. Aquí decide meterse en terrenos pantanosos para contarnos la historia de la hija de Dios, tal cual, representando el mundo en el que vive y el viaje que inicia para restablecer las cosas como ella cree adecuadas. Y claro, tiene diez años, necesita nuevos apóstoles y para eso elige como centro de su aventura la mismísima Bruselas. Es un film imaginativo, con genuinos momentos de humor y una candidez que habría derretido a Frank Capra. Y aunque es cierto que va perdiendo fuelle según avanza, y que es un poco cursi de más, el resultado en global es bastante destacable. No hay ninguna otra película así, y la singularidad siempre es digna de agradecer.

Con El regalo, Joel Edgerton debuta en la dirección con un filme que explora los espacios familiares para a posterioridinamitarlos en un trabajo cercano a lo teatral, en la forma en que se acerca a sus tres personajes principales y los retuerce hasta que den todo lo que tienen de sí e incluso más, mediante giros de guión creados al servicio del espectáculo y no necesariamente coherentes. La intriga está bien medida la mayor parte del tiempo, sus protagonistas hacen un buen trabajo y es en global un film sólido con un final de impacto, al que sólo se le puede achacar el estar carente de algo más de personalidad y el remarcar las cosas en exceso.

Algo parecido le ocurre a Knock Knock de Eli Roth, nuevo filme del autor de Hostel que regresa a Sitges para adaptar a su propio universo una premisa cercana a Funny Games pero extirpándola absolutamente toda la capacidad de generar debate. Aquí, simplemente un par de atractivas jovencitas secuestran a un Keanu Reeves recién salido de la Escuela de Método Nicolas Cage y le hacen pasarlo mal durante 90 minutos. A nosotros como espectadores también, dicho sea de paso, pero no de la forma que querrían sus responsables sino mediante el tedio. Repleta de incoherencias, ni siquiera su humor socarrón es capaz de alzar un film tan gratuito como poco consciente de que su mensaje es contradictorio. Y algún momento funciona, sí, pero más por acumulación de los que no; vamos, por contraste. Probablemente, la peor película de Eli Roth hasta la fecha, y muy lejos de su disfrutable y salvaje The Green Inferno, aún inédita en salas de cine.

El resto del día nos hemos movido por las secciones paralelas, y hemos pasado un buen rato con Summer Camp de Alberto Marini, que comparte con el de Roth el tener a pocos personajes y usarlos todo lo posible para generar contrastes, y el que su guión esté diseñado en favor del shock, dejándose agujeros de tamaño considerable. Se perdonan porque tiene ritmo, se reinventa cuando debe hacerlo y su traca final es muy reconfortante. Si tan sólo [REC] 4 hubiera sido la mitad de entretenida, todos habríamos ganado, pero al menos en este caso Filmax ha dado con la tecla en un film que sin ser una maravilla tiene potencial para convertirse en un hit internacional y un pequeño triunfo para el cine de género en nuestro país, en la categoría de Musarañas, Lobos de Arga o Emergo.

Para cerrar el día nos atrevimos con el film sueco que ayer aparecía en la portada del diario del festival, Alena, una historia ambientada en un colegio femenino y que acude a todos los tópicos posibles para construir su discurso, cogiendo tantas cosas de aquí y allá que al final no le queda nada a lo que agarrarse. La adaptación del cómic homónimo de Kim W. Andersson habla sobre la llegada a este centro de una alumna introvertida, que poco a poco se verá acosada por el grupo de las chicas guays, lideradas por una versión femenina de Draco Malfoy. Sí, ya lo habéis visto, y mucho mejor. Al final queda como un pastiche de muchos que no ofrece nada. Un film frío, carente de cualquier interés, que ni ahonda en sus personajes ni en los conflictos que quiere plantear. Ha sido francamente decepcionados. Pero bueno, no pasa nada, mañana será otro día.

¿Con quién hemos hablado? No con demasiada gente, pero en Sitges, como en todo festival de cine que se precie, las conversaciones en las colas suelen ser a veces oro puro. Esperando para poder entrar a Summer Camp en su pase del Auditori, escuchamos cómo entre un grupo de tres amigos, uno se preguntaba si merecería la pena levantarse a primera hora para ver Anomalisa, ante la insistente recomendación de uno de ellos. El dudidativo no conocía a Charlie Kauffman, y la cosa quedó en que iría a verla -o no- en base a lo que el recomendador pusiera en su cuenta de Instagram. Literal. Se viene una revolución, parece ser.

¿Qué nos hemos perdido? La recien citada Anomalisa, de Charlie Kauffman. La recuperaremos (nosotros sí, sin necesidad de opiniones en Instagram) mañana mismo.

Termómetro: Las tres películas a concurso vistas hoy pueden ser muy del gusto del festival, así que cabría esperar que Jason Bateman ya optase al premio al mejor actor (es lo mejor del film, a pesar de lo endeble que resulta su personaje) y no descartemos que la dupla Ana de ArmasLorenza Izzo estén ya en las quinielas como actrices. Se entregan al desfase y eso suele valorarse. No obstante, la de Jaco Van Dormael podría arrasar con todo y tal como está de momento la cosa, no nos parecería mal.

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