[Seminci 2018]: ‘La mujer de la montaña’ y ‘A Land Imagined’, o crónicas de una catástrofe anunciada

La competición oficial del certamen pucelano se clausura con dos visiones de tono contrario sobre el daño ecológico y humano, consecuencia del capitalismo salvaje.
[Seminci 2018]: ‘La mujer de la montaña’ y ‘A Land Imagined’, o crónicas de una catástrofe anunciada
[Seminci 2018]: ‘La mujer de la montaña’ y ‘A Land Imagined’, o crónicas de una catástrofe anunciada
[Seminci 2018]: ‘La mujer de la montaña’ y ‘A Land Imagined’, o crónicas de una catástrofe anunciada

El imprescindible Jonathan Crary explica en el arranque de 24/7. El capitalismo al asalto del sueño cómo a finales de la década de los 90 un consorcio espacial rusoeuropeo anunció su plan de construir y poner en órbita varios satélites que reflejarán la luz solar en la Tierra constantemente, de tal modo que se podría iluminar sin cesar zonas del planeta durante las horas nocturnas. Esto es, “habría luz del día durante toda la noche”. El ejemplo es uno de los varios casos que cita el teórico con el objetivo de exponer cómo la economía neoliberal globalizada, propia del mundo capitalista del siglo XXI, busca que los humanos pasemos nuestro tiempo gastando continuamente, tratando de interrumpir todos nuestros ciclos naturales, desde el hambre y el sexo hasta el sueño, la última frontera.

A Crary le interesaría sin duda A Land Imagined, el tercer largometraje del singapurense Yeo Siew Hua y la ganadora del Leopardo de Oro en el último Festival de Locarno, en la que ninguno de sus protagonistas es capaz de alcanzar el sueño. La película, una cinta de corte noir que bordea el cine fantástico, nos traslada a una de los muchos terrenos costeros que Singapur ha ido ganándole al mar –importando, a menudo de manera ilegal, arena de las costas de Malasia, Vietnam o Indonesia–, hoy transformados en paisajes industriales devastados o nuevas islas con altísimos rascacielos en construcción, producto de la avaricia del hombre. De una de esas obras, en la que los trabajadores se encuentran en régimen esclavista, desaparece un día el obrero Wang, cuyo caso acaba en manos del detective Lok. “Solía soñar mucho cuando era joven”, dice el policía en un momento del filme, y sus palabras, un lamento a causa del insomnio perpetuo que sufre, nos trasladan a la historia del obrero desaparecido, a quien la falta de descanso y las muchas horas de trabajo le han transformado en una suerte de zombi indemne a los efectos de los somníferos. Sueño, vigilia y realidad se confunden, así pues, en este sutil y estimulante trabajo que nos traslada a las inquietantes estampas de la alineación postindustrial y la deshumanización postcapitalista.

https://vimeo.com/267209083

En la misma línea apocalíptica (y con motivo), aunque, eso sí, ofreciendo risas a cascoporro, se presentó también ayer en la 63ª Seminci La mujer de la montaña, del islandés Benedikt Erlingsson. La pequeña isla nórdica lleva varios años destacando en el circuito de festivales, y el nuevo filme del director de De caballos y hombres no defraudará a aquellos que disfrutaron de su humor peculiar, entre la irreverencia y el absurdo. En La mujer de la montaña, no obstante, la trama es más compacta y sigue a una amazona/vikinga/guerrillera –y uno de los personajes femeninos de este 2018– en su combate a muerte contra los desmanes de las grandes compañías energéticas de su país. Al mismo tiempo, Halla (Halldóra Geirharðsdóttir) acaba de recibir la noticia de que el gobierno ucraniano le ha dado luz verde para adoptar a una niña huérfana, por lo que tendrá que tomar una decisión al respecto: ayudar a salvar el planeta o su felicidad personal. En su coda final, esta comedia de apariencia amable –sus running gagsson especialmente divertidos– no deja lugar a dudas: riamos mientras podamos.

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