[Seminci 2014] La comedia de autor desembarca en Valladolid

'La fiesta de despedida' se convierte en la favorita del público, mientras que Bong Joon-ho encandila en la primera 'master-class' del Festival.
[Seminci 2014] La comedia de autor desembarca en Valladolid
[Seminci 2014] La comedia de autor desembarca en Valladolid
[Seminci 2014] La comedia de autor desembarca en Valladolid

¿De qué se habla en Valladolid hoy? Del derroche de simpatía, generosidad y modestia del cineasta coreano Bong Joon-ho, homenajeado, jurado y programador de la 59ª SEMINCI, que ayer brindó la primera de las clases magistrales del Festival a más de doscientos profesionales, cinéfilos y estudiantes en el Aula Mergelina de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valladolid. Durante más de dos horas, el director de Memories of Murder y Mother relató cuáles fueron sus comienzos, desveló alguna de las claves de su oficio y compartió sus filiaciones cinematográficas con los allí presentes.

A petición de Javier Angulo, Bong empezó hablando de su infancia y juventud dentro de la dictadura, lo que determinaría el contenido y la naturaleza de los personajes de sus películas más representativas. Como joven cinéfilo en los años 70 y 80, sin escuelas ni filmoteca, solo veía cine en televisión, clásicos europeos los domingos por la tarde, y las películas prohibidas de la AFKN, el canal televisivo de la Base Aérea Norteamericana en Seúl, donde se pasaban films de alto contenido violento y sexual. La otra influencia decisiva en Bong llegaría en su época universitaria, con el acceso a las películas japonesas prohibidas en Corea por la ocupación hasta el final de la 2ª G. M. Estas películas, entre las que se encuentran Onibaba, de Kaneto Shindô, Deseos impuros, de Shôei Imamura, o Cure, de Kiyoshi Kurosawa, pueden verse dentro de la programación del Festival con el título contenedor de “El cine que le inspiró”, y han estado seleccionadas directamente por Bong.

En otro de los momentos más perdurables de este encuentro, y al ser interpelado acerca del final cut de su última película, Snowpiercer, el coreano desveló que se las tuvo tiesas con Harvey Weinstein (en Hollywood se le conoce por Harvey “Manostijeras”) cuando se propuso recortarle veinte minutos del filme. Al reservarse el productor el corte definitivo, solo un test screening favorable con “la versión del director” impidió que la película se estrenase mutilada.

Entre sus últimos proyectos, el cineasta coreano ha producido Haemoo, la primera película de su co-guionista y asistente en Memories of murder, Shim Sung-bo, ya que dice, en Corea del Sur es muy habitual ese tipo de relación y de mecenazgo entre productores y jóvenes directores. A diferencia de España, y pese a que allí también se está sufriendo una crisis económica, las salas de cine siguen llenándose y son los patrocinios y las grandes empresas privadas (propietarias de las multisalas) las que están invirtiendo en nuevas películas.

Pese a que con cada nueva película suya se erige un clásico, el realizador coreano reconoció humildemente no contar todavía con un estilo ni un género propio, y elogió a aquellos artistas que como Hitchcock, Miyazaki o Almodóvar crean películas con un estilo único, difícil de suplir. Sí que reconoció participar en casi todas las decisiones creativas de cada una de sus películas, desde el storyboard, la composición del plano, el diseño de los escenarios, pero todo ello encaminado a crear un entorno de rodaje adecuado para el actor, en el que se puedan llegar a producir esas dos o tres revelaciones interpretativas que dotan de vida interior al filme.

Por último, y haciendo gala de un humor muy coreano o shojo manga, dijo que llevaba varios días con el pelo erizado como los gatos, debido a que, desde que llegó a España en un viaje de 13 horas en avión, está reescribiendo el argumento de la que será su próxima película, protagonizada por una chica con una personalidad peculiar (¿una My Sassy Girl al estilo Bong?)

También, tras el estreno de las películas de los grandes directores, el público de Valladolid se felicita por la llegada del humor a la programación oficial del Festival, ya que aunque el nivel de los cortos seguía siendo altísimo (Árbol y Saludos cordiales han vuelto a sorprender, uno en clave trágica y el otro como sketch cómico), los últimos largometrajes no habían respondido del todo a las expectativas creadas. Con Grietas en el hormigón, La fiesta de despedida y Parking, que se estrenará mañana en el Teatro Calderón, el Festival entra de la mejor manera posible en su recta final, emocionando y, lo que es más difícil, haciendo reir.

¿Qué hemos visto? Ayer fue día de óperas primas o de segundas películas, cuyos directores optarán por lo tanto al Premio Pilar Miró al Mejor Nuevo Director. Empezó la mañana a guantazo limpio con Risse im Beton (Grietas en el hormigón), la película del director austríaco de origen turco Umut Dag (La segunda mujer), quien ambienta su historia en una Viena desconocida de inmigración y delincuencia, despertando ecos de películas como American History X, Un profeta, o la española Alacrán enamorado, aunque por el tono de la violencia a veces la película se aproxima más a un chernuka del tipo Brother, de Balabanov. Aviso para navegantes: la sinopsis del catálogo de Seminci contiene spoilers.

Cambiando completamente de tercio, La fiesta de despedida, es una película germano-israelí protogonizada por un hilarante “quinteto de la muerte” con una media de edad rondando los 75 años. Dirige la pareja artística formada por Tal Granit y Sharon Maymon, reconocidos en Valladolid por sus cortometrajes Summer Vacation y Matar un abejorro (Espiga de Oro al Mejor Corto en el 2010), quienes logran encontrar la medida justa entre drama y comedia –es una historia sobre la eutanasia-, enriqueciendo la propuesta con gags y diálogos chispeantes desde el minuto uno. Podría verse como el anverso optimista de la desesperanzadora Arrugas.

La “tirisia” es la ausencia de espíritu, es la vida congelada, el último paso antes de la muerte. En su segundo largometraje tras Espiral, Jorge Pérez Solano rueda esta road movie rural sobre madres que abandonan a sus hijos para encontrar pareja. Así de paradójico, pero tan real como la historia en la que se inspira, ambientada en una zona que se conoce como mixteca baja, cuyo paisaje de cactus alargados fue el metafórico punto de partida para un director que rehuye de lugares comunes y no deja de explorar paisanajes como esa plaza expectante ante la llegada de un candidato electoral…

LA TIRISIA trailer from TIRISIA CINE on Vimeo.

¿Qué vino hemos catado? Un tinto de Pesquera cosechero, esto es, sin etiqueta, para celebrar el buen ojo de la Seminci a la hora de apostar por los nuevos realizadores. Lo hemos acompañado de unas patatas picantonas y de un surtido de croquetas variadas y contundentes que hicieron un poco más pesada la digestión de La tirisia, una película sobre la que no me importaría caer de nuevo.

Espigadera: Como pensamos que la comedia no es un género menor, sino el más grande todos, ahí está La fiesta de despedida optando a las principales espigas (aunque el que se lleva seguro es el del Público, vistas las puntaciones que se dejaban en las hurnas, y el de Mejor Guión). Grietas en el hormigón podría optar también al Premio al Mejor Director. Y no hay que descartar que el cineasta mejicano Jorge Pérez Solano se lleve el Premio Pilar Miró.

¿Qué nos espera mañana? Alguien a quien amar, o el cine escandinavo, apuesta segura, entrando en las quinielas del festival. La película turco alemana El corderito dentro de la Sección Oficial y una Mesa Redonda de Cine Turco participada por Nando Salvá, Javier H. Estrada, Gianni Ottone y Ahmet Baciglou. Y además, una nueva clase magistral abierta al público, en esta ocasión la del cineasta Pablo Berger (Blancanieves, Torremolinos 73).

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