[SEFF 2018] 'Atardecer' o la autopsia austrohúngara de László Nemes

El oscarizado cineasta abruma con la crónica de los estertores previos a la Primera Guerra Mundial
[SEFF 2018] 'Atardecer' o la autopsia austrohúngara de László Nemes
[SEFF 2018] 'Atardecer' o la autopsia austrohúngara de László Nemes
[SEFF 2018] 'Atardecer' o la autopsia austrohúngara de László Nemes

Un par de temporadas después de proclamarse rookie del año y acumular premios, vueltas al ruedo y laureles casi unánimes con la impresionante El hijo de Saúl, László Nemes despacha su cara B, que ya presentó en Venecia con no tanto entusiasmo crítico como su ópera prima. En Atardecer, el director sigue fiel a su estilo tour de force de seguimiento en tercera persona, aunque cambiando el barro de la Segunda Guerra Mundial por los oropeles que precedieron a la Primera. El esplendor antes del caos, el tintineo de la lámpara de araña antes de estamparse contra el suelo en mil pedazos.

Así, el filme se centra en una protagonista que es puro macguffincon patas: una joven sombrerera que recorre el Budapest de 1913 buscando a su siniestro hermano evaporado e intentando colocarse en la empresa familiar venida a menos. En mitad de su interminable periplo (casi tanto como las dos horas y media de metraje, en ocasiones similar a montar en un tiovivo con caballos percherones), la chica se topará con toda una retahíla de enigmas familiares, cloacas palaciegas, mascletás anarquistas y, sobre todo, la semilla oscura de una maldad congénita y universal que traerá los lodos bélicos ya conocidos.

Virtuoso funambulista, Nemes tensa el hilo narrativo y emocional de Atardecer en demasía, confiando en su abrumadora puesta en escena, la belleza puntual de algunos crepúsculos y decadencias y la mirada perdida y desvalida de su omnipresente protagonista, una Juli Jakab que en ocasiones se da un aire a Emma Watson (durante la película hay tiempo de sobra para buscar parecidos razonables). Y es que, cuando el cine intenta desesperadamente agarrar al espectador por los hombros, zarandearle y gritarle: “¡Interésate! ¡Emociónate!”, el castillo de naipes se suele derrumbar a los primeros soplidos. Aunque, eso sí, si se logra el propósito los efectos pueden ser devastadores. ¿Quién necesita medias tintas si se puede tener doble o nada?

Atardecer se estrena el 11 de enero en España

Mostrar comentarios

Códigos Descuento