Sam Neill recuerda que intentar ser James Bond fue toda una pesadilla

"Bond, James Bond". Parece que no hay un solo actor al que no le parezca un sueño decir esa línea de diálogo. ¿Seguro? Pues al menos, a Sam Neill la experiencia le resultó un mal sueño, según ha explicado en una entrevista que ha mantenido con el diario británico The Telegraph.

En los años 80, cuando la franquicia del agente secreto buscaba un nuevo rostro para protagonizar 007: Alta tensión, tres opciones se abrían ante los productores: Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Sam Neill. 

Con motivo del estreno de uno de sus últimos trabajos, Sweet Country, el periódico recupera una entrevista con el actor neozelandés mantenida en Venecia y en la que ha recordado la experiencia y explica por qué nunca ha querido ser una estrella de la gran pantalla.

"Ni me preguntes por eso. Fue una pesadilla. Aquel día aprendí la lección de que no debes dejar que tu agente te empuje a hacer algo que no quieres. Fue la última vez".

"Es interesante estar en el festival. Mi amigo Bryan Brown y yo podemos ir a cualquier sitio de Venecia. Podemos tener una vida. No voy a decir nombres, pero hay gente en nuestro hotel... no hay dinero en el mundo que me compensara tener esa vida... hay invitados en mi mismo pasillo con seis vigilantes en la puerta ¡SEIS! Tienen que vivir con eso".

"Cuando llegas a eso, has perdido lo que conocemos como vida. De modo que estoy muy tranquilo con la carrera que he tenido. Me ha permitido grandes privilegios y muy pocas pérdidas".