Queja del día: Dejad de exigirle a Rian Johnson que os explique 'Los últimos Jedi'

El director del episodio IX de 'Star Wars' está hasta las narices de rendir cuentas por los puntos más polémicos de su filme. Y tiene razón
Queja del día: Dejad de exigirle a Rian Johnson que os explique 'Los últimos Jedi'
Queja del día: Dejad de exigirle a Rian Johnson que os explique 'Los últimos Jedi'
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Lo hemos leído en io9 y no damos crédito: la web estadounidense se ha puesto a contar todas las veces que Rian Johnson se ha visto 'obligado' (nótense las comillas) a dar explicaciones sobre el guion y la puesta en escena de Star Wars: Los últimos Jedi… y le han salido nada menos que 13 puntos de la película acerca de los cuales el director ha dado explicaciones, bien en entrevistas, bien en redes sociales. A estas alturas, uno ya no sabe qué ha sufrido más daño: si la garganta y las manos de Johnson (a base de dar declaraciones y escribir posts), las huellas dactilares de más de un warsie (de tanto aporrear el teclado para llenar de insultos la cuenta del cineasta en Twitter) o la paciencia de muchos lectores, hartos de leer circunloquios sobre la octava película galáctica.

Así, Rian Johnson se ha manifestado acerca de por qué los padres de Rey no pertenecían al clan Skywalker ("Hacerla hija de 'alguien' habría sido lo más fácil"), por qué Luke Skywalker se presenta con ese aspecto a su encuentro final con Kylo Ren ("Para tener el máximo efecto sobre Kylo, porque sabe que su talón de Aquiles es la rabia") o por qué la Amilyn Holdo de Laura Dern decide convertirse en la primera kamikaze a velocidad luz ("Ella se sienta y lo hace, ¡joder! [...] Es algo que se le ocurre en el último momento") o por qué en el filme aparecer nuevas formas de usar la Fuerza ("Hemos olvidado que en cada película [de la trilogía original] se sacaban de la manga nuevos poderes según les convenía: la telequinesis está en El Imperio contraataca, pero no en Una nueva esperanza"). Y estos son unos pocos ejemplos extraídos de una docena larga.

Aunque io9 no presenta sus citas de Johnson en orden cronológico, nosotros notamos un tono de exasperación que se va haciendo cada vez mayor de declaración en declaración y de tuit en tuit. Y lo entendemos: cuando uno tiene que dar explicaciones sobre por qué su película de Star Wars tiene momentos cómicos, es normal que se harte de vivir. Por cierto, que la respuesta de Johnson a esto es la que sigue: "Si eres un fan de Star Wars y tienes mi edad [44 años], tiendes a recordar la saga como si fuera una ópera, algo muy serio (...) pero también tienes que acordarte de Salacious Crumb [la mascota de Jabba el Hutt]". 

De hecho, a Johnson debemos agradecerle que alivie su obvio y creciente enfado con sentido del humor. Por ejemplo, uno de sus últimas respuestas en Twitter (fechada el 19 de enero) es este hilo de tuits, dirigido a los fans según los cuales Luke Skywalker no podía usar la Fuerza para crear una proyección de sí mismo. Ojo, porque tiene miga:

"Técnicas avanzadas de la Fuerza"

"Doppelganger, o similfuturus, permite a un Jedi crear un efímero duplicado de sí mismo o de un objeto externo que resulta virtualmente indistinguible del original".

Así pues, cuando los fans más irascibles se le suben a las barbas, el director se toma la molestia de acudir a su propia biblioteca, tomar de ella un libro oficial de Star Wars (publicado en 2010, cinco años antes del estreno de El despertar de la Fuerza) y buscar una descripción de aquello que él incluyó en su filme. Por supuesto, el volumen no indica que el "similfuturus" en cuestión pueda usarse para crear duplicados a media galaxia de distancia, pero ¿quién dice que la contención haya sido nunca un rasgo de identidad para esta saga?

Como señalamos en su momento, Los últimos Jedi tiene muchos detractores, algo que resulta positivo cuando crea debate y permite la aparición de críticas razonadas que hacen pensar, animando incluso a darles réplica si uno se halla en el bando opuesto. Pero gran parte del rechazo a la película se ha manifestado en forma de ataques puramente viscerales y que suelen limitarse al insulto puro y duro, cuando no a pataletas ridículas. Algo que resulta el doble de fastidioso cuando recordamos que este filme no sólo demuestra un gran conocimiento de la mitología warsie (amén de un raro valor por citar las precuelas explícitamente en lugar de fingir que nunca existieron). También es el trabajo más propiamente 'autoral' de la franquicia desde 1977.

Cualquiera tiene el derecho de decirle a un autor que no le ha gustado su obra. Incluso de decírselo con malos modos, aunque esto no sea deseable. Pero nadie tiene derecho a pedirle explicaciones, y menos aún cuando se trata de su teórica 'fidelidad' a un canon que, en resumidas cuentas, es un trabajo imaginativo y, sobre todo, colectivo. Tal vez el regreso de J. J. Abrams al Episodio IX devuelva las aguas a su cauce y calme los ánimos, pero esta historia sólo deja clara una cosa: si parte del fandom de Star Wars reacciona de esta manera ante una visión que se sale de sus expectativas, eso no dice nada bueno de él.

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