Por qué 'Mad Max: Furia en la carretera' no debería ganar el Oscar

¡Sed testigos! Nos lanzamos brillantes y cromados contra la furia motorizada de George Miller para que durante los Oscar nadie diga qué noche, qué hermosa noche.
Por qué 'Mad Max: Furia en la carretera' no debería ganar el Oscar
Por qué 'Mad Max: Furia en la carretera' no debería ganar el Oscar
Por qué 'Mad Max: Furia en la carretera' no debería ganar el Oscar

Poco importa que Mad Max: Furia en la carretera fuera la película del año para CINEMANÍA, durante los días previos a la entrega de los Oscar no tenemos ninguna piedad con los títulos candidatos. Y si El puente de los espías Brooklyn ya han recibido su vapuleo preceptivo, el regreso de George Miller a su saga de octanos chamuscados, desierto postapocalíptico y disparates sobre ruedas no iba a librarse pese a contar con toda nuestra simpatía. Al fin y al cabo, por varias razones Furia en la carretera debería ser una película más para nosotros que para unos premios tan encorsetados como los Oscar. Que Garci nos perdone.

George, tu peli es un mareo

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Sí, a mí un GIF como el de arriba también me activaría el dispensador automático de todos los premios que existen. Pero atención, pregunta: ¿alguien se explica por qué tanto Gravity (Alfonso Cuarón, 2013) como La vida de Pi (Ang Lee, 2012), que en sus respectivos años fueron las películas que más estatuillas se llevaron, acabaron sus sendas noches de Oscar con el eunuco de Mejor dirección pero no cataron el máximo galardón? Da la casualidad de que ambos filmes ponen el despliegue estético y la narración visual muy por encima de los componentes dramáticos de sus historias y, aunque la Academia fue lo bastante sensata como para reconocer a sus autores la habilidad técnica demostrada, decidió que ya era suficiente palmadita en la espalda para tantas "postales bonitas" y acabó entregando el Oscar de Mejor película a propuestas narrativas mucho más convencionales. Algo que, quizás, case más con la idea de cine que posee la mayoría sexagenaria, masculina y blanca de la Academia de Hollywood. ¿Te suena el asunto? Pues imagina qué puede pasar con una película tan delirante y heterodoxa como Mad Max: Furia en la carretera. Puede que George Miller tenga muchas papeletas para llevarse otro Oscar a casa (el primero lo consiguió en 2007 con Happy Feet) en la categoría de Mejor dirección, pero del de Mejor película puede irse despidiendo. "La esperanza es un error", dijo alguien.

Bonitos fuegos artificiales

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Quizás sea la crítica más repetida contra Mad Max: Furia en la carretera por quienes necesitan un mínimo de componente humano en sus historias de entretenimiento: el explosivo espectáculo visual está muy bien a todos los niveles, ¿pero para contar qué? ¿Una persecución interminable por el desierto que parece acabar momentáneamente tan sólo para volver a empezar de nuevo en dirección contraria? Hay quienes llegan a tildarla de mezcla nerviosa entre un videojuego tipo Mario Kart con un show de Cirque du Soleil plagado de explosiones. ¡Y lo dicen como algo negativo! Por ahí debe andar el parecer de la Academia, si tenemos en cuenta que las diez nominaciones de Furia en la carretera han ido a parar a apartados técnicos y ni una sola a sus intérpretes; Tom Hardy acude como candidato por El renacido. Cuando tienes un supuesto protagonista que gruñe mucho, una protagonista real que sólo se dedica a repartir estopa y la mayor parte de tu metraje se basa en el chisporroteo de vehículos estrafalarios en movimiento y gente hipermaquillada soltando proclamas locas, no esperes que los guardianes del star system tradicional vayan a brindarte reconocimiento.

¿Y dónde está Furiosa?

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Para ser una de las películas estandarte del reciente feminismo de mercado que se ha instalado en algunos productos culturales (o, al menos, en su lectura desde la cultura de masas), los académicos se han esforzado a conciencia para dejar fuera de las nominaciones a casi todo el talento femenino del filme... al  menos, delante de las cámaras. Afortunadamente, cuentan con su nominación correspondiente la montadora Margaret Sixel, la diseñadora de producción Lisa Thompson, la diseñadora de vestuario Jenny Beavan y las responsables de maquillaje y peluquería Lesley Vanderwalt y Elka Wardega. ¿Pero qué ocurre con Charlize Theron? No cuesta darse cuenta de que Imperator Furiosa es la auténtica protagonista de la película y, además, uno de los personajes femeninos más potentes que ha dado el cine de gran presupuesto reciente. Modelo y fuente de inspiración para fans en todo el mundo. ¿Dejarla fuera de las nominaciones responde a una prolongación de nuestro punto anterior? Vale que la actriz ya ganó el Oscar por Monster (con un papel mucho más típico, por cierto), pero eso no impidió que dos años después la volvieran a nominar por otro bastante más flojo que el de Furiosa: En tierra de hombres. Si este año Theron no está nominada, indica el desdén de la Academia hacia el corazón humano de Furia en la carretera.

Franquicias, cierra la muralla

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Una vez asumido que el máximo galardón de la Academia de Hollywood no queda a salvo de premiar remakes y adaptaciones cinematográficas de otros medios, todavía estamos a tiempo de limitar el reconocimiento a otra de las mayores pandemias de la industria cinematográfica: la secuelitis. Aunque lejana en el tiempo, Mad Max: Furia en la carretera es la cuarta parte de una franquicia como las que actualmente asolan los calendarios de próximos estrenos de las grandes productoras. Afortunadamente, las secuelas y capítulos de interminables sagas todavía no han mancillado el mayor reconocimiento académico del año, si dejamos como excepciones a El padrino: Parte II (Francis Ford Coppola, 1974) y El retorno del rey (Peter Jackson, 2003) —incluso teniendo en cuenta que, si nos ponemos finos, el de esta última podríamos considerarlo un premio conjunto en reconocimiento a toda la trilogía de El señor de los anillos—. No demos legitimidad para que en próximos años los títulos de las nominadas empiecen a llenarse de números, dos puntos y guiones. Los blockbusters son para el verano.

¿Desde cuando los fanboys dan los Oscar?

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Dejémoslo claro de una vez por todas: Mad Max: Furia en la carretera ha triunfado sobre todo entre cierta clase de público, muy ruidoso, omnipresente en internet y las redes sociales. Sí, tan volcado con la película como para lanzarse a la compra en masa de colorante alimentario para acceder al Valhalla. Desde su paso fuera de concurso por el pasado Festival de Cannes, la crítica también se volvió en apoyo de la película de Miller como si estuviera formada por Chicos de la Guerra cegados ante su ritmo imparable. Quizás vendría bien un poco de reflexión y pararse a considerar los valores de Furia en la carretera fuera de las corrientes de hype dominantes hoy en día en nuestra recepción de las películas acontecimiento de cada año. No es que los avejentados votantes de los Oscar estén al margen de un fenómeno así, pero ellos tienen sus propias corrientes de opinión y no suelen coincidir con las del tipo de público de Mad Max. Porque a ver, el día que la película favorita del año para Quentin Tarantino gane el mayor Oscar de la noche será difícil saber quién está más loco: nosotros o el mundo.

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