Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?

Hubo un tiempo en el que toda continuación que se preciara exhibía con orgullo su numeración romana. ¿Puede 'Frozen II' liderar un tímido resurgir de esa tendencia?
Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?
Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?
Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?

"Sabes que va a ser entretenimiento de calidad porque han usado números romanos para el dos". El tráiler de Frozen II salía a la luz y uno de los tuits más compartidos bromeaba así sobre el hecho de que su aspecto oscuro viniese reforzado con números romanos en su título. Las aventuras de Elsa y Olaf parecen haberse vuelto más adultas. ¿Algo tan frívolo como el tipo de numeración en el título puede afectar a la impresión inicial de la película?

La presencia de números romanos en nuestros días es algo cada vez menos habitual. De manera obligatoria se emplean en la nomenclatura de siglos, enumeración de miembros de dinastías o enumeración de eventos. Estas son sus funciones principales y a partir de ellas el resto de usos tienen más que ver con lo decorativo, lo ornamental.

Así que, si no estamos ante una imposición académica, el empleo de números romanos en los títulos de secuelas cinematográficas corresponde a una decisión estética. Como anunciaba el chiste inicial, su presencia implica una percepción distinta a la de los arábigos. Por lo tanto, igual que en el diseño de un cartel o la elección de caras para un reparto, estamos trabajando según y para la sensación de un público.

TIPOS DE TÍTULOS EN LAS SECUELAS

Antes de ahondar en las razones de los estudios para emplear esta o aquella numeración, veamos las diferentes opciones para nombrar una secuela:

Número arábigo moderno

Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?

La más evidente. Añadir el número de la secuela tal y como lo emplearíamos hoy en cualquier texto. ¿Angry Birds saca una segunda parte? Pues la titulamos Angry Birds 2. Sencillo.

Número romano

Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?

El caso que nos atañe. En vez de aplicar la numeración moderna, usamos números romanos. Es un método empleado por grandes sagas como Regreso al futuro, Rocky o Rambo.

Nuevo título renombrado

Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?

A veces los estudios exigen algo más de inventiva, y no basta con un número. Un recurso habitual es recuperar el título original y modificarlo ligeramente, de tal manera que la procedencia quede clara al mismo tiempo que se indica que estamos ante un nuevo episodio. Lo podemos ver en la saga Bourne, en la que el nombre del personaje principal es suficientemente poderoso como para obtener El caso Bourne, El mito de Bourne, El ultimátum de Bourne, El legado de Bourne y, directamente, Jason Bourne.Ocurre con Buscando a Nemo y Buscando a Dory. También en Antes del amanecer, Antes del atarceder Antes del anochecer.

Nuevo título junto al original

Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?

Un puente entre la anterior opción y la próxima. Queremos un título nuevo que añada información, pero sin atrevernos a eliminar la raíz original. Ocurre en la saga de Los Vengadores, en la que se mantiene este término con un nombre diferente tras los dos puntos, como en Vengadores: Infinity War o Vengadores: Endgame.

Nuevo título completamente original

Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?

No es tan habitual, pero ocurre. Son títulos que no añaden ninguna información sobre su predecesora, por lo que sin ver la película o su material promocional es imposible discernir si es una secuela. El color del dinero como segunda parte de El buscavidas son una buena pareja de ejemplo. Sagas como James Bond también lo hacen (Skyfall, El mañana nunca muere) aunque suelen emplear trucos en su promoción para hacer visible la pertenencia a un mismo universo, como colocar el 007 de manera que se intuya como parte del nombre.

Combinación de varias

Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?

Como opción final para diversas necesidades, podemos acudir a la lista y combinar algunas de las mencionadas. Es el caso de Terminator 2: El juicio final o Mad Max 2: El guerrero de la carretera, que cuentan con el título renombrado y el número 2.

TODO ESO ERA PARA QUE TE ENTERES

Cada una de las opciones antes desgranadas tiene el mismo objetivo: llamar tu atención y conseguir que acudas a las salas de cine. Si la primera parte funcionó en taquilla, probablemente el estudio quiera mantener el nombre y simplemente añadir un número, de Men in Black a Men in Black II. Si buscan otro tono, quizás aporten un título secundario que fuerce una característica de la cinta, como de Resacón en Las Vegas a Resacón 2: ¡Ahora en Tailandia!, reforzando un mensaje de locura y la comicidad. Al menos en teoría.

Nomenclatura de secuelas: ¿vuelven los números romanos?

Los títulos son etiquetas, es la información más condensada posible sobre lo que vas a consumir. Llegan antes que el cartel o el tráiler. Los estudios lo saben y gestionan auténticas obras de ingeniería literaria para no cometer errores, navegando entre el hallazgo del punto justo y el delirio absoluto. A este último grupo suelen pertenecer las inseguridades de los traductores en el extranjero. Malabaristas de las palabras que desconfían, quizá acertadamente, de la fidelidad del público, de su capacidad o su conocimiento de inglés. Así Ocean’s Twuelve se convierte en España en Ocean’s Twelve: Uno más entra en juego, por si acaso el espectador se hace daño pensando en qué querrá decir que sumen 11+1 en una película coral.

ENTONCES, NÚMEROS ROMANOS: ¿SÍ O NO?

Un estudio conducido a lo largo de 2006 por el estadounidense Journal of Consumer Research (vía The New York Times) indicaba que, ante un título más largo, el público se interesaba más, lo recordaba con más entusiasmo e incluso llegaba a valorar más positivamente una película que todavía no hubiesen visto. El número por si solo se percibía como un indicativo de que la secuela sería un clon de su predecesora.

Digamos que los números romanos murieron por su uso indiscriminado. Un recurso que tuvo su auge con El padrino: Parte II en la década de los 70 y que gozaría de buena salud en los 80 con sagas como Star Trek o las mencionadas Rambo y Rocky, sería pronto relegado a comedias ligeras (Porkys, El padre de la novia) perdiendo su encanto, su exclusividad, su valor como herramienta para convencer al público de la ambición o dimensiones épicas de un producto. Lo que hace tiempo gritaba calidad, poco a poco ha comenzado a resultar elegante solo en los relojes de pared.

La calidad de las propuestas de diseño en títulos de créditos cinematográficos ha aumentado tanto que el uso de números romanos se queda incluso corto a la hora de comunicar sobriedad a la audiencia. En un mundo en el que reboots y secuelas están a la orden del día, la apuesta por transmitir originalidad desde la promoción es cada vez mayor. Lo que en los ochenta servía, ahora resulta obsoleto. Spider-Man: Un nuevo universo es el ejemplo de una historia mil veces contada que resulta innovadora al apoyarse en una estética arriesgada, personal y coherente con su frescura narrativa, envolviendo desde los títulos de crédito.

Queda por ver si Frozen II resucita una tendencia ya olvidada. Solo una cosa queda clara: pongan el título que le pongan a la secuela de Detective Pikachu, iremos a verla.

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