No busques más: la película de gángsters de 'Solo en casa' no existe

Sin frases como "Yo te creo, pero mi ametralladora no", "Eres el único gallo de mi corral" o "Quédate con el cambio, sabandija asquerosa", nuestras navidades no serían lo mismo. Y seguro que las tuyas tampoco: son citas de Ángeles con almas sucias, ese clásico del cine de gángsters que tan útil le resultaba a Macaulay Culkin en Solo en casa y Solo en casa 2. Solo que, si alguna vez lo has buscado en los videoclubs o en internet, te habrás topado con la cruda realidad: se trata de un filme imaginario, concebido por el guionista John Hughes como un guiño a Ángeles con caras sucias, la obra maestra rodada por Michael Curtiz (Casablanca) en 1938.

Por supuesto, mucha gente se quedó a cuadros en su día al descubrir que Ángeles con almas sucias no existió nunca más que como herramienta para acongojar a Joe Pesci y Daniel Stern (y a un repartidor de pizzas indefenso) y para rendir tributo a las películas violentas y amorales que produjo Hollywood antes del Código Hays de censura. Uno de esas almas cándidas, sin ir más lejos, fue la de Seth Rogen, que tuiteaba de esta guisa el 25 de diciembre.

"Durante toda mi infancia, creí que esa peli vieja que Kevin ve en Solo en casa (Ángeles con almas sucias) era realmente una película antigua".

Y, gracias a este mensaje, descubrimos que aún hay gente que sigue mordiendo el anzuelo. Como el mismísimo Chris Evans, por ejemplo.

"¿¿¿No es de verdad???"

Otros fans se lo tomaron más a pecho, como corresponde a una película tan violenta.

"Voy a darte tres segundos para que retires eso". 

Y otros, para terminar, aportaron ideas constructivas.

"Deberíamos hacer un crowdfunding para producirla, con Tarantino dirigiendo".

Por otra parte, también los hay que recuerdan haberse dado cuenta del truco al ver a Ralph Foody y Michael Guido (los dos actores teatrales que interpretaron el sketch) en otras películas, como Granujas a todo ritmo y U.S. Marshalls. Tampoco faltan los que, transidos de la indignación, han citado la frase definitiva: "¡Quédate con el cambio, sabandija asquerosa!".