Naoko Yamada ('A Silent Voice'): La mejor directora de anime actual es millennial

Naoko Yamada es la fuerza viva más importante de Kyoto Animation, quien está marcando el camino a seguir para la compañía.
Naoko Yamada ('A Silent Voice'): La mejor directora de anime actual es millennial
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Naoko Yamada ('A Silent Voice'): La mejor directora de anime actual es millennial

En el anime siempre ha habido cierta tendencia a reconocer a los autores. Cuando en Disney aún hacían esfuerzos por ocultar quienes eran los directores de sus películas y en Europa se trataba a la animación como un género de segunda o tercera fila, en Japón individuos como Osamu Tezuka o Eiichi Yamamoto eran motivo de análisis crítico y reconocimiento público. Porque, ya desde muy temprano, entendieron algo esencial del cine, la animación y el arte: si alguien es capaz de generar una obra donde es posible leer ciertos rasgos distintivos que otros desean imitar, entonces es que ahí hay alguien que merece ser tenido en cuenta.

Eso puede chocar para quien conozca el mundo del anime. Con un sistema de estudios muy segmentado, donde Studio Ghibli solo es la cabeza más visible de una buena cantidad de compañías con idiosincrasias muy marcadas, podría parecer que en la animación japonesa importa menos el individuo que la marca. Y si bien también hay algo de eso, debemos entender que la realidad es ambivalente. Los estudios favorecen ciertas pautas, pero los autores son quienes las marcan.

Valga como ejemplo la persona que nos ocupa. Pues la actual Kyoto Animation es imposible de entender sin el trabajo de Naoko Yamada. Nacida en 1984 en la prefectura de Gunma, Yamada demostró un interés particular por el dibujo y la animación desde muy joven. Interés que derivaría por pasión hacia el arte en general, lo cual le llevaría a estudiar Bellas Artes en la universidad, con especialidad en pintura al óleo, involucrándose, además, en el club universitario de efectos especiales. Esto último acabaría por ser indicativo de cuáles serían sus intereses laborales: nada más salir de la universidad buscó un trabajo en el campo del cine.

Naoko Yamada ('A Silent Voice'): La mejor directora de anime actual es millennial

Y aunque lo intentó, se le puso por delante la compañía que aún hoy es su casa. Le ofrecieron trabajo en Kyoto Animation. Si bien se supone que su primer trabajo en la compañía fue haciendo in-between —realización de imágenes que van entre las ilustraciones clave de la animación— en la adaptación animada de Inuyasha, la primera vez que pudo apreciarse su buen hacer más allá de las imágenes de transición fue en Air, adaptación de una popular visual novel dirigida por Tatsuya Ishihara, donde pudo encargarse de las animaciones clave, o key animation, de algunas escenas de los últimos episodios de la serie.

Algo que le llevaría, menos de dos años más tarde, a encargarse de los storyboards y la dirección de algunos episodios de Clannad, también a cargo de Ishihara. Pero su oportunidad para demostrar su valía como directora no llegaría hasta un poco más tarde, pues no sería hasta el año siguiente que firmaría para Kyoto Animation el que ha sido uno de los mayores éxitos de la compañía tras La Melancolía de Haruhi Suzumiya, Lucky Star y la ya mentada Clannad. En verano de 2009 se estrenaba un terremoto llamado K-On!

De cabeza al hit parade

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Con dos temporadas emitidas entre 2009 y 2010, K-On! es la adaptación de un manga humorístico de Kakifly en el cual cinco chicas de instituto deciden salvar el club de música ligera. Algo que aprovecharán no solo para montar un grupo de Pop-Rock que acabará por ser mítico entre las cuatro paredes de su escuela, sino que también les servirá como excusa para tomar tanto té que a su grupo acabará por llamarse After School Tea Time.

Con esos mimbres, y tomando como inspiración estética más que evidentes trabajos previos de la compañía como Haruhi Suzumiya y Lucky Star, Yamada monta una serie sostenida sobre el humor y el costumbrismo entendido de un modo más relajado e indolente de lo cual suele considerarse en Occidente. Pues aquí el costumbrismo, mejor denominado slice of life, consiste en ver las no muy acuciantes cuitas de un grupo de chicas de instituto bastante dispares entre sí, más bien tirando a torpes socialmente. Pero lo más interesante de la serie no es en lo que se parece a otras, sino en lo que difiere. En todos los rasgos estilísticos que introdujo Yamada.

Centrando su atención en personajes de diseño adorable que denominamos moe —entendiendo como moe aquellos personajes, generalmente femeninos, que demuestran una torpeza o una timidez congénita que va acompañado de rasgos fetichizados, como pueden ser gafas, orejas de gato o calcetines altos—, el abuso flagrante de planos de piernas desnudas, planos estáticos muy largos y una marcada preferencia por el humor de situación, aquí ya pueden verse la mayor parte de los riesgos definitorios de Yamada. Y no sólo eso. También sirvió para definir el futuro de Kyoto Animation, que a partir de aquí abrazaría hasta las últimas consecuencias la estética moe —algo especialmente obvio en dos de las últimas series de Ishihara, Myriad Colors Phantom World y Love, Chunibyo & Other Delusions—, a causa del fenómeno no del todo inesperado, dados los precedentes sobre los que se sostenía, que acabo siendo la serie.

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Pero incluso si no fue inesperado, sí fue un buen comienzo para la fulgurante carrera de Yamada. Tras el éxito de la serie el siguiente paso era evidente. Debía dirigir una película. Algo que fue doblemente especial, pues hemos de considerar dos cosas: en el anime las mujeres directoras son casi tan escasas como en la animación Occidental y en el cine están prácticamente ausentes. A excepción de Yamada.

Recuperando al equipo original de la serie, con Reiko Yoshida firmando el guión —quien será, a la postre, quien ha guionizado todas las obras de Yamada hasta el momento y una constante en la Kyoto Animation de la última década—, la película cuenta una historia completamente original donde las chicas viajan a Inglaterra para celebrar su graduación. Algo que llevará a un puñado de equívocos, mucho humor y una preciosa exaltación de la amistad entre cucamonas adorables. Pero no nos distraigamos de lo verdaderamente importante: aquí será donde se empezará a perfilar uno de los rasgos de estilo más particulares de la autora que, mutatis mutandis, ha acabado fagocitando el propio estudio. La obsesión con los fondos intrincados y detallados de iluminación exultante.

Algo que, siendo una película que transcurre en buena parte en suelo londinense, era fácil que fuera exótico y espectacular. Especialmente para el público japonés. Y es que si bien la película no deja de ser un episodio largo de la serie con dos falsos finales que estiran en exceso una trama que se tambalea por momentos sin llegar a derrumbarse, sirvió para asentar la popularidad de Yamada. Para mantenerla siempre a vista de todos mientras volvía a trabajar como animadora en otras series del estudio. De ese modo, solo dos años después, en 2013, pudo hacerse cargo de una serie enteramente original. Una serie llamada Tamako Market.

Rodajas de vida frescas

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Repitiendo gran parte del staff, incluida Yukiko Horiguchi —diseñadora de personajes y directora de animación también en Lucky Star y K-On!—, no es raro que Tamako Market guarde un cierto aire de familia con la anterior obra de Yamada, incluso si se desvincula de ella hasta cierto punto. Todavía abonada al slice of life y el diseño de personajes moe, aquí las historias personales ganan en profundidad por encima del humor, con un reparto muy extenso que da para innumerables subtramas que se van desarrollando de fondo, incluso si la existencia de una trama principal, la búsqueda de la prometida de un príncipe de un reino de ultramar por parte del muy perezoso Dera Mochimazzi, apenas sí pasa de un endeble telón de fondo durante más de la mitad de sus 13 episodios.

Cosechando un éxito discreto, pero aún notable, Tamako Market es una serie a reivindicar por su guion, sus diseños y la evolución en el propio estilo de Yamada. Pues aquí ya podemos apreciar el mimo particular que pone en sus fondos, llenos de colores luminosos y con muchos detalles, sin por ello distraer de la acción principal o los personajes, gracias a un inteligente uso de filtros y planos, esta vez, algo menos largos de los cuales nos tiene habituados.

Además, Tamako Market puede jactarse de otro mérito notable. Pues sirvió como lanzadera para la segunda película de la autora: Tamako Love Story. Una obra donde Yamada no sólo ejerció de directora, sino que también escribió la letra de su canción de inicio y firmó el storyboard en su totalidad.

Naoko Yamada ('A Silent Voice'): La mejor directora de anime actual es millennial

Continuando con los sucesos de la serie, con los personajes protagonistas a punto de acabar el instituto, la película centra su mirada en el romance entre Tamako Kitashirakawa y Mochizou Ooji, vecinos, amigos de la infancia y enamorados el uno del otro, pero incapaces de reconocérselo al otro o siquiera a sí mismos. De ese modo, donde Tamako Market podía pecar de ser demasiado dispersa por momentos, en Tamako Love Story eso se desvanece: todo está centrado en la carrera contrarreloj entre dos personas enamoradas pero que se sienten incapaces de perseguir sus deseos. Algo que entroncará a la perfección con su nueva y última película hasta el momento, tanto en lo temático como en lo abierto a la interpretación de su final.

Tras el trabajo bien hecho Yamada pasaría dos años hasta ver publicado su nuevo trabajo. Tiempo en el que no estuvo mano sobre mano. Ejerciendo de directora de producción en Hibike! Euphonium, haciendo el storyboard del ending de su primera temporada y dejándose caer como directora de episodio de básicamente todas todas las series estrenadas en ese tiempo por Kyoto Animation, fue combinando todas esas tareas con la producción de la película que sería su debut en el cine fuera de las secuelas de sus propias series. Y esa es la película que está copando ahora titulares: A Silent Voice.

La voz de una generación

Naoko Yamada ('A Silent Voice'): La mejor directora de anime actual es millennial

Siendo la adaptación del manga homónimo de Yoshitoki Ôima, A Silent Voice nos cuenta la historia de un chico, Shoya Ishida, que, al llegar al último año de instituto, decide suicidarse. Pero antes de dejar atrás su vida, decide enmendar dos errores que han estado torturándole buena parte de su vida: decide pedirle perdón a una chica sorda a la que le hizo bullying hasta conseguir que se fuera del colegio y devolverle todo el dinero que le costó a su madre su sistemático maltrato a esa pobre muchacha. Pero cuando devuelve el dinero y vuelve a encontrarse con esa chica, llamada Shoko Nishimoya, su vida da tal vuelco que decide posponer indefinidamente la posibilidad de su muerte.

Con Yoshida bajo el brazo y con el amparo de Kyoto Animation, los 130 minutos de A Silent Voice son un ejemplo de todo lo que es capaz Nakamura cuando tiene el espacio suficiente para desarrollarse. Con un uso particularmente espectacular de los fondos y la luz, que alcanza aquí nuevas cotas de espectacularidad tanto en lo abstracto como en lo concreto, y un especial énfasis en los planos detalle, con un regreso triunfal de los planos de piernas desnudas y un nuevo énfasis en las manos y los rostros —algo a lo cual contribuye la necesidad de plasmar la lengua de signos en la que se comunican la mayoría de sus personajes—, y un acercamiento absolutamente único a la arquitectura como forma de expresión emocional de los personajes, de lo cual es un ejemplo particularmente notorio los edificios modernistas que visitan los protagonistas en la segunda mitad de la película, aquí Yamada demuestra estar muy por encima de la media en cuanto a impacto visual y comprensión de la dimensión emocional del espacio. Ya sea biológico o arquitectónico.

Naoko Yamada ('A Silent Voice'): La mejor directora de anime actual es millennial

Si en lo visual es espectacular y en el guion resulta notable, como no podría ser de otro modo con Yoshida a bordo, ¿qué hay de la música? Pues para encargarse de ella Yamada llamó a uno de los talentos más prometedores de la actualidad: Kensuke Ushio, compositor de las bandas sonoras de Ping Pong the Animation y Devilman: crybaby. Y es el quien, trabajando de forma muy estrecha con Yamada, realizaría algo más de una treinta de composiciones que realzan de forma casi mágica las imágenes de la película, cerrando así de un modo magistral todos los aspectos técnicos de A Silent Voice.

¿Cómo cuánto de magistral? Pues como para haber ganado los títulos de mejor película de animación de la Tokyo Anime Award, la Japan Media Arts Festival y los Japan Movie Critic Awards, además del premio a la excelencia en animación de los premios de la academia japonesa.

Buenos presagios 

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Todo ese éxito cosechado con A Silent Voice nos hace esperar grandes cosas de Yamada. Porque, aunque aún no se sabe nada de su próximo proyecto, nos sentimos capaces de adelantar algunas cosas. Seguramente volverá a trabajar con Yoshida, es probable que Ushio esté involucrado y apostamos fuerte porque, sea lo que sea, habrá planos de piernas desnudas entre preciosos paisajes perfectamente iluminados. Algo que hemos visto recientemente en otras producciones de Kyoto Animation.

Por un lado, tenemos la ya mentada Hibike! Euphonium, donde Yamada, además de su trabajo como directora de producción, ha debido tener una influencia determinante sobre Ishihara, dada la cantidad de rasgos estilísticos de esta que es posible encontrar dentro de la serie. Por otro lado, tenemos Violet Evergarden, de Taiki Ishidate, donde si bien no ha hecho más que el storyboard para su espectacular quinto episodio, es posible encontrar también su influencia. A fin de cuentas, Yamada e Ishidate entraron a trabajar en la compañía alrededor de la misma época, han bebido de fuentes similares y han trabajado juntos en el pasado. Pero no es sólo eso. También hay que tener en cuenta que Ishidate no ha tenido la meteórica carrera de su compañera, habiendo trabajado en la producción de las dos series de Yamada, algo que nos hace sospechar que ha sido una marcada influencia para él. Influencia aún más marcada si consideramos además que el guion recayó sobre las manos de esa vieja conocida que es Yoshida.

Debido a todo lo que hemos comentado aquí, no es descabellado decir que Yamada es la fuerza viva más importante de Kyoto Animation. Quien está marcando el camino a seguir para la compañía. Algo que, considerando su juventud y la presencia cada vez mayor de mujeres en el campo del anime, hace necesario seguir muy de cerca todo lo que haga en el futuro.

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