Muere Theo Angelopoulos, emblema del cine griego

El cineasta de 76 años murió ayer al ser atropellado por una moto en Atenas mientras estaba buscando localizaciones para su nueva película. Por CINEMANÍA
Muere Theo Angelopoulos, emblema del cine griego
Muere Theo Angelopoulos, emblema del cine griego
Muere Theo Angelopoulos, emblema del cine griego

El cine griego está de luto. Ayer por la tarde perdió a su máximo exponente, el director Theo Angelopoulos, pocas horas después de haber sido atropellado por una moto cuando se disponía a cruzar una bulliciosa calle del barrio ateniense de Drapetsona. El cineasta, autor de obras emblemáticas del cine europeo como El viaje de los comediantes o Paisaje en la niebla, tenía 76 años y se encontraba inmerso en la pre-producción de su nuevo proyecto, una película centrada en la crisis económica griega, El otro mar, donde Toni Servillo (Gomorra) interpretaba a un político que ayudaba a inmigrantes ilegales de Albania y Macedonia a entrar en el país.

El director griego más importante de los últimos 40 años tardó bastante en dedicarse al séptimo arte. Estudió Derecho en Atenas y Literatura en la Sorbona, así como cine en el prestigioso Instituto de Altos Estudios Cinematográficos parisino (donde también estudió su compatriota Costa-Gavras), para empezar trabajando en Grecia como periodista y crítico en el diario Demokratiki Allaghi, cerrado por los militares tras el golpe de estado de 1967. En 1970 debutó con el largometraje Anaparastasi, triunfando en el Festival de Tesalónica con cinco galardones y convirtiéndose en faro del nuevo cine griego.

De todas formas, la mayor gloria internacional de su cine reposado, medularmente político y virtuoso como pocos en el manejo de la cámara y el tempo cinematográfico (lo que muchas veces daba lugar a portentosos y largos planos secuencia), le llegaría con títulos posteriores, como El viaje de los comediantes (1975), Alejandro Magno (1980) o Viaje a Cytera (1983). Siempre querido y reconocido en los principales festivales de cine, ganó el León de Plata en Venecia por Paisaje en la niebla (1988), el Gran Premio del Jurado de Cannes en 1995 por La mirada de Ulises ("si esto es lo que me dais, no tengo nada que decir", declaró visiblemente enfadado el realizador al recibir ese galardón y no la Palma de Oro) y, finalmente, la Palma de Oro por La eternidad y un día (1998).

A medida que el cine europeo fue reciclando autores y cambiando de coordenadas estéticas, el cine de Angelopoulos cada vez tuvo más difícil salir adelante, obligando al cineasta a luchar por la financiación de sus proyectos y dilatando el tiempo entre sus mastodónticos filmes. Eleni, en 2004, parecía marcar cierto regreso a la primera línea con una nueva trilogía sobre episodios clave de la historia griega, que luego continuó El polvo del tiempo en 2008 y ahora ha quedado huérfana.

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