"Mordiendo la mano...": Las 10 películas más duras sobre el negocio del cine

Productores malignos, actores divos, rodajes infernales... Todos estos filmes retrataron el lado oscuro del celuloide, y les salió muy bien.
"Mordiendo la mano...": Las 10 películas más duras sobre el negocio del cine
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"Mordiendo la mano...": Las 10 películas más duras sobre el negocio del cine

"No muerdas la mano que te da de comer", dice el viejo refrán. Afortunadamente, a veces los directores, los actores y demás fauna del celuloide no le hacen caso. Porque, si el 'cine dentro del cine' es un género por sí mismo (como prueba el hecho de que Torremolinos 73 tenga un remake chino), dentro de ese género existen muchas películas dedicadas a señalar los aspectos más criticables de su industria. Productores sin escrúpulos, actores extremadamente divos, rodajes infernales y producciones que no levantan cabeza son los ejes de todas estas películas, muchas de las cuales (por no decir todas) han quedado como obras maestras del mismo arte al que ponían en solfa. ¿Se nos ha escapado alguna? Cuéntanoslo en los comentarios.

El crepúsculo de los dioses (Billy Wilder, 1950)

¿De qué va? William Holden, guionista sin suerte, entabla una relación destructiva con Gloria Swanson, vieja estrella del cine mudo que sueña con un regreso triunfal.

¿Por qué nos gusta? Llena de cameos ilustres (Erich Von Stroheim, Cecil B. DeMille, Buster Keaton...) es un manifiesto conmovedor sobre lo rápido que olvida Hollywood a sus ídolos, y sobre los riesgos que implica querer ser famoso a cualquier precio. Además, claro, de un peliculón.

Mulholland Drive (David Lynch, 2001)

¿De qué va? Una chica amnésica (Laura Harring) y una aspirante a actriz (Naomi Watts, en uno de sus primeros grandes papeles) se enamoran. En el podrido mundo de Hollywood, su romance parece un milagro, pero no todo es lo que parece...

¿Por qué nos gusta? Laberíntica y compleja, aunque menos de lo que se llegó a decir, este filme admite muchas lecturas. Pero en todas ellas queda claro que Lynch ama el cine tanto como detesta a los grandes estudios y sus tejemanejes.

El juego de Hollywood (Robert Altman, 1992)

¿De qué va? El productor Tim Robbins es una sabandija maligna y codiciosa dispuesta a todo para ganar más dinero. Cuando empieza a recibir anónimos amenazantes, su falta de escrúpulos llega hasta el límite...

¿Por qué nos gusta? De nuevo nos encontramos con un auteur ajustando cuentas con los estudios. La vida de Altman había sido una lucha constante con las productoras y sus directivos, algo que en esta película no podía quedar más claro.

Boogie Nights (Paul Thomas Anderson, 1997)

¿De qué va? Crónica del ascenso y caída de Dirk Diggler (Mark Wahlberg), actor de cine X caracterizado por un miembro de tamaño inversamente proporcional a su inteligencia. Es decir, que lo que al chico le sobra de mandao, le falta de luces.

¿Por qué nos gusta? En esta web recordamos siempre que el porno también es cine, y en esta película Anderson lo tuvo también muy presente. Boogie Nights no escatima latigazos tanto a las miserias del cine de jadeos como a una sociedad hipócrita que desprecia a quienes lo hacen.

Ed Wood (Tim Burton, 1994)

¿De qué va? Pese a ser, probablemente, el peor director del mundo, el personaje de Johnny Depp se dedica a su arte con una devoción casi religiosa. Lástima que, a la hora de la verdad, sus películas sean todas auténticos truños.

¿Por qué nos gusta? Lejos del glamour y de los focos, Hollywood cobija también a un buen número de freaks e inadaptados que jamás serán famosos. Un Burton pletórico les rinde homenaje, recodándonos que entre ellos y algunos genios incomprendidos no hay tanta diferencia.

Cautivos del mal (Vincente Minelli, 1952)

¿De qué va? Un director, un guionista y una actriz se reunen para preparar una película a las órdenes de Jonathan Shields (Kirk Douglas), seguramente el productor más hijoputa de la historia del celuloide, y un viejo conocido de los tres.

¿Por qué nos gusta? Algo más que inspirada en la vida del productor Val Lewton (impulsor de clásicos como La mujer pantera), es toda una declaración de amor y odio al arte de rodar películas, en general, y a los currantes de la serie B, en particular.

Tropic Thunder (Ben Stiller, 2008)

¿De qué va? Una colección de estrellas y ex estrellas con un tornillo flojo (Robert Downey Jr., Jack Black, el propio Stiller) filman una superproducción sobre la guerra de Vietnam. Comparado con este rodaje, el de Apocalypse Now parecerá una comedia romántica.

¿Por qué nos gusta? Puede que, a la hora de la verdad, le falte mala baba, pero tiene detalles tan inolvidables como ese Robert Downey afroamericano, los bailecitos de Les Grossman (un Tom Cruise irreconocible) y las conversaciones sobre los Oscar y el estrellato. Descacharrante.

Los viajes de Sullivan (Preston Sturges, 1941)

¿De qué va? Harto de dirigir comedias y no llevarse un Oscar a la boca, el director Joel McCrea decide disfrazarse de mendigo y recorrer EE UU, a fin de documentarse para el guión de un dramón social. Por supuesto, sus planes acabarán en desastre.

¿Por qué nos gusta? Además de ser divertidísima, y de lo guapa que está Veronica Lake, esta película sigue haciendo mucha pupa a los divos del cine que quieren ir de solidarios por la vida. Por cierto: el filme que planea el protagonista se titula O, Brother!. ¿Te suena de algo?

Adaptation (Spike Jonze, 2002)

¿De qué va? ¿Cómo llevar al cine una historia interesante, pero sin acción? El guionista Charlie Kaufman (Nicolas Cage) se enfrenta a ese reto, y al incordio que supone su hermano gemelo (Nicolas Cage).

¿Por qué nos gusta? Cuando tuvo que llevar al cine un reportaje de la periodista Susan Orlean (Meryl Streep), Charlie Kaufman se vio presa del bloqueo creativo. ¿Su respuesta? Escribir un guión sobre el proceso de escribir un guión, y sobre las exigencias de la industria hacia el sufrido gremio de los guionistas.

El padre de mis hijos (M. Hansen-Løve, 2009)

¿De qué va? Pese a los apuros económicos, a los directores egocéntricos y a sus propias neuras, el productor indie Louis-Do de Lecquensaign es un hombre razonablemente feliz, y su familia le adora. Lástima que este filme sea un drama francés y realista.

¿Por qué nos gusta? No todo en este informe van a ser filmes de Hollywood despotricando de los grandes estudios. Esta película, basada en la vida de Humbert Balsan (amigo de, entre otros, Lars Von Trier) se centra en lo chunga que puede ser la vida de alguien que trabaja dentro del cine menos comercial.

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