Los recuerdos de Martin Scorsese en Cannes 2018

Ni top models, ni influencers, ni la última it girl de moda. El primer día de Cannes, en la primera alfombra roja que precedió a la gala de inauguración, solo hubo alguien que le compitió la atención a Penélope Cruz y fue el maestro Martin Scorsese. El director, menudo y sin sus clásicas gafas se paseó por allí, en ese polémico tapiz que ha prohibido los selfies este año, y después salió, por sorpresa, al escenario del Palais de la mano de la otra estrella de la noche: Cate Blanchett. La imagen de ambos de la mano casi le robó el protagonismo a la mirada enamorada de Kristen Stewart.

¿Y qué hace Martin Scorsese en Cannes? Teniendo en cuenta que su próxima película El irlandés, es una producción de Netflix y la plataforma se ha negado a participar en el Festival. Pues Mr. Scorsese vino a recibir ovaciones y halagos. A recoger el premio Le Carrosse d’Or que le entrega la sección paralela, la Quincena de realizadores, donde, precisamente, él estrenó en 1974 Malas calles.

Para celebrarlo, ayer se volvió a proyectar Malas calles y después el director se sentó con Jacques Audiard, Cédric Klapisch, Bertrand Bonello y Rebecca Zlotowski y se dispuso a recorrer y recordar una carrera de cuatro décadas de cine, de gran cine. Marty se puso nostálgico.

Habló de su infancia en esas malas calles de Nueva York, habló de sus inicios. “[Malas calles] fue la película con la que vine a Cannes por primera vez. Esto fue la plataforma internacional, una película para la que no pensé ni que pudiera conseguir distribuidora en aquel momento”, dijo. Y, sin embargo, salió de allí convertido en una estrella, en una promesa que cumplió todo lo que apuntaba y se despidió de su anonimato.

También habló de rock, de su familia, claro, siempre su familia, que ha estado presente en sus películas mucho más de lo que pretendió. Y, por supuesto, como gran cinéfilo, habló de cine. De sus maestros: Elia Kazan, John Ford, Luis Buñuel, Jean Renoir… y también pasó lista a sus actores fetiches. Su relación con Robert De Niro, los cabreos del actor [con el que volverá a trabajar en esta El irlandés].

Habló de la espiritualidad y la moral humana. De lecciones que le enseñaron un cura en las calles cuando creció. “Él me hizo darme cuenta de que tienes que ir siempre a por más”, dijo. Y a por más ha ido siempre Marty.

Scorsese vino a Cannes a hablar de cine, y no solo de su cine. Sino también de todo ese cine clásico que lleva años recuperando y restaurando. Mientras se proyectaba su Malas calles, el director, en un día ajetreado, fue a otra sala del festival a presentar la sesión de Enamorada (1946), del mexicano Emilio Fernández. Habló de la película, de su fundación y, amante como es de las historias pequeñas, aprovechó para recordar la anécdota sobre Emilio Fernández y cómo se convirtió en el modelo para la estatuilla del Oscar.