'Madame Hyde': Isabelle Huppert instruye electrocutando

Increíble, pero cierto: la actriz más malrollista del cine europeo se ríe a gusto de esas películas tan francesas de profesores y alumnos en la película de Serge Bozon.
'Madame Hyde': Isabelle Huppert instruye electrocutando
'Madame Hyde': Isabelle Huppert instruye electrocutando
'Madame Hyde': Isabelle Huppert instruye electrocutando

“Isabelle Huppert ríe” habría sido un buen reclamo de Madame Hyde, la nueva colaboración de la estrella francesa más gélida con Serge Bozon después de la hilarante Tip Top (2013). Como en aquella ocasión, el cineasta y su genial guionista Axelle Ropert canalizan la contención y el savoir faire de la comedia clásica de los años 30 para contar una fábula de apariencia ligera pero afiladas reflexiones sociales de acuciante urgencia contemporánea. Igual que Lubitsch y Wilder hicieron reír a Greta Garbo en Ninotchka (1939), Bozon y Ropert han moldeado el particularísimo tempo cómico de Huppert mejor que nadie, si bien la actriz está bastante más versada en el humor sutil –últimamente, con Hong Sang-soo (En otro país, La cámara de Claire) o Samuel Benchetrit (La comunidad de los corazones rotos)– de lo que se le suele reconocer. Al menos, hasta su premio de mejor actriz en el Festival de Locarno por este papel.

https://www.youtube.com/embed/grQIeNV0MPw“El desafío era mezclar Ninotchka con El pequeño salvaje, de Truffaut”, dice Bozon de su quinto largo, donde toma el esquema de El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde para contar la historia de una profesora (Huppert) débil, apocada y humillada por sus alumnos que, descarga eléctrica mediante, obtiene más energía para su trabajo docente que en cualquier junta pedagógica. “En Francia no tenemos muchos westerns, musicales o películas de vampiros, pero sí una tonelada de ‘películas de instituto de los suburbios’. Se ve como el género social naturalista ideal, pero el instituto suele quedarse en telón de fondo, porque no nos interesan las aulas ni lo difícil que es la enseñanza”, afirma el director, quien durante los 90 fue uno de esos profesores de instituto problemático que forman el claustro del cine francés; sin chispa hasta que llegó Isabelle Huppert.

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