Los directores más infravalorados (III): Nicolas Roeg

El hombre que transformó a David Bowie en alienígena y a Anjelica Huston en bruja nariguda es el protagonista de nuestra reivindicación cinéfila del día
Los directores más infravalorados (III): Nicolas Roeg
Los directores más infravalorados (III): Nicolas Roeg
Los directores más infravalorados (III): Nicolas Roeg

El equipo de CINEMANÍA sigue aprovechando la resaca de los Oscar para darte a conocer a esos directores extremadamente extraños que se merecen tu tiempo y tus retinas. Esta vez, tras vampirizarnos con Neil Jordan y pasear por el lado salvaje junto a Eloy de la Iglesianos lanzamos a territorios realmente exóticos, porque la obra de Nicolas Roeg (Londres, 1928) merece ser considerada como una de las más inclasificables jamás proyectadas en una pantalla. Aprendiz al servicio de David Lean (Lawrence de Arabia) y prestigioso director de fotografía, después, este cineasta inglés no suele aparecer en las listas de mejores directores de la historia, pero su peculiarísimo lenguaje visual ha dejado huella en el cine, los videoclips y el cómic. Sus méritos: un montaje fragmentado con muchas influencias de la Nouvelle Vague, una afinidad más que anecdótica con el mundo del rock, y sobre todo unas ganas de inquietar al público que le hacen pasar, a veces, por el primo británico y rarito de Brian De Palma. ¿Estás preparado para sumergirte en su extraño mundo?

Performance (1970)

¿Por qué nos gusta? Más conocida por el público en general, y por los fans de los Rolling Stones en particular, como "esa peli tan rara en la que sale Mick Jagger", Performance es un producto de su tiempo. Un tiempo en el que un director con las ideas claras (o muy distorsionadas, químicamente) y maña para torear a los productores podía convertir un vehículo interpretativo para una estrella del rock en un desparrame psicodélico en el cual nadie (ni los personajes, ni el público) tienen del todo claro qué está pasando en el plató o en la pantalla. La historia del gangster (James Fox) cautivo en las redes de una perversa estrella del rock (¿adivinas quién?) sigue resultando inquietante y desconcertante, pese al paso de las décadas y de las modas.

Momento cumbre: La sinuosa aparición de Anita Pallenberg. Saber que, por entonces, la actriz y modelo era la novia de Keith Richards sólo añade morbo al conjunto.

Walkabout (1971)

¿Por qué nos gusta? Si te gustan las películas africanas de Claire Denis, si consideras que Bestias del sur salvaje es la única nominada a los Oscar de este año que merece la pena, y si lo único que te interesó de Australia fue su retrato de la cultura aborigen, ya estás tardando en ver este filme. Sorprende que, después de una barrabasada como Performance, Roeg fuese capaz de derrochar tanta delicadeza en este cuento: su sencilla pero alucinógena historia narra el periplo de una adolescente y su hermano pequeño (interpretado por el hijo del director) perdidos en el outback, y de su amistad con un chaval nativo que realiza un viaje ritual por la isla-continente.

Momento cumbre: Tras tanto tiempo juntos recorriendo el desierto, el chico aborigen y la joven anglosajona descubren que se gustan. Pero las barreras culturales entre ambos son demasiado fuertes...

Amenaza en la sombra (1973)

¿Por qué nos gusta? Si tuviéramos que escoger la película más inquietante de los años 70, con la condición de que no la firmasen Kubrick o Polanski, seguramente este filme protagonizado por Julie Christie y Donald Sutherland lo tendría fácil para hacerse con el primer puesto. Cambiando a la Nouvelle Vague por Hitchcock y su suspense, pero sin renunciar al experimentalismo, Roeg sigue los pasos de una pareja que viaja a Venecia tras la muerte de su hija pequeña. Por supuesto, el ambiente está cargado de mal rollo, y la intriga (con ribetes paranormales incluidos) no tardará en desatarse.

Momento cumbre: El coito de Christie y Sutherland en una habitación de hotel. Warren Beatty, pareja de la actriz por entonces, se cabreó muchísimo al verlo...

El hombre que cayó a la Tierra (1976)

¿Por qué nos gusta? Ya sabemos que Dentro del laberinto, El truco final y Feliz navidad, Mr. Lawrence (entre otras) contradicen radicalmente esta afirmación, pero no mentimos al decir que, para muchos cinéfilos, David Bowie es uno de los peores actores de la historia. Aun así, cuando el músico inglés debutó en los cines con esta película, muchos le auguraron una gran carrera dramática. ¿Por qué? Pues porque Roeg aprovechó la alienígena presencia de Bowie (y su cocainómana delgadez) para hacerle encarnar a un visitante de otro planeta. Señalemos que un maestro de la ciencia-ficción como Philip K. Dick (Blade Runner) se quedó pasmado con El hombre que cayó a la Tierra: eso debe significar algo...

Momento cumbre: Una escena de sexo aún más grimosa que la de Amenaza en la sombra, si ello es posible. Incluso David Cronenberg sentiría grima al verla.

La maldición de las brujas (1990)

¿Por qué nos gusta? Los 80 fueron una década muy dura para los cineastas con ambiciones, y eso incluyó a Roeg: tras un par de experimentos muy afortunados (Contratiempo e Insignificancia) y un par de desastres (Eureka, Robinson Crusoe por un año), el director se vio 'reducido' (es un decir) a rodar una película para niños. Pero, claro, teniendo en cuenta que dicha película adaptaba una de las novelas más cafres de Roald Dahl (Charlie y la fábrica de chocolate) y que contaba como villana con una Anjelica Huston en plenitud de su capacidad para dar mal rollo, pocos de los peques que la vieron en su año de estreno salieron indemnes de la experiencia...

Momento cumbre: Anjelica y sus compañeras de aquelarre se despojan de sus máscaras, apareciendo en todo su esplendor brujeril. Un montón de niños gritan en la sala...

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