[Las Palmas 2019] Hola y adiós al primer desamor con 'Genèse'

El canadiense Philippe Lesage ('Los demonios') cuenta tres historias paralelas en torno al amor primerizo para acabar sufriendo con el corazón encendido.
[Las Palmas 2019] Hola y adiós al primer desamor con 'Genèse'
[Las Palmas 2019] Hola y adiós al primer desamor con 'Genèse'
[Las Palmas 2019] Hola y adiós al primer desamor con 'Genèse'

Deseo, insatisfacción y romance forman un afilado triángulo de educación sentimental en Genèse (Génesis), de Philippe Lesage. Triunfadora de la pasada Seminci de Valladolid con tres galardones (mejor película, dirección y actor) tras estrenarse en el Festival de Locarno, la tercera película de ficción del canadiense retoma un personaje de su aclamado debut Los demonios (2015) y el estilo íntimo y observacional desde la distancia que lo caracteriza para llevar más lejos todavía la exploración semiautobiográfica de recodos inocentes de la adolescencia con una sensibilidad muy particular y una estructura narrativa atrevida, donde cada cambio de plano se siente como un salto de trampolín dramático hacia un destino incierto.

A lo largo de un generoso metraje de más de dos horas de duración, Genèse cuenta tres historias en paralelo donde los incendios cardiovasculares del primer amor son los protagonistas. La mayor parte del tiempo convivimos, sin que se crucen sus relatos, con los hermanos Guillaume Charlotte, tan bien definidos en dos pinceladas como podrían ser los Franny y Zoe de J.D. Salinger, a quien el primero lee con fruición. La tercera historia, que solo llega al final del filme como ruptura frágil y esperanzadora de lo anterior, presenta al menor Félix en un campamento de verano donde por primera vez sentirá la necesidad vital de pasar tiempo con esa chica en concreto del grupo de al lado, la del cabello de oro; caminar juntos de la mano, tal vez.

Son las cuitas sentimentales de Guillaume y Charlotte las que toman más tiempo. El primero, internado en un instituto masculino, empieza a sentir una atracción profunda por su amigo. Ella, sufre los vaivenes de aprovechar la propuesta de una relación abierta con su novio para dejar que otro le rompa el corazón. Théodore Pellerin Noée Abita brillan naturalmente interpretando con jovialidad y emoción a estos jóvenes inexpertos en el sufrimiento pero dispuestos a llevarse una buena cantidad de golpes de madurez antes de acabar el filme.

Lessage y su director de foto Nicolas Canniccioni filman con sentimiento y colores muy contrastados fiestas, picnics, besos y traiciones. Con punch musical innegable, incluidas un par de secuencias musicales soberbias y el uso del Do Your Best de John Maus que siempre eleva cualquier odisea juvenil de este milenio, esta crónica de exaltación y recogimiento francófono cae en un lugar equidistante entre la imagen hipster que Xavier Dolan edificó al inicio de su carrera, la línea clara de Wes Anderson y el sentimiento inclemente de Philippe Garrel en películas como La frontière de l'aube o la reciente Amante por un día.

La ruptura del último cuarto de película, donde pasamos del turbulento universo juvenil –con su masculinidad tóxica y cultura de la violación presentes y activas de la misma insidiosa manera normalizada que en la realidad ajena al activismo de redes sociales– a una suerte de inocencia prepubescente, recuerda al ingenio narrativo del final de La reconquista. Pero, donde Jonás Trueba recurría al pasado de sus protagonistas para dar un broche optimista, aquí esa plasmación de la inocencia perdida está condicionada por innegables connotaciones bíblicas: en el Génesis es donde se contaba el pecado original de donde surgirían todos los males. Como cierta manzana, el final de este cuento de hadas también está envenenado.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento