Las 5 mayores tendencias de Cannes 2018

La 71ª edición del Festival de Cannes ha terminado. Antes del veredicto del jurado presidido por Cate Blanchett, hacemos repaso de las líneas temáticas del cine allí presentado.
Las 5 mayores tendencias de Cannes 2018
Las 5 mayores tendencias de Cannes 2018
Las 5 mayores tendencias de Cannes 2018

Han sido 11 días de cine en Cannes, que hoy llegan a su fin. El jurado presidido por Cate Blanchett dará a conocer sus decisiones en el anuncio del palmarés durante la gala de esta noche, momento en el que descubriremos qué película se lleva la codiciada Palma de Oro. Por su parte, el jurado de la sección Un Certain Regard ha galardonado a la sueca Gräns (Border), de Ali Abbasi, como mejor película, mientras que en los festivales paralelos también han elegido ganadoras: Climax, de Gaspar Noé, en la Quincena de Realizadores; y Diamantino, de Gabriel Abrantes, en la Semana de la Crítica.

Mientras esperamos a conocer el palmarés completo de Cannes 2018, a continuación proponemos un breve repaso a las películas más destacadas de esta edición –tomando en cuenta todas las secciones y festivales paralelos– atendiendo a una serie de líneas temáticas que han tendido vínculos entre títulos muy diversos, ya sea de manera casual o porque dan una idea intuitiva de los cauces creativos por los que se mueve el cine actual.

Trabajos de amor perdido

Desde que Asghar Farhadi inauguró con Todos lo saben y la historia de amor sin cicatrizar entre Penélope Cruz Javier Bardem quedó establecida la tónica de una competición oficial marcada por el romanticismo y el desamor a lo largo del tiempo. Vanessa Paradis sufre a rabiar por el deseo de Kate Moran en el giallo Un couteau dans le coeur, de Yann Gonzalez; la protagonista de Asako I & II se enamora de un chico exactamente igual al novio que la abandonó años atrás, interpretado por el mismo actor en la película de Ryusuke Hamaguchi; Jia Zhangke sigue a Zhao Tao a través de la geografía e historia reciente de China mientras ella intenta recuperar el afecto de un antiguo amor gangsteril en Ash Is Purest White; y es un amor perdido el motor del viaje onírico de la impresionante Long Day's Journey into Night, de Bi Gan. Pero nadie ha expresado mejor esta cuestión que Pawel Pawlikowski en Cold War, donde con una asombrosa economía narrativa concentra en menos de 90 minutos más de dos décadas de encuentros y desencuentros en distintos puntos de Europa durante la Guerra Fría entre dos amantes interpretados con desgarro por Joanna Kulig Tomasz Kot.

Ombligos de autor

Cuesta considerarla al mismo nivel que las demás obras presentes en Cannes, pues no es que Jean-Luc Godard habitualmente juegue en otra liga sino que practica su propio deporte, pero Le livre d'image estuvo en el festival para activarnos el cerebro a bofetadas (hay que volver a las manos). En su última obra maestra, Godard vuelve a recurrir al montaje imágenes (deformadas) de la historia del cine y de sus propias películas para exponer sus reflexiones. No fue el único filme recopilatorio ni autorreflexivo de esta edición. David Robert Mitchell ha compilado una enciclopedia pop en Under the Silver Lake, Jia Zhangke recorre cronológicamente formas y lugares de toda su filmografía anterior en Ash Is Purest White y, por supuesto, Lars Von Trier samplea sus películas y autocuestiona su condición de artista en los mejores momentos (o únicos que merecen la pena) de la conflictiva The House that Jack Built.

Quijotes a la deriva

Ha sido una edición muy quijotesca de Cannes, no solo por la clausura a cargo de The Man Who Killed Don Quixote, de Terry Gilliam. Se puede encontrar bastante del hidalgo de Cervantes en el protagonista de Under the Silver Lake, encarnado por Andrew Garfield como un joven desvinculado de la realidad que vive dentro de un ecosistema de cultura pop donde se cree el gran héroe capaz de desentrañar todos su misterios y claves ocultas. De igual manera deambula por sus recuerdos ilusorios, pastiches musicales y melodramas soñados el protagonista de Long Day's Journey into Night, de Bi Gan, en la sección Un Certain Regard.

Primera sangre

Hubo muchas primeras interpretaciones dignas de premio en esta edición de Cannes, debuts o actores no profesionales capaces de eclipsar a cualquier estrella cinematográfica en la gran pantalla. Quizás la más arrebatadora sea la de Adriano Tardiolo como el beatífico Lazzaro de la conmovedora Lazzaro felice, de Alice Rohrwacher. Pero otros debutantes también han levantado aplausos de asombro, especialmente Victor Polster como la bailarina transexual de Girl, dirigida por Lukas Dhont y consecuentemente premiado en la sección Un Certain Regard. Mi apuesta personal, sin duda, es la coreana Jeong Jon-seo en Burning, donde Lee Chang-dong, especialista en pulir diamantes de actuación, la convierte en el vértice femenino de un triángulo de seducción, celos e intriga con una naturalidad magnética.

A bailar

Una constante del cine contemporáneo es el papel predominante que juega la música como elemento expresivo, en las mejores ocasiones dando lugar a secuencias de baile que por sí solas forman instantes de puro placer audiovisual del que nunca se quiere salir. Ha habido varios musicales encubiertos en Cannes 2018, películas donde las canciones forman la columna vertebral del filme, como la crónica rockera rusa de Leto, de Kirill Serebrennikov, o el maravilloso trabajo de recopilación de cantos populares polacos, tradición oral y jazz de Pawel Pawlikowski en Cold War. Pero son dos bailes los que deberían envolver cualquier recuerdo de esta edición del festival: el de Jeong Jon-se al atardecer, dejándose mecer por la trompeta de Miles Davis en Burning, y la extática, increíble, coreografía grupal que abre Clímax, de Gaspar Noé, al ritmo de Supernature, de Cerrone. La mayor fiesta del festival.

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