La vida en rosa de Eduardo Casanova

El intérprete se viste de largo con su ópera prima, ‘Pieles’, que llega a los cines el 9 de junio. El día 16 estrena como actor ‘Señor, dame paciencia’.
La vida en rosa de Eduardo Casanova
La vida en rosa de Eduardo Casanova
La vida en rosa de Eduardo Casanova

[Fotografía: Thomas Canet]

La casa de Eduardo Casanova (Madrid, 1991) es una proyección de su propia necesidad como cineasta: un pulso entre lo dulce y lo horrible, una tensión entre lo ingenuo y lo tétrico. Como las ilustraciones de Mark Ryden, su referencia estética por antonomasia, que atesora en un preciado libro. Como los dibujos sobre enfermedades que cuelgan de la pared y contrastan con el rosa que invade las verticales y el mobiliario. Como Corea del Norte, “estéticamente impresionante, pero donde debajo está el horror”, representada en los retratos de sus dos líderes que cuelgan en el pasillo. O como Dolores Umbridge, ese personaje de Harry Potter cuya varita expone en su casa, “que siempre viste de rosa, pero que es una hija de la gran puta”, apunta.

“Cuando escribo y ruedo, necesito crear un espacio en el que sienta que estoy dentro de mi mundo, lo único por lo que yo dirijo. Para mí, el cine es la solución para encontrar un mundo que no me aburra. Vivir aquí y relajarse no es fácil, porque es una casa con mucha información, pero yo no quiero vivir del todo relajado, sino crear un espacio que defina muy bien lo que a mí me interesa: la búsqueda de lo que hay debajo de lo bonito, que siempre contiene cosas horribles. Esa es mi obsesión. Necesito estar en un entorno que aparentemente sea rosa, naif, pero que está lleno de horror”. Como Pieles, su particularísimo universo, ahora trasladado a la gran pantalla.

Fueron su abuela –le descubrió a Almodóvar y El exorcista– y Julio Prieto, compañero de vestuario de Aída –le puso a Bruce LaBruce y John Waters delante, con apenas 14 años– quienes le introdujeron el veneno del cine. “Veo películas como el comer, por pura necesidad. Todas las noches me veo una tumbado en el sofá. Me gustan todos los géneros, pero el terror sobre todo. Nunca veo la peli seguida, porque la voy analizando. La paro, me levanto y pienso. ¡Todo me lo tomo como un proceso creativo!”.

La casa de Eduardo Casanova sorprende y entretiene. El cine lo invade todo. Su mitomanía más sofisticada queda protegida por una vitrina de cristal. “Guardo en ella cosas que para mí son joyas de culto, como este pack de películas firmadas por John Waters. Me fui a hacer una ruta a Baltimore y allí visité su casa, donde Divine se comió la mierda en Pink Flamingos. En una tienda vendían las películas y las compré”. Muy cerca, sobre la pared, surge una colección de platos de porcelana. “Me encanta el kitsch. Son casi todos de Artefacto, unos diseñadores maravillosos. Están Gizmo de Gremlins, las gemelas de El resplandor, Chewbacca, la criatura de la laguna negra…”.

Pero, de entre todas las películas, La semilla del diablo es su favorita; le siguen La parada de los monstruos (Freaks) de Tod Browning y Cosas de hembras, de John Waters. “He puesto aquí un tapete con el Edificio Dakota y este teléfono que no funciona, a juego. Es una de mis pelis favoritas por todo lo que rodea a la historia del edificio maldito”. En la pared opuesta, sorprende el Odorama que inventó John Waters para su película Polyester. “Cuando, durante la película, aparecía el número 1, por ejemplo, momento en que Divine se tiraba un pedo, rascabas el número 1 y olías un pedo. Lo compré por Internet y lo enmarqué. Para mí es una absoluta reliquia”.

En la planta inferior, teñida de verde, Eduardo Casanova ha establecido su refugio creativo. El director escribe acompañado de una filmoteca de más de 2.000 dvds, clasificados por pestañas de cartulina rosa con el nombre de cada director. Muy cerca, un estante dedicado a Pieles recoge los tótems con los que creó su película. “Un autógrafo de John Waters, otro de Darío Argento en Suspiria, un filme de Lamberto Bava firmado por él, la Biznaga que ganamos en el Festival de Málaga, una escultura de Samantha –personaje de Ana Polvorosa–, la claqueta con la secuencia 66 por el número del diablo, y el libro Face del fotógrafo Bruce Gilden, que me inspiró pare crear Pieles”. Todo inspiración.

Pieles se estrena el 9 de junio.

Señor, dame paciencia se estrena el 16 de junio.

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