La 'tele' no es para mí: 10 estrellas de cine que fracasaron en televisión

Hay actores y actrices que han prolongado su éxito en la pequeña pantalla, y también los hay que se han dado el castañazo. Aquí te presentamos unos ejemplos de esto último. Por YAGO GARCÍA
La 'tele' no es para mí: 10 estrellas de cine que fracasaron en televisión
La 'tele' no es para mí: 10 estrellas de cine que fracasaron en televisión
La 'tele' no es para mí: 10 estrellas de cine que fracasaron en televisión

Glenn Close en The Shield y Daños y perjuicios. Kiefer Sutherland en 24. Alec Baldwin en Rockefeller Plaza. Edward James Olmos en Battlestar Galactica... Con los años, las modas y la subida en los presupuestos y los tiempos de rodaje, aparecer en una serie de TV ya no es un estigma para ningún actor: muchas veces, las cadenas y los intérpretes nos demuestran que la pequeña pantalla también ofrece trabajos sólidos e interpretaciones memorables. Pero "muchas veces" no quiere decir "todas": en este informe te presentamos a 10 actores que nos encantan en cine, pero cuyos trabajos catódicos han sido unos flops de aquí te espero. Recordad, chicos y chicas: antes de cambiar de formato, molestaos en leer el guión.

James Stewart

El actor: Uno de los rostros más entrañables de Hollywood, Stewart sabía hacerse querer por el público (véanse Qué bello es vivir o La ventana indiscreta) sin por ello dejar de ponerse inquietante cuando el cuerpo, y Hitchcock, se lo pedían (Vértigo). Y, además, llegó a general de aviación por méritos en combate durante la II Guerra Mundial. Ahí queda eso.

El fracaso: The Jimmy Stewart Show, se llamó la primera sitcom que protagonizó nuestro hombre en los 70, cuando Nicholson, De Niro y compañía pegaban fuerte y las estrellas añejas buscaban un retiro confortable. El programa, en el cual 'Jimmy' daba vida a un despistado profesor, tuvo unas críticas desastrosas y sólo aguantó una temporada en antena. Ante lo cual, Stewart probó con otro registro: Hawkins, su segunda serie, estaba mucho mejor y le deparó un Globo de Oro, pero caló mal entre una audiencia que no asociaba al actor con un abogado de pocos escrúpulos.

Henry Fonda

El actor: Muy amigo del anterior (siempre que no hablasen de política), Fonda fue uno de los rostros de referencia de John Ford (El joven Lincoln, Las uvas de la ira) y sus papeles en 12 hombres sin piedad y Guerra y paz, entre otras, le convirtieron en el prototipo del 'hombre bueno' de Hollywood. Antes de retirarse con En el estanque dorado, sin embargo, demostró su capacidad para la hijoputez en títulos tales que El día de los tramposos y Hasta que llegó su hora.

El fracaso: Sacándole punta a su imagen de tipo duro, pero cariñoso, Fonda se puso al frente de The Smith Family, una sitcom en la cual ejercía de detective y padre de familia. La serie no tuvo un mal arranque, llegando hasta la segunda temporada, y en su reparto tuvo a un Ron Howard jovencísimo, a Anthony Quinn y a Tony Curtis. Pero en 1972 las audiencias se fueron a pique y hubo de ser retirada de antena. "Tener a un protagonista estelar no sirve de nada si los guiones o el equipo son malos", comentó el presidente de la cadena NBC al reconocer el batacazo. Ay, si le hubiesen prestado atención...

Andrés Pajares

El actor: Rostro con verruga del 'destape' de los 70, Pajares pasó de ser un actor de revista a protagonizar filmes a destajo, dirigidos o no por Antonio Ozores. Tras 'anticlásicos' como El liguero mágico, Los energéticos y Los bingueros, obtuvo el reconocimiento crítico y un Goya gracias a ¡Ay, Carmela!, pero por desgracia las nuevas generaciones le conocen más por sus grotescos devenires familiares.

El fracaso: Ojo, lectores de cierta edad: aquí no vamos a hablar de ¡Ay, señor, señor!, el show que Pajares protagonizó entre 1994 y 1995. Ese programa, con el actor ejerciendo de cura simpático y solidario, aguantó 24 episodios en antena, lo que tratándose de una serie de TVE en los 90 (y en pleno imperio de Farmacia de guardia y Médico de familia) era bastante. Nos referimos a Tío Willy, el esperpento con el cual Pajares trató de apuntarse un tanto encarnando a un personaje gay... Al cual, como si los años no hubiesen pasado, encarnó con la misma pluma de Alfredo Landa en No desearás al vecino del quinto. Tío Willy sólo aguantó siete episodios en antena, y muchos fueron.

Shirley MacLaine

La actriz: Hermana, pese al apellido, de Warren Beatty, se ganó nuestros corazones coprotagonizando El apartamento junto a Jack Lemmon. Se llevó un Oscar en 1984 por La fuerza del cariño, algo un poco injusto estando en su carrera Bienvenido Mr. Chance o Irma la Dulce. Autora prolífica de libros de astrología.

El fracaso: En 1972, MacLaine tenía ya tres nominaciones al Oscar, pero su último trabajo (Noches en la ciudad) había sido un fracaso y no le sobraban ofertas. De modo que se embarcó en una telecomedia titulada, con mucha originalidad, Shriley's World. La serie era tan mala que no le gustaba ni a su protagonista, con lo cual el público hizo oídos sordos y sólo aguantó una temporada. No obstante, Shirley volverá a la TV con un papel en la próxima temporada de Downton Abbey.

Richard Pryor

El actor: Comediante procaz, Pryor se ganó la fama acompañando a Gene Wilder en películas como Sillas de montar calientes, El expreso de Chicago y el megahit No me chilles, que no te veo. Tras un larguísimo historial de drogadicciones diversas, falleció en 2005.

El fracaso: En 1977, Pryor protagonizó con gran éxito un especial para la NBC. La cadena, animada por sus buenos resultados, le confió The Richard Pryor Show, un programa de variedades y entrevistas que fracasó estrepitosamente. ¿Las razones? Para empezar, Pryor había exigido que el show saliese al aire a partir de las nueve de la noche, pero el estudio le hizo caso omiso, situando en lo que ahora llamaríamos "horario de protección al menor" a un tipo famoso por su uso creativo de los insultos. Para seguir, los rivales del programa en esa franja horaria eran Días felices (la serie de Ron Howard) y su spin off Laverne y Shirley, las dos series de TV más vistas en EE UU por entonces. Entre censuras y broncas con la cadena, Pryor abandonó el proyecto a los pocos meses.

Robert Mitchum

El actor: Si los personajes de este actor de Connecticut en La noche del cazador y El cabo del terror no te resultan inquietantes, es que no eres humano. Tan duro (dentro y fuera de la pantalla) como bienhumorado, Mitchum fue uno de los actores más infravalorados de su época.

El fracaso: Si tienes a mano a un actor especialista en soltar yoyas y comportarse como un cínico redomado frente a la cámara, ¿qué papel le darías? Seguro que el de un detective, un cowboy entrado en años o, en todo caso, el de un entrenador de boxeadores. Pues los señores de NBC no pensaban así: en A Family For Joe, el actor daba vida a un viejo vagabundo que protege a una pandilla de niños sin hogar. Entre los que se hallaba, por cierto, una Juliette Lewis muy yogurina.

Ana Belén

La actriz: Lanzada como niña prodigio en Zampo y yo, junto a Fernando Rey, se convirtió en musa de la Transición y los 80 gracias a La petición, La corte de Faraón y La casa de Bernarda Alba. Cantante pop de méritos discutidos, pero de enorme talento para abordar la música brasileña.

El fracaso: A partir de las novelas policíacas de Alicia Jiménez Bartlett, la serie Petra Delicado convertía a María Pilar Cuesta (que así figura en el libro de familia) en una inspectora de policía con Santiago Segura como sidekick. Desgraciadamente, a finales de los 90 ya nos habíamos hecho las retinas a las producciones de HBO, con lo que los 13 episodios del serial nos dejaron fríos a fuerza de valores de producción cutres y guiones tirando a torpes.

Richard Dreyfuss

El actor: Rostro fetiche de los primeros años de Steven Spielberg (Tiburón, Encuentros en la tercera fase), tuvo sus momentos de gloria en los 80 gracias a títulos como La chica del adiós y Qué pasa con Bob. Con el correr de los años, los personajes de hombre corriente y tristón a los que solía interpretar pasaron de moda, pero nos hizo mucha gracia verle en RED y Piraña 3D.

El fracaso: Dreyfuss ha tenido buenas experiencias televisivas recientemente, con sus papeles en Weeds y Parenthood. Pero en 2001 se pegó un buen castañazo con The Education Of Max Bickford. La serie no sólo contaba con el actor, sino también con Marcia Gay Harden (recién recibido su Oscar por Pollock), con un buen presupuesto y con capítulos de una hora larga de duración. Sin embargo, los creadores del show se largaron en plena temporada por "diferencias creativas" y The Education... sólo duró un año en antena, tras unas cifras de audiencia más bien bajas.

Whoopi Goldberg

La actriz: Comediante de escenarios, convenció a Spielberg le dio el papel protagonista de El color púrpura tras verla imitar a E. T. Tras el momento de gloria que supuso recoger su Oscar a la Actriz de Reparto (por Ghost) emporrada hasta las cejas, y el éxito comercial de Sister Act, su carrera fue a menos, pero le procuró uno de los sueños de su vida: aparecer en Star Trek.

El fracaso: Bastante olvidada (porque ha envejecido bastante mal), Bagdad Café fue un éxito de arte y ensayo en 1987. Nunca nos explicaremos por qué esta película se convirtió en serie televisiva tres años más tarde, y menos aún por qué la Goldberg se llevó el papel protagonista. Aun así, el show se mantuvo durante dos temporadas hasta que la actriz se marchó para rodar Ghost. 13 años más tarde, Goldberg volvió a la pequeña pantalla con Whoopi, otra comedia de situación, que sólo duró 22 episodios.

Carmen Maura

La actriz: ¿La mejor intérprete española de las tres últimas décadas? Vete tú a saber, pero contar en tu carrera con ¿Qué he hecho yo para merecer esto!, Mujeres al borde de un ataque de nervios, La ley del deseo y Volver no es moco de pavo. Lástima que Pedro Almodóvar y ella se lleven tan mal...

El fracaso: Como admiradores que somos de Blanche, Rose, Dorothy y Sophia, no nos entra en la cabeza por qué se realizó en España un remake de Las chicas de oro. Saber que tanto Maura como Concha Velasco y Lola Herrera andaban en el ajo debería habernos dado esperanzas, pero desde el primer tráiler pudimos comprobar que aquello olía a presupuestos bajo cero, a ideas de tercera mano, a decorados cutres y, en definitiva, a muerto. La serie aguantó 22 episodios en antena.

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