Vaqueros como el John Wayne de El Dorado, héroes como los Samurais de Akira Kurosawa o antihéroes taciturnos como el Humphrey Bogart de El tesoro de Sierra Madre… Incluso seductores juerguistas como el que interpreta Vittorio Gassman en La Escapada. Todos ellos son un poco Indiana Jones.
Harrison Ford construyó al héroe perfecto, a la altura de las aventuras que Steven Spielberg, el director más vinculado a la MARAVILLA que existe, pensó para él. Un profesor y arqueólogo con látigo, puntería, sentido del humor y muy sexy. La trilogía de Indiana Jones tocó techo en el cine de aventuras. Indiana Jones es el canon y ahí sigue, no se toca, nada lo supera…
Sin embargo, ahora que Tom Cruise llega a los cines como el protagonista de la nueva revisión de La Momia, nos hemos acordado que hay otra Momia, la de 1999 dirigida por Stephen Sommers, que casi llega a la altura de Indiana Jones. Le falta quizá un poco de su excelencia pero sin duda, la película protagonizada por Brendan Fraser y Rachel Weisz, es la aproximación más cercana que se haya hecho hasta ahora de nuestro querido Indy.
PURO CINE CLÁSICO
La momia es incluso más clásica que Indiana Jones y el arca perdida. Es pura edad dorada de Hollywood. Perfectamente la podría haber dirigido Howard Hawks, y protagonizado Gary Cooper y Katherine Hepburn. Pero no se queda anticuada porque Sommers es lo suficientemente inteligente como para hacer una revisión contemporánea de la aventura, con movimientos de cámara modernos, efectos especiales muy cuidados y un ritmo acorde a la narrativa de final de siglo.
Pero qué bien quedan esos decorados de estudio, esos atardeceres pintados por el equipo de arte, esa maqueta en forma de barco quemándose en el Nilo... No es casualidad que la historia transcurra en los años 20.
UN PROTAGONISTA MASCULINO A LA ALTURA
A ver, está claro que la trayectoria de Brendan Fraser no tienen nada que ver, ni en cantidad ni en calidad, con la de Harrison Ford. Pero eso da igual cuando lo único que nos interesa son tres aptitudes muy bien equilibradas:
Arrogancia.
Encanto.
Y sentido del humor.
Estas son las cualidades más importantes para convertirse en un análogo de Indiana Jones. Fraser es un poco más payaso y menos encantador pero el equilibrio es perfecto. Tiene empuje, es puro valor y en un par de escenas Sommers ya es capaz de conseguir que te alíes con él. Solo le falta una cosa… Saber de arqueología.
LA CHICA DEJA DE SER “LA CHICA”
Pero para eso está la protagonista femenina. Si en la trilogía de Indiana Jones la parte femenina quedaba relegada a “la chica” que acompañaba a Indy a su aventura y a la que tenía que salvar en más de una ocasión… En La Momia Rachel Weisz es la más lista. De hecho la película gira en torno a ella y los demás son meros acompañantes. Ella es la experta egiptóloga que sabe de qué va la vaina y la que al final tiene que salvar el mundo. Y a parte de todo esto, por supuesto, se enamora. ¿Pero qué es una película de aventuras sin un poco de romance?
Seamos claros, en este punto La Momia supera a Indiana Jones. Evelyn está por encima de Marion. Su curiosidad es la que sostiene cada giro dela película. Es la que se sacrifica y se arriesga. Weisz es la actriz que enriquece, en todos los sentidos posibles, la película.
LA ARQUEOLOGÍA
A Tomb Raider le faltaba un buen desarrollo de su personaje protagonista, a la búsqueda que Nicholas Cage viajara por el mundo y a otras aventuras como Stargate le faltaba la arqueología. La Momia cumple con todos los requisitos pero su fundamento es un misterio muy antiguo, una ciudad perdida de Egipto en la que existe una terrible maldición.
No faltan pergaminos, piezas arqueológicas, paredes que se giran, jeroglíficos indescifrables, tumbas o tesoros.
UN VILLANO QUE ABRE MUCHO LA BOCA
Igual que a todos se nos quedó grabado el arranca corazones de Indiana Jones y el templo maldito, también sufrimos lo suyo cada vez que Imhotep, interpretado por el actor Arnold Vosloo abría la boca para echar moscas o bichos de cualquier tipo. El malo de la momia es imponente pero le entendemos, porque todo lo que hace, lo hace por amor… ¿Quién no va a estar a favor de esto?
Lo malo es que resulta demasiado despiadado como para defenderlo. Es a consecuencia del villano donde se utilizan todos los maravillosos efectos de CGI, de hecho gran parte de la película no vemos al actor sino a los restos momificados.
Lo bueno de tener un villano así es que el viaje resulta todavía más épico.
EL SENTIDO DEL HUMOR
Es primordial. La película está llena de gags, de diálogos frescos y llenos de chistes. Los actores se mueven por muecas y hasta las muertes tienen un punto divertido. Indiana Jones era el rey, su ironía tenía elegancia… Con Fraser nos acercamos más al bufón, a la payasada, pero funciona y te ríes y te diviertes muy a gusto.
Y a llenar la película de estos momentos también ayudan los fantásticos secundarios. El hermano de Evelyn, torpe, interesado, con buen corazón y antihéroe por definición. O Ardeth Bahía, el único personaje que entiende lo que está pasando, peor sobre todo son Fraser y Weiz los que más divierten al respetable con su tensión sexual y sus meteduras de pata.
Además, la película no deja de lado el humor físico. Las veces que Fraser se cae, los golpes a traición entre John Hannah y Omid Djalili, el entrañable Capitán Winston Havlock, siempre borracho y con ganas de vivir aventuras (un personaje muy Howard Hawks, por cierto)…
NO HAY RESPIRO
Que si plagas, que si incendios, ladrones de tumbas, que si insectos, meteoritos, ejércitos… La Momia es pura acción. Nunca para y de eso se trata. Quizá se detenga de la misma forma que lo hacía Indiana Jones, para conocer más a los personajes. Pero ya. No da tregua. Son dos horas de aventura y cuando acaban tienes las botas llenas de arena del desierto.
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