La auténtica guerra civil de Marvel

Mientras los héroes se preparan para la 'Civil War', los mandamases Kevin Feige y Ike Perlmutter viven su propio conflicto épico: la Casa de las Ideas nunca volverá a ser la misma.
La auténtica guerra civil de Marvel
La auténtica guerra civil de Marvel
La auténtica guerra civil de Marvel

De cara al exterior, Marvel siempre ha querido aparentar que en sus oficinas impera el buen rollo. Un esfuerzo que funcionó bien en los primeros años del estudio, cuando Iron Man puso en marcha su conquista de la taquilla, pero que mostró sus primeras crisis tras el clímax de Los VengadoresLa deserción de Edgar Wright, primero, y la de Joss Whedon, después de Vengadores: La era de Ultrón, dieron más relieve a aquellas noticias que hablaban de disputas salariales, cadáveres en la cuneta y pugnas por el control creativo. Ahora, de acuerdo con The Hollywood Reporter, la Casa de las Ideas vive su propia guerra civil. Una que podría dejar en mantillas al conflicto de enmascarados que veremos en Captain America: Civil WarY, a resultas de la cual, la mayor máquina de hacer dinero del cine contemporáneo está cambiando para siempre.

¿Cuáles son los bandos en conflicto? Pues, en el lado del aspirante, está Kevin Feige: este ejecutivo joven (42 años recién cumplidos) y fan acérrimo de los cómics ha sido el arquitecto de los éxitos del estudio y el responsable de que sus películas transcurran en un universo compartido, además del 'hombre del palo' responsable de mantener en vereda a actores y directores y el protagonista de esas presentaciones por todo lo alto que tan en vilo nos tienen. Actualmente, Feige es el cerebro en la sombra más conocido del mundo fílmico, algo que no deja de ser paradójico y marveliano.

En la otra esquina tenemos a Isaac 'Ike' Perlmutter, un productor multimillonario y veteranísimo (72 años) que ocupa el sillón presidencial en Marvel Entertainment desde 2005. Enemigo de la notoriedad (las únicas fotos suyas que se encuentran en internet datan de hace décadas, y suele acudir a los preestrenos de incógnito), Perlmutter llegó a la casa de Stan Lee procedente de la industria juguetera, y su fama viene dada por una tacañería extrema y por actitudes de gran incorrección política. De lo primero da fe su control de todos los gastos del estudio, desde los salarios de las estrellas a los buffets libres en los eventos para la prensa. Como prueba de sus actitudes tirando a rancias, señalemos que Perlmutter se ha opuesto a que haya filmes de Marvel con protagonistas femeninas. Efectivamente: él es el responsable de que la compañía esconda a la Viuda Negra de Scarlett Johansson. ¿Su justificación? Pues, según un correo electrónico filtrado en mayo, que Supergirl, Catwoman Elektra se estrellaron en taquilla, y que por lo tanto los filmes encabezados por heroínas no tienen futuro.

La mala sangre entre Perlmutter y Feige es algo bien conocido, desde hace mucho. Sin ir más lejos, el presidente de Marvel estuvo a punto de vetar a Robert Downey Jr. de las películas del estudio (cuando éste exigió aumentos de sueldo para él mismo y para sus compañeros de Los Vengadores), y sus injerencias tuvieron un papel nada pequeño en el adiós de Joss Whedon. Ante semejantes palos en la rueda, Feige decidió acudir a Disney (la empresa que compró Marvel en 2009) en busca de autoridades superiores que ejercieran como 'primos de Zumosol', reconociendo sus méritos y manteniendo a raya al millonario. Esas figuras han sido Bob Iger, presidente del emporio, y el alto ejecutivo Alan Horn, un productor cuyo buen ojo comercial no admite dudas: él fue uno de los impulsores, durante su etapa en Warner Bros., de la saga Harry Potter y de las tres películas de Batman dirigidas por Christopher Nolan. 

El hogar del Ratón Mickey parece haber llegado a una decisión salomónica: Kevin Feige pasará a ser el amo absoluto de Marvel en lo que se refiere a la gran pantalla, liderando un nuevo departamento de producción en Burbank (California) y respondiendo sólo ante Alan Horn. Perlmutter, por su parte, mantendrá su puesto como presidente... y, en lo que se refiere al audiovisual, seguirá teniendo la última palabra en las series de televisión. De esta manera, Disney asegura la estabilidad de uno de sus activos más valiosos: no sólo pone distancia entre dos enemigos que se llevan a matar, sino que también aumenta la cuota decisoria de Feige, ese señor cuyas ideas han generado tantas (y tan imitadas) oportunidades de negocio. Desde ahora, será Jeph Loeb, notable guionista de cómics que supervisa los proyectos televisivos de Marvel, quien aguantará en solitario la mala uva de Ike Perlmutter.

En cuanto a las consecuencias de este cambio, tanto el Hollywood Reporter como Slashfilm señalan algunas. Por ejemplo que, si Disney ha dominado el Hollywood actual haciendo suyas a Marvel, a Disney y a Lucasfilm, ha sido a costa de incorporar tres entidades con sus propios pasados históricos, sus propias agendas... y sus propias rencillas y guerras de ego. Por otra parte, cabe destacar que, a partir de ahora, se producirá un cisma notable entre las series y los filmes de la Casa de las Ideas. Mientras que, liberado de su ex jefe, Feige podrá disponer con mayor liberalidad de presupuestos y recursos, la tacañería de Perlmutter tendrá ahora un único objetivo: las series. ¿Significa esto que proyectos más arriesgados, como Daredevil, corren peligro? ¿Qué futuro le espera al acuerdo entre el estudio y Netflix, ese que prometía ofrecer contenidos más atrevidos y con más alcance? Lo que sí parece muy claro es que podemos dejar de soñar con crossovers entre la pantalla grande y la pequeña.

En otro orden de cosas, también nos preguntamos si el imperio de Kevin Feige dará lugar a un mayor control creativo de los directores, al triunfo de ideas más originales y, en definitiva, a mejores películas para que los espectadores disfrutemos más. Recordemos que Joss Whedon pasó de cantar las alabanzas de su jefazo ("No conozco a un productor que trabaje más y cobre menos", aseguraba en 2013) a hartarse de que éste le dijese lo que podía o no podía hacer en La era de Ultrón. El talento de Feige para mover hilos desde bambalinas quedó claro con Ant Manuna película que acabó resultando un producto muy digno y con buenas cuentas en taquilla, pese a los malos pronósticos. Pero que debe muchos de sus aciertos al guión de esos Edgar Wright y Joe Cornish que salieron escaldados de la preproducción: si Feige hubiera dejado a los dos británicos más a su aire, ahora Marvel tendría en nómina a dos señores muy talentosos, muy versátiles, muy queridos por la crítica y (casi lo más importante) amantes y conocedores del cómic de superhéroes.

Finalmente, cabe recordar cómo Ava DuVernay (Selma) renunció a dirigir Black PantherLa cineasta se había mostrado muy interesada en firmar ese filme, el debut del héroe afroamericano más popular de la casa, y su incorporación hubiera añadido una bienvenida cuota de diversidad al estudio. Pero, cuando se dio cuenta de aquello a lo que debería renunciar a cambio, DuVernay decidió apearse: “Mejor darse cuenta ahora que alegar ‘diferencias creativas’ más adelante”, sentenció. A partir de ahora, los hermanos Russo (la doble mano derecha de Feige tras la marcha de Whedon) tendrán que pelearse menos por unos centenares de miles de dólares para rodar Avengers: Infinity Wary James Gunn podrá darle algo más de protagonismo a Gamora (Zoë Saldana) en la secuela de Guardianes de la galaxiaPero nada augura que ellos, u otros cineastas que trabajen para Marvel, vayan a tener libertad para dotar a sus filmes con un sello más personal.

En cualquier caso, es posible que la estancia de Kevin Feige en Marvel esté llegando a su fin. De acuerdo con Slashfilm, esta victoria hace más probable que el ejecutivo permanezca en su puesto actual tras el estreno de Infinity War - Part II en 2018, pero no se descarta que Feige decida moverse dentro del organigrama de Disney para dejar su sello en, pongamos, los nuevos productos de Star Wars. ¿Sería esto un cambio positivo, un desastre para los marvel zombies o un avance más en la carrera de un ejecutivo ávido de pasta? ¿O las tres cosas?

Los aficionados a los superhéroes lo saben bien: a veces, ver a dos supervillanos zurrándose es más divertido que contemplarles en una batalla épica contra los aventureros de siempre. Desde esta perspectiva, y contando con sus historiales respectivos, esta batalla entre Ike Perlmutter y Kevin Feige se parece a un combate entre el Doctor Octopus Cabeza de Martillo o a la Guerra Kree-Skrull: su desarrollo es entretenido, y nos revela muchas cosas sobre el funcionamiento interno de la Casa de las Ideas... pero tanto el ganador como el presunto perdedor van a lo suyo, y su único interés en el público viene determinado por el contenido de sus bolsillos.

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