[Goya 2019] 'Viaje al cuarto de una madre': Apegos feroces

CINEMANÍA y Sala Equis proyectan esta semana las nominadas al Goya a Mejor Director Novel; nuestro ciclo comienza con el filme de Celia Rico Clavellino.
[Goya 2019] 'Viaje al cuarto de una madre': Apegos feroces
[Goya 2019] 'Viaje al cuarto de una madre': Apegos feroces
[Goya 2019] 'Viaje al cuarto de una madre': Apegos feroces

[Esta semana, CINEMANÍA pasa revista a las nominadas a Mejor Director Novel en los Goya 2019. Recuerda que puedes verlas en el ciclo que organiza nuestra revista en Sala Equis (Duque de Alba, 4, Madrid)]

“Si uno no sale de casa se ahoga y si se marcha demasiado lejos le falta oxígeno”. Celia Rico Clavellino cita a la escritora Vivian Gornick cuando hablamos de Viaje al cuarto de una madre, su ópera prima. “La de vueltas que le habré dado a esa idea y los años que he tardado en hacer una película sobre el tema. Y, luego, llega ella y lo resume en una sola frase”, ríe la directora.

Su debut en el largometraje, tras el multipremiado corto Luisa no está en casa, tiene mucho de la prosa limpia y concreta de la autora neoyorquina. Como Apegos feroces, aunque de pueblo y andaluza, Viaje al cuarto de una madre es la historia de una madre y una hija aprendiendo a vivir sin la otra, a salir de la casa en la que han estado encerradas tras la muerte del padre y, sobre todo, a deshacer el cordón umbilical de la maternidad para no ser solo madre e hija sino también dos mujeres.

“Después de Luisa no está en casa me dieron ganas de seguir explorando el espacio doméstico. De alguna manera, la casa es como la mesa camilla, un elemento central en la película. Uno se podría pasar la vida en ese espacio de confort y, en realidad, la vida transcurre fuera”, explica esta sevillana afincada en Barcelona que ha trabajado con Claudia Llosa o Pablo Berger antes de dar el salto al largometraje.

Viaje al cuarto de una madre comienza, de hecho, con Estrella y Leonor arropadas con las faldas de la mesa camilla, durmiendo la siesta al calor del brasero. Esa fue la primera escena que la directora escribió, un deseo tan temprano como el de proponerle a Lola Dueñas que interpretase a la madre costurera de este “drama cotidiano y natural”, pues, en sus propias palabras, “todos nos vamos de casa y, si tenemos hijos, los vemos marchar”. “Me gustaba mucho la idea de que todo eso que tiene Lola innato lo tuviese apagado y fuese floreciendo a lo largo de la película”.

Un reto parecido al que le propuso a su coprotagonista, Anna Castillo, que, para interpretar a Leonor, la hija que sueña con irse a aprender inglés a Londres, tuvo que contener “esa energía y esa espontaneidad tan suyas”. Ambas actrices nos guían por Viaje al cuarto de una madre gracias a la inteligente mirada de Celia Rico Clavellino y su punto de vista, que oscila entre la madre y la hija mientras aprenden a quererse de una manera nueva.

[Viaje al cuarto de una madre se proyecta el lunes 28 de enero a las 19.00 en Sala Equis –Duque de Alba, 4, Madrid–]

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