'Glass': Un superhéroe voló sobre el nido del cuco

Fe, razón, locura y poderes insólitos: la secuela de ‘El protegido’ y ‘Múltiple’ puede ser el último paso hacia la resurrección comercial de M. Night Shyamalan.
'Glass': Un superhéroe voló sobre el nido del cuco
'Glass': Un superhéroe voló sobre el nido del cuco
'Glass': Un superhéroe voló sobre el nido del cuco

Hace cinco años escasos, M. Night Shyamalan era un caso perdido. Tras dos batacazos de la altura de Airbender: El último guerrero y After Earth, más otros tropiezos (reivindicables) como La joven del agua, El bosque y El incidente, parecía que al director que conmocionó Hollywood con El sexto sentido en 1999 se le había acabado el ectoplasma, quedando sentenciado a ese limbo donde los cineastas malviven a base de trabajos mercenarios.

Pero, como reza el tópico, la especialidad de Shyamalan son los giros súbitos de guion. Primero llegó La visita (2015), filme rodado con cuatro perras donde el director indio se ganó al público riéndose de sí mismo y de sus tics como nunca en toda su carrera. Y, un año más tarde, Múltiple trajo aquello que nunca hubiéramos esperado: el resurgir a gran escala de la shyamalanitis.

¿Cuáles eran las virtudes de Múltiple? Pues, como apunta el título del filme, unas cuantas: la puesta en escena que le sacaba jugo al bajo presupuesto, ese James McAvoy desaforadísimo (su personaje, un psicópata con trastorno disociativo de la personalidad, le dio al filme la imprescindible dosis de boicots y polémica) y el carisma de esa Anya Taylor-Joy que nos había dejado picuetos en La bruja.

Pero, desde el punto de vista del marketing, todos esos méritos palidecían ante la traca final: mediante un cameo de Bruce Willis, el ultimísimo plano de Múltiple revelaba que su historia tenía lugar en el universo de El protegido (2000), esa cinta que tuvo resultados discretos de taquilla pero que sigue compitiendo (con permiso de Los Increíbles, de Superman y de algún título Marvel que otro) por el título de mejor película de superhéroes de la historia.

Bien mirado, la artimaña de Shyamalan tenía su lógica: hace casi 19 años, cuando el género de los aventureros con disfraz balbuceaba aún en pantalla grande, El protegido lo abordó con un respeto, una originalidad y una reflexión sobre sus constantes que hoy sorprenden todavía más que entonces. Por otra parte, si tenemos en cuenta que Múltiple recaudó 278 millones de dólares con un presupuesto de nueve millones… pues la pregunta no era si esta “sidequel” (hermoso neologismo) tendría una continuación que integrase su historia con la de su predecesora. Las preguntas eran “¿cuándo?” y “¿cómo?”.

“Ha costado 17 años, pero por fin puedo responder a la pregunta que siempre me hacen: ‘¿Vas a rodar la jodida secuela de El protegido, o qué?”. Así bromeaba Shyamalan en Twitter el 26 de abril de 2017, con una serie de mensajes que provocaron una sucesión de fangasmos: el nuevo filme contaría con McAvoy, con Taylor-Joy, con Willis y con un Samuel L. Jackson cuyo personaje Elijah Price, alias Mr. Glass, prestaría su nombre a la secuela.

Asimismo, mientras que el tráiler de Múltiple había sido acogido con moderada curiosidad, como corresponde al regreso a la forma de un director quemado, la aparición del primer avance de Glass (en julio de 2018) fue un acontecimiento con todas las letras. Descripciones circulando por las redes sociales antes de su llegada a YouTube y teasers centrados en sus tres actores principales precedieron a un lanzamiento que nos hizo reír por lo bajini cuando conocimos a la cuarta figura principal de la película: una psiquiatra (Sarah Paulson) especializada en tratar a dementes que se creen superhéroes o supervillanos. ¿Hace falta decir quiénes asisten (involuntariamente) a sus sesiones?

La casa que enloquece

¿Cuántos millones hacen falta para que dos majors de Hollywood se pongan de acuerdo? Preguntádselo a Disney y Universal: mientras que Buena Vista, filial de la casa del ratón, tiene los derechos de El protegido, Múltiple salió al mercado con el sello del globo terráqueo… y en octubre de 2017 ambos estudios llegaron a un acuerdo casi sin precedentes para producir y distribuir Glass. Así, mientras que Universal se quedará con la película en EE UU, Disney se encargará de llevarla por el resto del mundo.

Semejante acuerdo entre dos compañías cuya competencia no se limita al cine (ambas, recordaban en su momento medios como Cinemablend, chocan cornamentas en el negocio de los parques temáticos) solo parece posible cuando en el aire se ventea una verdadera tormenta de billetes. Shyamalan tiene razones, pues, para sacar el ego de paseo. Pero, durante la última Comic-Con de San Diego, el cineasta se mostraba calculadamente humilde, admitiendo que su carrera hasta el momento ha estado llena de baches y describiendo el filme como un conflicto entre la realidad y la fe en uno mismo, muy influido por Alguien voló sobre el nido del cuco.

Dicho esto, tal vez lo mejor de Glass sea lo poco que sabemos de ella. ¿Por qué captura la policía a David Dunn, el justiciero interpretado por Willis? ¿Revelarán nuevas habilidades las 33 personalidades (nueve de ellas nunca vistas hasta ahora) de ese McAvoy cuyo alias de supervillano es ‘la Horda’? ¿Se convertirá Casey Cooke (Anya Taylor-Joy) en la discípula del héroe, como algunos vaticinaron tras ver Múltiple? Y sobre todo, ¿qué nuevas maldades trama Mr. Glass?

Lo más esperanzador, aun así, es el optimismo de James McAvoy: al escocés le gustaría ver más filmes ambientados en lo que llama el ‘Universo Multiprotegido’: “No puedo hablar por Night –declaró en la Comic-Con– pero creo que sus personajes y sus reflexiones sobre qué es ser un héroe o un villano tienen potencial para mucho más”. 

Glass (Cristal) se estrena el 18 de enero.

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