[Festival de Sevilla] Niños, niñatos y Mario Casas

La nueva película de Carles Marques-Marcet (‘10.000 KM’) inaugura el certamen de cine europeo y marca una pauta niñera
[Festival de Sevilla] Niños, niñatos y Mario Casas
[Festival de Sevilla] Niños, niñatos y Mario Casas
[Festival de Sevilla] Niños, niñatos y Mario Casas

    ¿De qué se habla hoy en Sevilla? De los niños. De tenerlos o de serlos, esa es la cuestión. Al menos, en la generación que está en edad de procrear. Treintañeros que postergamos la infancia hasta que tenemos a nuestros propios críos. Una generación blandita, por mucho que venga tan preparada, que se deshace entre los mimos paternos, la resaca los sábados y la sacrosanta precariedad laboral. A ese clan pertenecen los personajes de Carles Marques-Marcet, dos lesbianas que ven peligrar su despreocupada vida de pareja abordo de un barco londinense cuando los deseos maternales de una de ellas coinciden con la visita de un amigo catalán. Tierra firme concentra con eficiencia los vicios y los miedos generacionales y contagia su desparpajo y naturalidad gracias a unos actores soberbios –la química entre David Verdaguer y Natalia Tena es antológica–, pero se aleja del brillo de 10000 KM, anterior película de Marques-Marcet, que sorprendió en el festival de Málaga.

    Suerte que ahí está el otro cine español buscando con su cámara las realidades que no vemos. Niñato, de Adrián Orr, es ese retrato que el cine comercial nunca haría, quién sabe si porque su verdad asusta o porque cada uno tiene ya suficiente con su propia vida. Continuación alargada de Buenos días, resistencia, Niñato, que concursa en Nuevas Olas, sigue de cerca la cotidianeidad de David, un chaval en paro que vive en casa de sus padres y que cuida de sus hijas y un sobrino mientras persigue sus sueños de hacer rap. Orr comienza así su relato, a gritos en un concierto, quizás para que sorprenda más el contraplano por la mañana, despertando y vistiendo con paciencia a los peques para ir al cole. Tal vez, también, para aprehender la gigantesca ternura de una realidad tan prosaica, la épica de un héroe mínimo. Enorme como la mirada de Orr deslizándose entre los pliegues del día a día que no vemos, Niñato es la diferencia entre representar la vida a través del cine y  capturarla.

    ¿Qué hemos visto? Bajo la piel del lobo, el debut en la dirección de Samu Fuentes, ayudante de dirección de El secreto de Marrowbone o ¿Para qué sirve un oso? Una premisa sugerente pero una ejecución algo repetitiva y sin una dirección clara. Es una pena que el enorme esfuerzo de Mario Casas por hacer suyos los gestos de un hombre primitivo y aislado se diluya cuando habla como si se acabase de bajarse de la moto de Tres metros sobre el cielo.

    ¿Qué te has perdido? Se habían agotado las entradas de El sacrificio de un ciervo sagrado, dentro de las películas preseleccionadas para los Premios del Cine Europeo que se proyectan durante el festival. Entre ellas están también The Square, Sin amor  o Verano 1993. Esta mañana conoceremos las nominadas.

    ¿Con quién has hablado? Con Oona Chaplin, en el coche que nos llevaba de la estación de tren al hotel. “¿Estas banderas son por Catalunya?”, ha preguntado mirando por la ventana.

    ¿Qué esperamos de esta jornada? Esperamos con ansias el pase de Algo muy gordo, la comedia pergeñada a la limón por Berto Romero y Carlo Padial, director de Mi loco Erasmus.

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