[Festival de San Sebastián 2016] Pastoral coreana

'Yourself and Yours', del coreano Hong Sang-soo, riega con alcohol el patetismo del amor y defiende la libertad personal frente a las relaciones controladoras.
[Festival de San Sebastián 2016] Pastoral coreana
[Festival de San Sebastián 2016] Pastoral coreana
[Festival de San Sebastián 2016] Pastoral coreana

Mientras la 64ª edición del Zinemaldi empieza a plegar velas, al menos algo queda claro: Hong Sang-soo ha hecho una de las mejores películas del año. Como cada año.

El cineasta coreano compite en la Sección Oficial con Yourself and Yours, su nueva depuración y reinvención de la misma historia de siempre. Mujeres y hombres y viceversa. Y el alcohol, que esta vez adquiere el lugar más central que le ha dado nunca dentro de la narración —los problemas de una pareja comienzan cuando él cree que ella sale demasiado a beber por su cuenta, porque eso le han dicho—, pero curiosamente está mucho menos presente que en otras ocasiones dentro de las imágenes.

Ese juego entre presencia y ausencia, de certezas y de testigos, se da a lo largo de toda Yourself and Yours, donde Hong decide aplicar su dosis habitual de repeticiones y variaciones de situaciones sobre la experiencia subjetiva de los propios personajes. Cuando Youngsoo discute con Minjung y le echa en cara su (supuesto) comportamiento alcohólico, que él mismo se encarga de limitarle cuando está presente, ella rompe la relación y se marcha.

Es maravilloso cómo Hong introduce en la historia, sin explicación ni énfasis alguno, una lesión que sufrió el protagonista durante los días de rodaje. Salvo en las dos secuencias iniciales, Youngsoo se tira toda la película con muletas y una pierna escayolada; casualmente, desde que Minjung se marcha. Mientras tantos, tantísimos otros directores se esfuerzan por buscar el contagio explícito de la realidad con su cine, en el caso de Hong todo resulta tan paradójicamente natural como los zooms marca de la casa con los que reencuadra las largas tomas de diálogo entre los personajes.

Mientras Youngsoo intenta recuperar a su novia, en paralelo, se muestran secuencias donde ella es abordada por distintos hombres que dicen conocerla de antes, aunque Minjung lo niega, siempre de manera confusa y poco convincente. No hay ninguna certeza de que ese comportamiento errático y desdibujado entre la mentira, la múltiple personalidad y la amnesia etílica se dé en la realidad o simplemente lo imagine Youngsoo a lo largo de su desesperado intento de recuperación, durante el que tiene otro tipo de visiones de una reconciliación idílica cuya naturaleza ficticia la película sí deja clara.

Hong mantiene la incertidumbre hasta la secuencia final —quizás una de las más hermosas (en su manejo del tiempo, de la elipsis, de la luz) y optimistas que haya filmado nunca el director—. A fin de cuentas, Yourself and Yours trata sobre cómo afecta la percepción de los demás sobre ti (o tu pareja); un modificador del comportamiento más poderoso que el alcohol.

¿Filme sobre la libertad personal frente a las relaciones controladoras? También una carga de profundidad contra la mirada masculina. Todos los hombres que interactúan con Minjung quieren definirla en base a ellos mismos, sus propias expectativas y experiencias. Ella se opone, se rebela, y, en última instancia, sale pitando. Cuando Youngsoo comprende que la relación de pareja no puede ser una camisa de fuerza para la otra persona, también está listo para empezar de cero, sin el peso del pasado.

Un consejo que le habría venido muy bien al Sueco, el asaeteado protagonista de American Pastoral interpretado por Ewan McGregor. El escocés también ha debutado en la dirección adaptando una de las novelas magnas de Philip Roth, a la que se muestra incapaz de sacar casi ningún jugo con una traducción a imágenes superficial y decepcionante, de donde apenas se puede rescatar a Jennifer Connelly Peter Riegert.

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