Ezra Miller: "Si has leído 'Harry Potter' vas a flipar con 'Los crímenes de Grindelwald"

Ezra Miller lleva una especie de rasta de colorines en el pelo. Cuando lo entrevistamos en Londres a propósito de Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, el aspecto del actor es un buen reflejo de su discurso y su manera de expresarlo, entre el existencialismo y el chamanismo interpretativo. Miller, que reparte su tiempo entre dos de las franquicias con mayor fandom –es Flash, en Liga de la Justicia y el obscurus Credence en la continuación de la saga creada por J.K. Rowling–, prefiere hablar de su carrera de artista polifacético y de la curación que supone para él interpretar a ciertos personajes o rodajes como el de Tenemos que hablar de Kevin.

¿Qué te pareció el guion? ¿Hubo algo que te sorprendió como fan de los libros?

Sí. ¡Hubo por lo menos siete sorpresas! Si has leído alguno de los libros de Harry Potter, aunque solo sea el primero, vas a flipar con esta película. Es impresionante cómo Jo [J.K.Rowling] puede añadir capas y notas a una historia cada vez más extensa. Una de las sorpresas fue Nicolás Flamel, el alquimista, que ha sido siempre uno de mis personajes favoritos de Rowling.

¿Tienes más fans entre los seguidores de DC o de Harry Potter?

Creo que ambos son muy entusiastas. Me gusta ver cómo se pelean entre ellos. No, en serio. Es muy importante que la gente respete a los fandoms de otra gente. Este es un problema que solemos tener en la comunidad Comic Con.

¿Qué te gusta de interpretar a Credence?

Es la primera vez que tengo esta oportunidad de acompañar a un personaje en una secuela. Es genial. Lo que me gusta de interpretar a un personaje es construir un arco y profundizar en sus complejidades. En este caso, sus tribulaciones mágicas y esa enfermedad terminal que él mismo ha interiorizado por los abusos a los que se ha visto sometido. Todas las historias que contamos los actores se acaban convirtiendo en fundamentales para nuestra propia curación.

¿Cómo evoluciona Credence desde Animales fantásticos y dónde encontrarlos?

Diría que el paso más crítico de su evolución es ser consciente de lo que es. Ha asesinado a gran parte de su familia y lo que quiere es saber quién es, de dónde viene. Para saber qué es eso que le está matando y está matando a los demás. También se vuelve más desconfiado del mundo mágico, lo que implica que reconoce otro mundo del que puede formar parte. Se ha sentido traicionado y eso hace que esté enfadado con prácticamente todo el mundo. Pero en esta película por fin tiene un compañero, el personaje de Claudia Kim, Nagini.

Siempre te has considerado un outsider. ¿Has puesto algo de eso en Credence?

Todos los seres humanos han pasado por la experiencia de tener que controlar su propio poder y potencial para adecuarse al mundo exterior. Parte de madurar en una sociedad civil es aceptar ciertos tabús y restricciones que te convierten en una persona teóricamente sana. El potencial de todos nosotros está por encima de esas limitaciones que nos imponen. Y todos sufrimos las consecuencias de no poder expresar nuestra realidad interior. En ese sentido, todos podemos identificarnos con Credence.

¿Ser un actor es lo contrario?

El arte, en general, nos permite revelar lo que somos. El arte es una de las maneras en las que los seres humanos expresamos nuestro potencial más elevado. Tenemos algo en nuestro ADN que otras especies no tienen: esa necesidad de reflexionar y observar a través de los sentidos, de explorar, de manipular, de contar… Es algo extraño que muchas otras especies no hacen. Algunas se dedican a crecer hacia el sol, otras a comer moscas. Nosotros convertimos la realidad en historias. Hay muchas maneras de profundizar en tu poder y de crear más espacio en tu vida para él y que no se convierta en una enfermedad, en algo maligno.

¿Cuáles son tus inquietudes más allá de la interpretación?

Crear. Cada vez más.

¿Sigues tocando con tu banda?

Sí. Vendremos a Europa en noviembre y diciembre. Hemos sacado un cuarto disco. Estoy tocando en varios proyectos, para ser exactos. Pero también estoy haciendo producción de cine. Pinto, esculpo… Me interesan todas las formas de expresión. También en el mundo natural. Tengo gallinas.

¿Estás produciendo una película?

Sí. Estoy produciendo un guion muy potente.

¿Cómo llevas la fama?

Bien. La abrazo como un producto de hacer este trabajo. Aprecio conocer a seres humanos, independientemente de en qué situación. Es una buena ocasión para conectar.

¿Cómo recuerdas Tenemos que hablar de Kevin y trabajar con Lynne Ramsay?

Nos lo pasamos genial. Seguro que cuando viste la película no pensaste que nos lo habíamos pasado bien haciéndola. Es de los rodajes más divertidos en los que he trabajado. Casi no dormimos en todo el mes. Volvíamos a la casa en la que dormíamos y nos poníamos a hacer danza moderna. Tilda [Swinton], John C. Reilly, el director de foto [Seamus McGarvey] y Lynn, todos bailando por la casa, haciendo tartas, practicando yoga… Recuerdo que nos daban las cinco, salía el sol y el director de foto decía: “Tenemos que hacer una película”. Fue precioso y divertido. Amo a esas personas. Lynn Ramsay es una verdadera diosa.