Esto no tiene ni puñetera gracia, Jim Carrey

El otrora rey de la comedia parece perdido entre tragedias personales y filmes cada vez más inclasificables y menos asequibles. ¿Qué ha pasado con él?
Esto no tiene ni puñetera gracia, Jim Carrey
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Esto no tiene ni puñetera gracia, Jim Carrey

Jim Carrey vuelve al cine 'serio' con Dark Crimes, en la que interpreta a un detective de homicidios que encuentra paralelismos en el asesinato que tiene a su cargo y un extraño libro. De esta manera, el actor canadiense parece volver a alejarse de la comedia y sus habituales recitales de muecas para ponerse torvo otra vez. De hecho, hace tiempo que se lleva rumoreando que el actor se ha vuelto demasiado serio, o que se toma demasiado en serio. No es algo nuevo: la “seriedad” de Carrey lleva sorprendiendo desde hace viente años, cuando estrenó la fabulosa El show de Truman, una de sus interpretaciones más memorables.

La famosa parábola de Truman Burbank, de una profundidad y riqueza filosófica fuera de dudas, iba a ser dirigida en un primer momento por su guionista: Andrew Nicol, con Gary Oldman de protagonista. Cuando el proyecto cogió nueva dimensión y mayor presupuesto, cayó en manos de Peter Weir. El director australiano tenía a Carrey como primera opción (también se pensó en Robin Williams). En el set, Weir pidió a todos los miembros de su equipo que no usasen con Carrey frases o chistes de sus 'películas bobas'. Esta interpretación iba muy pero que muy en serio.

Tan en serio, de hecho, que ganó el Globo de Oro al Mejor actor ante competidores como Ian McKellen, Nick Nolte, Tom Hanks o Stephen Fry. Los Oscar, en cambio, se olvidaron de él. Más tarde, Carrey reconoció que ser famoso y estar rodeado y acosado por las cámaras de los paparazzi le ayudó mucho para crear su personaje.

Aunque Nicolas Cage tenía un claro parecido con el cómico Andy Kaufman, Carrey había nacido para protagonizar Man on the Moon. De hecho, a Cage le propusieron el personaje, pero se negó a hacer una prueba para el recientemente desaparecido Milos Forman. La lista de candidatos para interpretar a  Kaufman incluye a Tom Hanks, John Cusack, Hank Azaria y hasta Kevin Spacey. Afortunadamente, Carrey fue Kaufman. O más bien Kaufman devoró a Carrey, como se puede apreciar en el estupendo documental de Netflix Jim and Andy. En este trabajo de Chris Smith vemos la pesadilla a la que se enfrentaron en el set tanto Forman como Danny DeVito o muchos otros miembros del equipo. Carrey no permitía que lo llamasen por su nombre, sólo "Andy", y a veces aparecía disfrazado del desagradable Tony Clifton (álter ego de Kaufman) montando unos números de escándalo.

Esto no tiene ni puñetera gracia, Jim Carrey

Universal, que financió la cinta, guardó durante años el valiosísimo material de vídeo que ha sido usado para el montaje de Jim and Andy porque pensaban que si el público lo veía iba a pensar que Carrey era un cretino integral. Por cierto: Jim Carrey y Andy Kaufman nacieron el mismo día, un 17 de enero. Cosa de brujas.

The majestic (2001) también fue cosa bien seria. En ella Carrey interpretaba a un guionista que debe huir de Hollywood porque lo implican en la infame Caza de brujas del senador McCarthy. A pesar de que Frank Darabont (Cadena perpetua) estaba al frente del proyecto, este nuevo registro serio de Carrey no convenció. El New York Times hablo de “floja y plomiza nostalgia” y The Washington Post de “Una película incapaz de parecer sincera. Lo intenta a toda costa, pero no tiene un solo segundo creíble”. Intento fallido.

Muy diferente fue la recepción de Olvídate de mí (2004), de Michel Gondry y con guion de Charlie Kaufman y para muchos una película que habla, como pocas, de la pareja y de forma universal, seria. Hasta dolorosa. En ella Joel (Carrey) descubre que su novia Clementine (Kate Winslet) ha mandado que le borren de su cerebro todos los recuerdos de su tempestuosa relación. Joel contacta con el Dr. Howard Mierzwiak, creador del proceso, para que también borre a Clementine de su cabeza. Pero cuando sus recuerdos desaparecen descubre que sigue amándola.

¿Recuerdan la desastrosa El número 23 (2007)? En ella Carrey volvía a lo serio. Su personaje vive obsesionado con otro libro, pero en esa ocasión el volumen describe detalles de su vida íntima. Su paranoia con el número 23 parece imparable. Fue tal el desastre de este nuevo truño de Joel Schumacher (con quien Carrey trabajo en Batman Forever como el villano Enigma) que fue nominado como Peor actor en los temidos Razzie. Otro tropezón.

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Hace dos años vimos a Carrey en Amor carnal, una marciana película ambientada en un desierto poblado hasta por caníbales. Por allí aparecían Keanu Reeves, Diego Luna, Giovanni Ribisi y nuestro hombre como un ermitaño mudo con un carrito de supermercado. Se le veía en su salsa en esta especie de fusión de película de Robert Rodriguez y El Topo de Jodorowsky.

En los últimos años la vida del antes hilarante Carrey parece no tener ni puñetera gracia. Su novia se quitó la vida con tranquilizantes que estaban recetados para él. Y en el citado Jim and Andy nos topamos con un Carrey extraño, como ido, con una mirada que ya no es la de hace años. Parece hablar en serio y lo hace hasta en la alfombra roja de un estreno y ante la confusión de los reporteros de turno: “Yo no existo, nada de esto tiene significado alguno”. Parece que iba, otra vez, muy en serio.

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