El rey de la pista: los mejores bailes de John Travolta

De Tony Manero a Vincent Vega… y más allá: celebramos los 67 años del actor de 'Grease' recordando sus meneos más espectaculares frente a la cámara.
El rey de la pista: los mejores bailes de John Travolta
El rey de la pista: los mejores bailes de John Travolta
El rey de la pista: los mejores bailes de John Travolta

67 años, y ni malditas las ganas de jubilarse: ese es el estado actual de John Travolta. Desde el día de su nacimiento, el 18 de febrero de 1954, el actor de Nueva Jersey se ha especializado en mover el esqueleto con inusitada chulería, ya sea en TV, en cine o donde le echen, demostrando que tanto los momentos de triunfo como los batacazos de crítica y taquilla resultan irrelevantes cuando uno tiene las caderas bien engrasadas. Ojo: la lectura de este artículo y el visionado de los clips correspondientes pueden provocar efectos secundarios como el aumento de la masa capilar, el consumo de litros de gomina y fijador, la obsesión por los pantalones de campana y la tendencia a quedarse parado con una mano en la cintura y la otra señalando fijamente al techo.

Fiebre del sábado noche (1977)

Ni el periodista Nic Cohn (en uno de cuyos reportajes se basa el filme) ni el director John Badham tenían la más remota idea de música disco, de modo que a Travolta le tocó ponerle la carne, la sangre y los pantalones de campana a ese arribista bailongo llamado Tony Manero, icono donde los haya. Aunque sus meneos junto a Karen Lynn Gorney a los sones de More than a Woman son también espectaculares, la mayor simbiosis del actor con las canciones de los Bee Gees llegó con este You Should Be Dancing: el suelo del club neoyorquino Odyssey 2001 (¡nombre cinéfilo!) nunca había brillado tanto.

Grease (1978)

Otra película que nos pone en aprietos: Grease está llena de momentazos travoltianos, y tener que elegir uno solo nos hace sentir como si nos arrancaran el tupé. Pero si elegimos Grease Lightning es (y que nos perdone Olivia Newton-John) por la soltura de nuestro hombre a la hora de encabezar una coreografía de la vieja escuela, incluyendo un cambio de decorado y un descenso encaramado a un motor con muchos cilindros. Esto último, ¿será una metáfora?

Tokyo Drink (anuncios, 1980)

La prueba definitiva de que Travolta había llegado al cénit de su fama en 1980 son estos tres anuncios para una marca japonesa de refrescos. Ante esas puestas en escena que rompen las escalas de lo ochentero, esas coreografías de otro mundo y, sobre todo, el magnetismo de nuestro héroe (y de sus caderas), nos enfurece pensar que los spots solo han llegado hasta nosotros a través de VHS de enésima generación subidos a YouTube: esto habría que darlo en los colegios.

Cowboy de ciudad (1980)

¿Pensabas que el talento de Travolta solo daba para bailes modernos y procaces? Qué equivocado estás, forastero: esta escena eliminada de su película de 1980 (protagonizada junto a Debra Winger) nos demuestra que, de haber vivido en el Lejano Oeste, John hubiera arrasado en los bailes de granero. Dato curioso: tanto esta escena como el resto de los momentos musicales del filme fueron coreografiados por Patsy Swayze, la madre de Patrick Swayze. 

Staying Alive (La fiebre continua) (1983)

Decir que tal vez Sylvester Stallone no era el director más indicado para esta película es un tímido eufemismo: la continuación de Fiebre del sábado noche ha quedado para la historia como una de las secuelas más desastrosas de la historia. Aun así, aquí lo que nos importa es el factor danzarín, y esta escena compartida con Cynthia Rhodes nos permite observar el tono muscular de Travolta a cámara lenta, cual si de un documental de National Geographic se tratase.

Perfect (1985)

El fracaso comercial de este filme, una sátira de la fiebre ochentera por el aeróbic, fue uno de los factores que provocaron la caída en desgracia de Travolta durante los 80. Pero eso no es óbice para que recordemos este pedazo de escena, con Travolta y Jamie Lee Curtis (insistimos: JAMIE LEE CURTIS) provocándose, calentándose y embraveciéndose a base de músculos tonificados. Cosas como esta no pasan en el gimnasio de tu barrio.

Pulp Fiction (1994)

La historia es bien conocida: a mediados de los 90, cuando todo el mundo le daba por quemado, Travolta se dejó tocar por la varita mágica de Quentin Tarantino, y el resultado fue... bueno, esto. Un momento histórico compartido con Uma Thurman, Chuck Berry (en la banda sonora) y la cámara del director, que inspiró innumerables momentos de vergüenza ajena en pubs y discotecas y por el cual los años parecen no pasar. Las nominaciones al Oscar, al BAFTA y al Globo de Oro fueron merecidísimas.

Michael (1996)

Al hablar sobre John Travolta, dos cosas son indiscutibles: este hombre es único a la hora de desaprovechar oportunidades para relanzar su carrera… pero también para elevar la calidad de películas mediocres, generalmente a base de movimientos de cadera. Sin ir más lejos, tal vez esta comedia mística sobre un arcángel caído en desgracia fuera un truño considerable (lo sentimos, Nora Ephron), pero esta escena musical con Aretha Franklin de fondo es diabólica, en el mejor sentido.

Hairspray (2007)

Tras la debacle cósmico-cienciológica de Campo de batalla: La Tierracualquier otro actor se habría retirado a su mansión de Beverly Hills para vivir entre recuerdos. Pero, en vez de eso (o de reciclarse en piloto de aerolínea), Travolta se dedicó durante años a reponerse del batacazo, culminando allá donde todos esperábamos verle: en un musical… donde actuó travestido, tomando el testigo de la gran Divine. Una nominación al Globo de Oro demostró que los sufrimientos de John al bailar con esas lorzas artificiales no habían sido en vano.

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