'El mundo es suyo': Sevilla Connection

Segunda entrega del tratado sobre el enterismo, Los compadres firman una comedia de acción con la que aspiran a pegar un pelotazo más grande que el de los ERE.
'El mundo es suyo': Sevilla Connection
'El mundo es suyo': Sevilla Connection
'El mundo es suyo': Sevilla Connection

La lluvia en Sevilla será pura maravilla pero tal vez ha llovido demasiado para esperar el regreso de Los Compadres, Alfonso Sánchez y Alberto López. Hace seis años, el Cabesa y el Culebra vinieron a contarnos las miserias de la crisis en El mundo es nuestro, una especie de revisión trianera de La estanquera de Vallecas. No hemos salido de la miseria, pero ahora en El mundo es suyo llega el turno de sus creaciones más engominadas: el Rafi y el Fali, en un esperpéntico viaje al fin de la noche (y del día y casi de la madrugá) sevillana. Charlar con ellos es toda una experiencia. Alberto se emociona porque “¡Tenemos un inversor chino!” y Alfonso pisa a su compadre sobre si el Guadalquivir es un río o una piscina Toy. Eso es así: “No solemos hablar mucho de trabajo. Hablamos de cervezas y del Betis”.

¿Cómo han cambiado el Fali y el Rafi desde que se sentaron a pontificar en una terracita de YouTube en Eso es así?

Alfonso: Ahora los personajes tienen una vida, tienen un entorno y un conflicto entre ellos y con el mundo. Lo fundamental en la película era sacarles del fresco típico y ponerlos en contraposición con otros mundos.

Da sensación de que les habéis cogido cariño a estos crápulas…

Alberto: Es que al rellenar ese mundo, al ir más allá de su kinesfera, te das cuenta de las cosas que les importan, de por qué tienen una familia. De cómo se llevan con los demás. Va creciendo su mundo y eso los humaniza.

Alfonso: Hemos creado una empatía consciente para poder contar la miseria en la que viven los personajes como metáfora de una miseria más profunda que nos afecta como país: la cultura del pelotazo, el buscar a todo costa ser algo en una sociedad muy complicada y muy clasista como es la occidental. Tenemos a los ricos, a los pobres y a los antisistema: la trilogía de nuestros vídeos de YouTube.

En El mundo es nuestro tuvisteis bastantes problemas de producción para sacar adelante el proyecto. Ahora venís con una major y una televisión debajo el brazo. ¿Estáis más tranquilos?

Alberto: Cuando amplías el presupuesto ganas en filigranas técnicas pero también aumentas la responsabilidad. Generar acción en una comedia es complicado, nunca tienes el beneplácito de todos los departamentos. Lo pasas bien por un lado, pero lo pasas duro, porque hay que justificar el presupuesto y la expectativas creadas.

Alfonso: Con El mundo es nuestro la ambición era hacer una película y punto. Ahora la ambición es hacer una buena película. El reto era hacer una película que tuviera buena factura sin perder el espíritu de la primera. Y creo que lo hemos logrado.

¿Rodar en uno de los barrios más peligrosos de España como son las 3.000 viviendas, fue un reto o una locura?

Alberto: Hay mucho francés que va a hacer documentales sobre el flamenco, sobre el arte que tienen. Los protagonistas son la gente del barrio, que actúan para ellos, y eso no supone un problema…

Alfonso: …Sin embargo, pocos hablan de quién va a las 3.000 viviendas a comprar droga, de quién mantiene el negocio. Aunque producción no lo veía, nosotros lo teníamos muy claro. Es muy importante la verosimilitud. Además, si no lo sacas en el cine, lo estás convirtiendo en un gueto. Tienes que acercarte para entenderlo.

Habláis de la película como una road movie. Pero es obvio que también se trata de un homenaje a Sevilla…

Alfonso: Fíjate qué ciudad para contar. Queríamos contar que detrás de la Sevilla de postal hay muchas otras Sevillas distintas, y también que hay otros sevillanos más allá de los típicos y tópicos. Por eso están presentes las dos riberas del Guadalquivir: la de mentira y la de verdad. Hay una Sevilla de mentira alrededor de algo que no es un río, que es un estanque. Por eso en el cartel ponemos la Torre Pelli al lado de la Giralda. Eso fue una gamberrada de la hostia, porque en Sevilla la Torre Pelli no está muy bien vista. Sin embargo, desde el punto de vista de la dirección, es un vértice sobre el que construyo la historia. Sabes que nunca te vas de Sevilla.

De entre los sevillanos, hay un capillitas robaescenas…

Alberto: Es Carlos Telmo. No es actor. Ha trabajado mucho en radio y era el portavoz de la Casa de Alba, la persona de confianza de la Duquesa. Íntimo amigo de las carminas y tal. Jefe de Relaciones públicas de la Expo 92… Un notas muy íntegro. Siempre nos decía: “Yo podría ser multimillonario, porque lo sé todo de todas estas, pero cómo voy a contar nada en un programa lleno de horteras”.

Alfonso: Veintitantas tomas rodamos del plano secuencia. El equipo me miraba raro, pero yo tenía claro que no iba a parar hasta que saliera bien. Y fue entrando, entrando… ¡y fíjate lo que hace! Es maravilloso. ¡Es un Eyes Wide Shut en Sevilla!

Como espectador, tengo la impresión de que no habéis parado de trabajar durante los últimos seis años.

Alberto: No hemos parado de estar en redes, de estar con la gente…

Alfonso: Hemos parado demasiado. Pensamos, y a lo mejor estamos equivocados, que teníamos que haber recibido más ofertas. Pero las que hemos hecho, al haberse convertido en éxitos, nuestra carrera parece la mega hostia. Si miras el ránking, estamos entre los diez actores más taquilleros de España. Es muy loco.

Algo está pasando con el panorama cultural en Sevilla: Pony Bravo o El Niño de Elche en música, David Sainz en YouTube y Playz, Carlos Rancio con las novelas… ¿Qué está pasando en Andalucía y qué necesita la producción andaluza para acabar de dar el salto?

Alfonso: Creérselo de verdad. Pensar que desde allí podemos contar historias que llegan a todas partes. Y ya es el momento. Nos tenemos que quitar complejos, como hace Alberto Rodríguez, como J Linares y su Animales sin collar. Este año va a ser muy bueno. Nuestro humor, por ejemplo, tiene una idiosincrasia muy local, pero es universal y por eso ha funcionado perfectamente en Reino Unido, Sudamérica, o EE UU. Se ha distruido hasta en Serbia y Bulgaria.

Alberto: Habría que reeducar a los inversores privados para que no tengan miedo de invertir en Andalucía, porque hay dinero, aunque no nos lo creamos.

Alfonso: Nosotros hacemos comedia en andaluz, no comedia andaluza. Mis referentes a la hora de componer sigue siendo Billy Wilder y Berlanga y Azcona y la comedia destroyer de Scorsese. ¿Por qué esos referentes universales no van a hablar andaluz?

Rafi y Fali son personajes muy de la picaresca española. ¿Son también algo Bruguera?

Alfonso: Claro, porque Bruguera, que no deja de ser una extensión de La Codorniz, que viene de Rinconete y Cortadillo, Quevedo, Valle-Inclán, Jardiel, Azcona… Eso se ha ido perdiendo en España por sofisticarnos en exceso. Yo creo que la sofisticación en la comedia ha sido mal entendida.

Alberto: Es que los españoles no exteriorizamos como los actores de las películas de Kaurismaki, ¡nos expresamos de otra manera!

Alfonso: El gran problema del cine español es que ha perdido la identidad. Por eso la gente no iba a verlo. ¿Cómo no puedes pensar en el panadero? ¿Quieres que se sofistiquen? ¡Pues llévale de la mano!

La estrella invitada, ejem, de la película, es Julio Iglesias. ¿No os valían los Siempre así o Bertín Osborne?

Alberto: No, porque Bertín Osborne puede llegar a ser competencia de los compadres en alguna montería, pero Julio no.

Alfonso: No, porque Julio es un truhán y es un señor. El enterismo es Julio Iglesias.

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