El lado oscuro de Cantinflas

El 'Chaplin de Latinoamérica', cuyo centenario se celebra ahora, produjo muchas películas magníficas, pero en su trayectoria también hubo puntos nada simpáticos. CINEMANÍA los recuerda sin ánimo de ofender.
El lado oscuro de Cantinflas
El lado oscuro de Cantinflas
El lado oscuro de Cantinflas

No importa la edad que tengas: el nombre de Mario Moreno Reyes, alias 'Cantinflas' te sonará seguro, al igual que sus películas. Y si eres español o latinoamericano, más aún, porque este comediante mexicano, nacido hace 100 años en una familia de clase obrera, aprovechó sus nervios en el escenario para acuñar un estilo propio, que le convirtió en el equivalente de un Charles Chaplin o un Groucho Marx para el mundo hispanoparlante. El duelo por su muerte en 1993 alcanzó cotas históricas en el país azteca, y aún hoy se le recuerda con admiración.

Aún así, pese a películas como Ni sangre ni arena y Su excelencia, a su papel junto a David Niven en La vuelta al mundo en 80 días, a la frase "algo malo tendría que tener el trabajo, si no los ricos lo habrían acaparado" y al verbo "cantinflear" ("Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada", según la Real Academia), no todo fueron luces en la trayectoria del genial comediante. Sin ánimo de ofender, y siendo conscientes de que hasta los astros del cine son humanos, el equipo de CINEMANÍA los repasa.

* Cuerpo flaco, ego abultado

Durante sus años de máxima actividad, entre los 40 y los 60, Cantinflas se valió de su físico desgalichado para encarnar al arquetipo del 'pelado', el obrero mexicano con pocos recursos y mucho corazón. Sin embargo, escondía el ego de un gigante, algo que sólo se acrecentó con los años. Según Guillermo Cabrera Infante, quien le dedicó un artículo demoledor con ocasión de su muerte, "Cantinflas era, personalmente, un hombre insoportable". El autor de La Habana para un infante difunto recordaba que, cuando trató de entrevistarle, Mario Moreno "declaró con una insistencia estúpida que quería hablar solamente de sus obras pías". Pese al hecho de que las donaciones caritativas de Cantinflas fueron legendarias por su generosidad, el novelista cubano le mandó a paseo: él quería hablar de cine.

* Hollywood, al precio que sea

Hijo de un cartero y un ama de casa, Cantinflas había pasado por grandes estrecheces en su niñez. Y, como suele ocurrir, le perdía la fascinación por el dólar: poseedor de una de las mayores fortunas de América, Moreno no se sentía a gusto mostrando sus orígenes humildes (según Cabrera Infante, hacía lo imposible para ocultar su gusto por las tortillas de maíz), y tras el éxito de La vuelta al mundo..., que le deparó un Globo de Oro, se empeñó en triunfar en Hollywood. Para ello, Moreno y el productor y director George Sidney prepararon Pepe,un filme con cameos de lujo (Jack Lemmon, Bing Crosby y los mismísimos Frank Sinatra y Dean Martin, entre otros) que fracasó estrepitosamente: el humor de Cantinflas era principalmente verbal, y no llevaba bien las traducciones. El siguiente producto audiovisual asociado a Moreno en EE UU, la serie de animación El show de Cantinflas, resultó francamente olvidable.

* Un compañero de armas tomar

Como suele pasar con los artistas de éxito, Cantinflas quería que todo en sus filmes se hiciera como él quería y cuando él quería. Si atendemos a Farnesio de Bernal, ilustre actor mexicano y compañero de quinta que actuó junto a él en varios filmes, sus prácticas en el plató iban más allá de lo ético. "Preparaba mis escenas y luego él me las quitaba de un modo muy feo: Cantinflas era un antipático", declaró De Bernal a la revista Milenio. Y remachaba: "Cantinflas era mala persona, y eso no sólo lo digo yo".

* ¿Qué pasa con la política?

En Ciudad de México, en 1968, tuvo lugar un suceso particularmente negro: la matanza de Tlatelolco. La noche del dos de octubre, el enfrentamiento entre estudiantes y activistas de izquierdas, efectivos policiales y milicias de extrema derecha dejó hasta 300 muertos y aproximadamente 1.000 detenidos en la Plaza de las Tres Culturas del Distrito Federal. ¿Cuál fue la actitud de Cantinflas ante este suceso? Tibia, y hasta indiferente. Moreno mantenía estupendas relaciones con el gobierno del PRI (Partido Revolucionario Institucional, que gobernó México desde 1929 hasta 2000) trabajando como asesor para el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, bajo cuyo mandato tuvo lugar la masacre. En 1962, Cantinflas había sido acogido como huésped en la Casa Blanca por John Fitzgerald Kennedy, y su sucesor Lyndon B. Johnson le otorgó el honor de ser el primer mexicano invitado a dormir en la residencia presidencial de EE UU.

* Una herencia en disputa

Antes de las celebraciones de su centenario, los últimos titulares acaparados por un Cantinflas ya fallecido tuvieron bien poco de cómicos. De hecho, eran la culminación de un drama iniciado cuando el comediante aún estaba con vida: muy mujeriego, pero clínicamente estéril, Moreno adoptó en 1960 al hijo de una joven estadounidense llamada Marion Roberts, a cambio de un pago de 10.000 dólares. Años después, la Roberts quiso recuperar a su hijo biológico, pero el comediante y su esposa Valentina Ivanova se negaron, con lo que ella se suicidó provocando un enorme escándalo. Cinco décadas después, Mario Arturo Moreno (el hijo adoptivo de Cantinflas) y Arturo Moreno (su sobrino) aún andan a la greña por temas de derechos de autor. En la disputa, que aún está por dirimirse, han figurado acusaciones mútuas de robo y manipulaciones testamentarias en el lecho de muerte del cómico, cuyos filmes siguen fraguando jugosos beneficios. El pasado 10 de junio, Mario Arturo Moreno impidió la inauguración de una estatua en memoria de su padre adoptivo en San Francisco, al estar esta patrocinada por la fundación que preside su primo. La historia sigue.

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