[In-Edit 2014] Un grupo llamado Miller Miller Miller & Sloan

'We Don’t Want You Make You Dance' o la historia de otro grupo que se quedó a las puertas del estrellato.
[In-Edit 2014] Un grupo llamado Miller Miller Miller & Sloan
[In-Edit 2014] Un grupo llamado Miller Miller Miller & Sloan
[In-Edit 2014] Un grupo llamado Miller Miller Miller & Sloan

Es una de las principales temáticas a la que recurren los documentales musicales, la del grupo o artista cuya carrera no alcanzó el reconocimiento demandado por su talento. En el In-Edit 2015, We Don’t Want You Make You Dance representa esa cuota de estrellas que nunca llegaron a brillar. Pero antes, un poco de hardcore holandés.

Gabbers! Cabezas rapadas. Chándales de táctel. Electrónica hardcore. El hakken (baile en el que se conjugan los movimientos de rótula de Chiquito de la Calzada y lo espasmódico de un ataque epiléptico). Drogas. Macrodiscotecas. Fines de semana infinitos… Eran los gabbers, algo así como nuestros actuales poligoneros, o la 'Ruta del bakalao', pero en versión holandesa. Retomando imágenes de un documental rodado en 1995, el director Wim van der Aar revive aquella subcultura juvenil surgida a inicios de la década de los 90 en la ruda ciudad portuaria de Rotterdam para acabar asolando los Países Bajos en su totalidad. Para muchos simples parásitos de la sociedad, dos décadas después varios de aquellos que entregaron su adolescencia a los beats más machacones siguen rememorando aquel periodo como los mejores años de sus vidas. Correcto, sin más, en lo formal, interesante como exposición de un fenómeno sociocultural.

gabbers!

En 2012 fue Searching for Sugar Man, la búsqueda del Dylan chicano cuyas extraordinarias composiciones solo encontraron caja de resonancia en Sudáfrica. En 2013, A Band Called Death, la historia de aquel grupo de hermanos afroamericanos de Detroit que, sin ser conscientes de ello, y mucho antes de que los Sex Pistols proclamaran que el futuro era una entelequia, desde su habitación lanzaban esputos sónicos de apariencia muy similar a lo que poco después se etiquetaría como punk. Este 2014 es el turno de We Don’t Want You Make You Dance, película que transcribe el devenir de Miller Miller Miller & Sloan, un cuarteto de Nueva York formado por los hermanos Dan, Barney y Mike Miller y su vecino Blake Sloan. Dividida en tres capítulos, el documental empieza transportándonos a 1983, donde descubrimos a un grupo de adolescentes con una pasmosa facilidad para componer pildorazos funk. Actúan en las salas más importantes de Manhattan e incluso llegan a tesonera a The Clash (aunque, esto, curiosamente, se obvia en la cinta). El futuro será suyo, seguro. La película avanza hasta 1987. Miller Miller Miller & Sloan se han convertido en un empalagoso grupo de pop sintetizado. Mantienen vivos sus sueños, pero percibes que se les ha escapado el tren. Última entrega: Dan y Blake se han mudado a California. El primero trabaja en el universo de la robótica, el segundo se dedica a la programación de efectos visuales para películas. Barney sigue en Nueva York y ha montado una productora audiovisual. Las cosas le van bien. Mike, el pequeño de los hermanos Miller, supuestamente el más talentoso de ellos, también ha mantenido su hogar en la Gran Manzana y prosigue en su empeño por triunfar en la industria musical. Ahora se hace llamar Mr. Shy y es algo así como un George Michael de tercera. Vende su música por Internet y monta conciertos privados en su piso a los que acuden MILFS que se dejan seducir por sus composiciones ultra azucaradas. Casos como el de Miller Miller Miller & Sloan los hay a centenares, a millares, la única diferencia es que no todos cuentan con una amiga cineasta como Lucy Kostelanetz, capaz de hacer un documental del brío de We Don’t Want You Make You Dance y demostrar a las generaciones venideras que estuvieron cerca, muy cerca, de ser estrellas del rock.

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