[In-Edit 2014] El hermano de Paco y los chicos del 'soul'

Del infierno dantesco de las cárceles de Panamá a la retromanía por los viejos nuevos románticos.
[In-Edit 2014] El hermano de Paco y los chicos del 'soul'
[In-Edit 2014] El hermano de Paco y los chicos del 'soul'
[In-Edit 2014] El hermano de Paco y los chicos del 'soul'

Historias semejantes suceden a diario, pero la noticia te impacta más cuando afecta a alguien de tu entorno. No es que sea familiar del DJ Professor Angel Dust. Tampoco somos amigos. Tan siquiera nos conocemos, pero había consumido infinidad de noches al ritmo de la música escupida por sus platos. Y eso, de un modo u otro, acaba uniendo.

Los hechos son los siguientes. Angel Dust (pseudónimo tras el que se refugia el DJ, productor y compositor mexicano Paco López Morán) se erigió en una de las estrellas de la incipiente escena electrónica barcelonesa. En el auge de su popularidad, un día recibió la invitación de ir a pinchar a una boda en… Panamá. Tenía la agenda saturada, pero la oferta era exótica y tentadora: caché suculento, billetes de avión para él, su mujer y su hija de dos años y hospedaje en un hotel de lujo. Al llegar a destino la historia empezó a tomar un cariz extraño. Fueron pasando los días, el enlace no se celebraba y, por consiguiente, tampoco la sesión. Finalmente tuvo noticias. Alguien próximo al casorio le telefoneó para disculparse por lo sucedido. La ceremonia se había suspendido. No solo podía regresar a Barcelona sino que se le garantizaba que iba a recibir la mitad de los emolumentos pactados. El interlocutor y Angel Dust quedaron en un hotel para realizar la transacción. Relata el DJ que al llegar al lugar acordado, una estancia cochambrosa, el misterioso hombre de la llamada agarró a su hija y, encañonándola con una pistola, prometió matarla si su mujer, Kene, y él no hacían lo que les proponía: transportar dos quilos y medio de cocaína en su vuelo a la Ciudad Condal. Fueron descubiertos en el aeropuerto de Tocumén (Panama). Era la tarde del 14 de septiembre de 2008 y, aunque siempre han mantenido su inocencia, los sentenciaron a seis años y ocho meses. Es en ese momento cuando la cámara de Héctor Herrera, cineasta panameño, director del notable documental One Dollar (El precio de la vida), empieza a rodar.

Destacándose como una de las producciones locales más atractivas del In-Edit 2014, Angel & Dust se adentra en el camino hacia la redención que emprende el músico desde su encierro. Internado en la infrahumana cárcel de La Joya (un preso la describe muy acertadamente como un cementerio de vivos) consigue ser trasladado a la algo menos siniestra El Renacer. Allí sobrevivirá haciéndose cargo del destartalado estudio grabación de la penitenciaria. Será tras la mesa de mezclas donde se ganará el respeto de criminales y matones con aspiraciones a estrellas del gangsta rap. Sin embargo, e involuntariamente, la estrella del documental no es el disc-jockey.

Mauricio López llega a Panamá con la intención traerse de regreso a Barcelona a la niña de dos años y ayudar en lo posible a Paco y Kene. Tales propósitos se irán emborronando a medida que va siendo fagocitado por un entorno apocalíptico habitado por delincuentes dementes que responden al nombre de Matón, Fat, Balacera o Lolo. Un infierno dantesco donde las alegrías se celebran con rayas de farlopa y las nimiedades se resuelven con un tiro en la frente. Uno dentro el otro fuera, dos hermanos atrapados en su propia prisión.

Afirma el prestigioso crítico musical Simon Reynolds que el pop es una cultura que sufre de retromania, o lo que es lo mismo, una peligrosa adicción a su propio pasado. Lo que ayer nos parecía una mierda, hoy, llevados por la nostalgia o liberados de prejuicios, lo entendemos extraordinario e imprescindible. Así, tras una sobredosis de esnifadas y balazos, me encuentro viendo la mucho más liviana Spandau Ballet: Soul Boys Of the Western World, más cuando la cita incluye la presencia de sus protagonistas durante la proyección.

Productora de documentales tan recomendables como London: The Modern Babylon o Requiem for Detroit?, George Hencken debuta en la dirección con esta película cuyo estreno coincide con el retorno a la acción de los británicos, regreso apuntalado por la publicación del álbum The Story: tres temas inéditos más su porrón de hitazos.

Aunque al uso, concatenación de imágenes de archivo y declaraciones actuales, Spandau Ballet: Soul Boys Of the Western World se reivindica como un entusiasta y deleitoso trayecto a través de la sinuosa carrera de una de las bandas más emblemáticas del movimiento new romantic: auge y caída, éxito y destierro, amistad y fratricidas pleitos por royalties. “Si no hubiéramos roto el grupo no podríamos haber hecho una película tan interesante como esta”, comenta haciendo gala de ironía el cantante, Tony Hadley.

¿Y ellos? Recordad que el pop es retromaníaco y pese a la clase y elegancia que desbordan a su paso por Barcelona, evidentemente, molaban más en los 80, con sus americanas imposibles y pelazos lacados.

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