Del kinetoscopio a la cámara de ‘Star Wars’: la historia del cine a través de su tecnología

La exposición ‘De Méliès al 3D: El cine máquina’ reúne aparatos de proyección o artilugios de sonido para dar cuenta de la evolución estética del cine.
Del kinetoscopio a la cámara de ‘Star Wars’: la historia del cine a través de su tecnología
Del kinetoscopio a la cámara de ‘Star Wars’: la historia del cine a través de su tecnología
Del kinetoscopio a la cámara de ‘Star Wars’: la historia del cine a través de su tecnología

Aunque el cine como tal nació del encuentro de unos cuantos científicos y técnicos que estaban experimentando con la idea de poder registrar el movimiento y poder reproducirlo en soportes visuales, la fecha oficial de su nacimiento data de 1895 en el Salon Indien del Grand Café de París. A esa sesión en la que los hermanos Lumière presentaban su cinématographe asistió George Méliès, quien, maravillado, quiso comprar una de esas máquinas a los célebres inventores franceses. Es conocido que los Lumière rechazaron la oferta pero Méliès, ni corto ni perezoso, decidió viajar hasta Reino Unido para adquirir un aparato desarrollado por el también pionero británico Robert W. Paul, denominado teatrógrafo, que logró modificar hasta convertirlo en una cámara con la que experimentó para conseguir convertirse con el tiempo en uno de los maestros del cine, llegando a filmar hasta más de 500 películas.

Este es el punto de partida de la exposición De Méliès al 3D: el cine máquina, muestra que ocupa la temporada otoñal de la Cinemateca francesa y que intenta enseñar cómo los avances estéticos del cine han ido siempre acompañados de innovaciones tecnológicas. La exposición, así pues, reúne buena parte del patrimonio tecnológico-fílmico de la institución francesa y enseña verdaderos tesoros en materia de aparatos cinematográficos, desde el kinetoscopio de Edison, las primeras cámaras de la marca Lumière o la cámara de Abel Gance en su opus Napoléon (1927), y de técnica sonora, como el sistema Vitáfono, utilizado en la primera película sonora de la historia, El cantante de jazz (1927). En España se pueden visitar tanto el Museo del cine de Gerona como el Museo del cine de Villarejo de Salvanés (Madrid), ambos nutridos de sendas colecciones privadas, para estudiar los antiguos aparatos con los que el cine comenzó a andar, pero dado que hemos visitado la muestra parisina damos paso a algunas de las magníficas cámaras que lucen en sus galerías.

[caption id="attachment_69586" align="alignnone" width="535"]Captura de pantalla 2016-11-04 a las 14.49.44 Primera cámara en 35 mm de Georges Méliès, 1896 © Stéphane Dabrowski / La Cinémathèque française / Cartel de ‘Viaje a la luna’, de Georges Méliès, 1902.[/caption]

La primera cámara que Méliès adquirió a Robert W. Paul en ese viaje a Londres inaugura la muestra De Méliès al 3D: el cine máquina. Se trata de una cámara que modificó para incorporar un vial donde se insertaba la película de 35mm con la que comenzó a realizar sus primeros trucos de magia con la imagen. Posteriormente, creó una segunda máquina que llamó kinetographe y que utilizaba para proyectar filmes en sus sesiones en el teatro Robert-Houdini.

[caption id="attachment_69588" align="alignnone" width="534"]Captura de pantalla 2016-11-04 a las 14.51.02 El time-lapse nació como tal gracias a la cámara de Lucien Bull, con la que podía captar con precisión el vuelo de un insecto, entre otros.[/caption]

Lucien Bull fue asistente de Étienne-Jules Marey, el gran pionero de la cronofotografía –en la muestra se pueden ver dos cámaras míticas del científico, una cámara cronofotográfica fechada en 1890 y un fusil cronofotográfico también de ese año, variación del primer fusil construido en 1882– y trabajó en la estación fisiológica siguiendo los pasos de George Demenÿ. Pero uno de los grandes avances técnicos con los que Bulll nutrió al incipiente arte cinematográfico fueron sus estudios en el registro del movimiento en insectos o incluso balas, filmando en alta velocidad y en formato estereoscópico gracias a cámaras fabricadas por él mismo como la que ocupa estas líneas.

[caption id="attachment_69589" align="alignnone" width="535"]Captura de pantalla 2016-11-04 a las 14.52.35 Orson Welles y el camarógrafo Gregg Toland con una Mitchell NBC en el rodaje de ‘Ciudadano Kane’ (RKO, 1941). DR.[/caption]

La cámara Mitchell llegó al mercado en 1919 con el objetivo de quedarse durante largo tiempo. Y así sucedió, con las consiguientes modificaciones a medida que la tecnología cinematográfica fue sofisticándose. A principios de los años 30 apareció la Mitchell NBC, una cámara de 35mm diseñada para impulsar el cine sonoro y que acabó convertida en la estándar en Hollywood. Eso sí, sus 61 kilogramos de peso eran un obstáculo para rodar fuera del estudio. Ciudadano Kane (1941), de Orson Welles, es uno de los clásicos filmados con Mitchell BNC.

[caption id="attachment_69590" align="alignnone" width="536"]Captura de pantalla 2016-11-04 a las 14.53.57 Alfred Hitchcock con la cámara VistaVision en el rodaje de ‘El hombre que sabía demasiado’ (1956), cuya fotografía estuvo a cargo de Robert Burks. Universal Studios Licensing LLC.[/caption]

A principios de la década de los 50, la mayor amenaza para Hollywood era la televisión. Y las majors decidieron hacer frente al nuevo medio bajo el precepto de más es mejor: más pantalla, más imagen, más espectáculo. Fueron los años del Cinerama –cuatro cintas de filme, una de ellas enteramente para las siete pistas magnéticas de sonido–, del CinemaScope, patentado por 20th Century Fox, y del VistaVision, de Paramount Pictures, del que Alfred Hitchcock, entre otros, era un gran entusiasta. Atrapa a un ladrón (1954), Con la muerte en los talones (1955), El hombre que sabía demasiado (1956) o Vértigo (1958) son algunos de sus clásicos que se beneficiaron del formato panorámico, cintas en las que el genio del suspense aprovechó esa nueva capacidad espacial en hacer de los paisajes entornos cargados de psicología.

[caption id="attachment_69599" align="alignnone" width="532"]Captura de pantalla 2016-11-04 a las 15.07.57 Jean-Luc Godard y Raoul Coutard manejan la Caméflex filmando a Jean Seberg y Jean-Paul Belmondo Al final de la escapada (1959). Raymond Cauchetier. © Raymond Cauchetier / Al otro lado, la cámara de 35 mm Caméflex Éclair-Coutant, Paris, 1947. © Stéphane Dabrowski / La Cinémathèque française.[/caption]

Es probable que no haya imagen más característica de la Nouvelle Vague que Jean-Luc Godard y Raoul Coutard en París con una Caméflex en la mano. Con esa cámara, fabricada por la compañía Éclair, se filmó la mítica Al final de la escapada (1959), y su ligereza la convirtió en la favorita de una generación de cineastas que querían volver a la calle para hacer cine. Uno de sus grandes hándicaps era, sin embargo, el enorme ruido que emitía su motor. Por esta razón, Godard volvió a rodar el sonido de esa película aparte. Una desincronización que es también uno de los sellos de identidad del largometraje. Por otra parte, es importante reseñar aquí la extraordinaria sensibilidad de Godard con los sucesivos cambios tecnológicos que ha sufrido el cine y cómo incluía esas inquietudes en sus películas: el CinemaScope es el otro gran protagonista de El desprecio (1963), el vídeo en Salve quien pueda la vida (1980) y el cine digital en Elogio del amor (2001) así como en trabajos más recientes como Adiós al lenguaje (2014), rodada en 3D.

[caption id="attachment_69592" align="alignnone" width="530"]25 - Lucas star wars copyright Lucasfilm George Lucas posa en el rodaje de La guerra de las galaxias (1977) junto a una cámara 35 mm Panavision PSR. DR/Courtesy of George Lucas.[/caption]

Se vendió en una subasta por 625.000 dólares, rompiendo el récord de la cámara antigua por la que más han pujado. Se trata, en efecto, de la Panavision PSR que George Lucas utilizó como cámara principal en la primera cinta de la saga más famosa de la historia del cine, La guerra de las galaxias (1977). Lucas volvió a confiar en esta cámara y en las Panavision Panaflex que utilizó como complementarias, en el siguiente episodio de Star Wars. La razón era clara: más económico que el CinemaScope, mejor precisión en el efecto anamórfico y un resultado técnico muy superior.

[caption id="attachment_69593" align="alignnone" width="535"]Captura de pantalla 2016-11-04 a las 14.57.57 ‘Holy Motors’, de Leos Carax (2012). THEO FILMS. Al otro lado, imagen de la cámara digital Red Epic 4K, con la que se filmó el trabajo del cineasta francés.[/caption]

Toy Story (1995), Celebración (1998), Collateral (2004), Avatar (2009), Holy Motors (2012) o Gravity (2013) son algunas de las películas bandera, sea por la pericia técnica o por la creatividad con la que trabajan la imagen digital, del cine en lenguaje binario que desde el nuevo siglo se ha convertido en el estándar. Cámaras Alexa, Red, Sony CineAlta, Panavision, Viper o Canon… Hoy el digital permite incluso que una compacta o un teléfono móvil registre imágenes en calidad 4K y los hitos técnicos se suceden al tiempo que el cine digital va desarrollándose. Por este motivo nos parece paradigmática la película de Leós Carax por ser una cinta que habla de un personaje en continuo movimiento y metamorfosis, cuyas diferentes historias y situaciones representaron sendos retos técnicos. En palabras de Carolina Champetier, directora de fotografía de ese trabajo: “Léos Carax siempre está intentando ir más allá de los límites de lo que tecnológicamente es posible. Esos retos técnicos son el alma de la película.”

[caption id="attachment_69595" align="alignnone" width="534"]Captura de pantalla 2016-11-04 a las 14.59.09 Kinetoscopio de Edison y visor en VR, tan lejos y tan cerca.[/caption]

El siguiente desafío tecnológico al que se enfrenta el cine es la Realidad Virtual, VR en sus siglas anglosajonas. Porque en el caso de que acabe imponiéndose, ¿seguiremos hablando de sala de cine? Las especulaciones sobre el regreso de tecnologías como el Odorama o sobre nuevos sistemas de visionado en 3D que no requieran gafas están ahí, pero el avance por el cuál se prevé un nuevo escenario de juego está en la VR, que permite experiencias audiovisuales de realidad aumentada y virtual completamente individuales. Un modelo que no está tan lejos de ese kinetoscopio patentado por Thomas Edison, aparatos de visionado individual que hicieron fortuna las ferias y parques de atracciones de hace más de un siglo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento