¿Cómo sería el cine de Hollywood sin el 11-S?

El atentado más cruento (y mediático) cometido en suelo estadounidense tuvo consecuencias políticas, sociales y también fílmicas. Aquí hablamos de estas últimas
¿Cómo sería el cine de Hollywood sin el 11-S?
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¿Cómo sería el cine de Hollywood sin el 11-S?

Primero, los hechos: tal día como hoy, hace 16 años, cuatro aviones de pasajeros fueron secuestrados por operativos del grupo terrorista Al Qaeda. Uno de dichos aparatos se estrelló contra el Pentágono en Washington DC, otro se estrelló (por intervención de los propios pasajeros) en un campo vacío de Pensilvania, y los dos restantes colisionaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, dando lugar a una tragedia humana recogida de inmediato, dada su (horrible) espectacularidad visual, por todos los medios de comunicación del mundo. El resultado del atentado más cruento jamás perpetrado en suelo estadounidense fueron 3.000 víctimas mortales, y una cadena de repercusiones políticas y sociales que se prolonga hasta hoy, 'guerras contra el terror' y operaciones militares (léase: las invasiones de Irak y Afganistán) mediante. También en el cine.

Porque, nos guste o no, 'cine' y 'Hollywood' siguen siendo casi sinónimos. Y la industria del espectáculo en EE UU tomó buena nota de los cambios que su público autóctono experimentó, en gustos e intereses, tras el atentado. Sin ánimo de hacer sociología barata, hemos extraído estas consecuencias de los atentados sobre la industria del cine. La lista, tratándose de un hecho de tan grandes repercusiones, es necesariamente parcial, pero en ella trataremos de responder a una pregunta: ¿cómo sería Hollywood si el 11-S nunca hubiera ocurrido?

No habría películas sobre los atentados

Esta es fácil, ¿verdad? Pues sí, pero su respuesta merece un análisis: pese al clima de furia colectiva creado por el 11-S en la opinión pública de EE UU, el público de allí no quería ver el hecho reproducido en pantalla grande. A diferencia de la II Guerra Mundial, de la Guerra Fría o incluso de la Guerra de Vietnam, el sentimiento de humillación, miedo y derrota propagado en el país tras la caída de las Torres Gemelas no estimuló a las productoras a lanzar filmes sobre el hecho hasta muchos años después. World Trade Center, de Oliver Stone y United 93, de Paul Greengrass, las dos cintas más publicitadas sobre los atentados, no llegaron a las pantallas hasta 2006, y su impacto en las taquillas fue menos que tibio. El filme más reciente que hace referencia al hecho es 9/11, una película de bajo presupuesto con Charlie Sheen al frente del reparto. Y juramos que, pese a su apariencia, no es una broma.

Habría menos películas de superhéroes

Lo dice la colaboradora de Steven Spielberg, Bonnie Curtis, coproductora de Inteligencia Artificial y Salvar al soldado Ryan: "Hubo un grupo de cineastas en Hollywood que pensó que lo único que quería el público era evadirse en la fantasía, los efectos especiales y los superhéroes". Y no debemos referirnos necesariamente a los tipos en pijama de Marvel o DC: según datos de Box Office Mojo, los filmes más vistos en todo el mundo en 2001 fueron Harry Potter y la piedra filosofal y El Señor de los anillos: la comunidad del anillo. Dos cintas de género fantástico cuyos héroes luchan con coraje y derrotan a los malos en nombre de la justicia. Por otra parte, muchos filmes rodados en Nueva York o con referencias 'delicadas' (películas bélicas y de acción, pero también comedias románticas) vieron sus fechas de estrenos retrasadas. Uno de dichos filmes, lanzado al año siguiente, se situó sin problemas en el número 1 de la taquilla, y marcó el camino por venir. Su título: Spider-Man.

Los talibanes seguirían siendo los buenos

Cuando, como reacción al 11-S, los EE UU y sus aliados invadieron Afganistán (el 7 de octubre, menos de un mes después de los atentados), hubo un filme del que se acordaron muchos aficionados: Rambo III. Porque en 1988, cuando se estrenó dicha película, los guerrilleros islámicos de dicho país asiático luchaban contra las tropas soviéticas que invadían su país, y por lo tanto eran aliados de la superpotencia y de Stallone, como nos mostró La guerra de Charlie Wilson. Otros filmes del mismo período que pintaban a mujahidines e integristas varios como amigos del Imperio fueron La joya del Nilo (oponiéndolos a un régimen laico muy similar al de Nasser en Egipto), o la también ambientada en Afganistán La bestia de la guerra. Justo es decir que Osama Bin Laden había sido señalado hace tiempo como terrorista, y que filmes de los 90 como Mentiras arriesgadas ponían al terrorismo islamista como el malo del cuento. Pero el perfil del 'barbudo', Corán en ristre, como villano definitivo de la era post-Guerra Fría nació en las Torres Gemelas, nos guste o no.

Kathryn Bigelow no tendría su Oscar

Si los filmes sobre el atentado en sí fueron escasos, y no tuvieron resultados comerciales brillantes, los ambientados en su consecuencia más obvia, la Guerra de Irak, fueron algo más numerosos, pero tampoco les fue muy bien en taquilla. Véanse los casos de En el valle de Elah, Leones por corderos, la alusiva Jarhead o (ya en los años de Obama) Green Zone: distrito protegido, que abordaban las circunstancias políticas de la guerra. En cambio, una película sobre la invasión del país mesopotámico sí que se ganó mucho revuelo en 2009: En tierra hostil. Aunque elaborada sin la colaboración del Ejército de EE UU, y con una trayectoria comercial más bien discreta en sus primeros meses, el filme convirtió a Kathryn Bigelow en la primera directora galardonada con el Oscar, por encima de su ex James Cameron y su Avatar. Puede que la Bigelow, cineasta de mérito, hubiese conseguido la estatuilla con otro trabajo, pero el conflicto y sus consecuencias le propinaron un empujón. Ya sabes: "Antes se llamaba 'Campamento Libertad', pero le cambiamos el nombre porque 'Campamento Victoria' sonaba mejor".

Spielberg se tomaría las cosas con más calma

"¿Son los terroristas, papá?". Como saben los espectadores de La guerra de los mundos (2005), la pequeña Dakota Fanning se equivocaba: quienes estaban dejando la Tierra hecha un solar eran los marcianos. Pero lo cierto es que el 'Rey Midas de Hollywood' fue uno de los directores que más a pecho se tomaron el 11-S. Tras negarse a eliminar la visión de las Torres Gemelas en Inteligencia artificial (2001) , Spielberg comenzó una deriva hacia las tinieblas que aún le dura. El cineasta alternó trabajos escapistas, muy de acuerdo con el signo de la industria (La terminal y Atrápame si puedes) con tres de sus películas más oscuras hasta la fecha: La guerra de los mundos, Minority Report y sobre todo Munich, su crónica de las represalias del Mossad (servicio de inteligencia de Israel) contra los terroristas palestinos de Septiembre Negro. Aunque el muy judío Spielberg no ocultaba dónde estaban sus simpatías, sus filmes mantenían un saludable punto de ambigüedad, lo cual le valió ataques tanto de la izquierda como de la derecha más patriótica: el último plano que nos muestra Munich, tras presentarnos a Eric Bana como héroe-asesino sionista, es una imagen de las Torres Gemelas.

Michael Moore sería un poco menos famoso

Tras la doble dosis de popularidad (espantá anti-Bush en los Oscar incluída) que le deparó Bowling for Columbine, el orondo documentalista decidió abordar el 11-S en su siguiente trabajo, la muy comentada Fahrenheit 9/11 (2004). Con su habitual tono rayando el sensacionalismo -el filme fue estrenado justo antes de las elecciones presidenciales, lo que le ganó no pocas críticas- Moore examinaba los vínculos entre la industria petrolera estadounidense y las familias aristocráticas de Arabia Saudí (entre ellas, la de Bin Laden), se fijaba en los estragos producidos por los reclutadores militares entre la clase obrera y, sobre todo, proporcionaba una imagen sobre la que el propio líder de Al Qaeda haría mofa y pitorreo: la de George W. Bush prefiriendo leer un cuento infantil durante una visita de colegio antes que reaccionar de inmediato a la noticia. ¿Los resultados? Una Palma de Oro en Cannes, una recaudación millonaria (el documental más taquillero de la historia) y el siguiente (y último) punto de nuestra lista.

Leslie Nielsen nunca habría sido presidente

"¡Señor presidente, la Tierra está siendo invadida!". "Entiendo, pero primero quiero saber qué le pasa al patito". ¿Recuerdas esta escena de Scary Movie 4 (2006)? Pues sí, es una parodia directa del momento más famoso de Fahrenheit 9/11, protagonizado por el actor de Agárralo como puedas en el papel del mandatario. Porque, dadas las poco limpias circunstancias de su primera elección, su pasado juerguista y la obvia falta de saber estar que mostraba en muchos de sus discursos, George W. Bush era carne de parodia, y su viejo amigo Jerry Zucker sabía que el canoso Nielsen era el hombre idóneo para ejecutarla. En Scary Movie 3, con los atentados aún recientes, las chanzas eran tibias, pero en la cuarta parte de la franquicia la cosa se disparó, hasta el punto de incluir referencias al 11-S. Estamos seguros de que sus evoluciones en la Casa Blanca hicieron reír hasta al más republicano. Sobre todo cuando le informan de la cruda realidad: "¡El patito se muere!".

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