Comiéndonos el coco: nuestros psiquiatras favoritos del cine

Dice que nunca ha pasado por el diván de un psiquiatra, y que se considera una persona problemas. Pero cuando el río suena, agua lleva: no contento con habernos revuelto el estómago (y el alma) con películas como La mosca, David Cronenberg nos ofrece un viaje al corazón de las tinieblas del subconsciente en Un método peligroso, esa historia de lujuria y psicoanálisis que protagonizan Michael Fassbender, Keira Knightley y un prodigioso Viggo Mortensen en el papel de Sigmund Freud. Como consideramos que al cineasta canadiense que le vendría bien un poco de terapia, le proponemos una visita a la consulta de estos 10 profesionales. Peor de lo que entró no va a salir, seguro.

Le conocimos en... El silencio de los corderos (1991), Hannibal (2001) y El dragón rojo (2002)

Método: Canibal y cultivado. Provisto de todo el charme señorial de un Anthony Hopkins, el doctor Lecter es tan experto en enfermedades mentales como en gastronomía, esta última siempre con ingredientes un tanto peculiares. Por otra parte, hay quien afirma haberle visto con otros rostros: el de Brian Cox (Manhunter, 1986) y el del jovenzuelo Gaspard Ulliel (Hannibal, el origen del mal, 2007). ¿Se tratará de un caso de personalidad múltiple?

Pacientes ilustres: Tal vez debido a su propia psicopatía galopante, Hannibal es experto en tratar con asesinos en serie. Valgan como ejemplos el despellejador Jame Gumb (Ted Levine), el ultraviolento Francis Dollarhide (Ralph Fiennes) y el millonario psicópata Mason Verger (Gary Oldman, irreconocible). Pero no hace falta pasar por su diván para acabar majara perdido: pregúntenle a los agentes del FBI Edward Norton, Jodie Foster y Julianne Moore.

Le conocimos en... Primera plana (1974)

Método: Vienés y estentóreo. Desde que el mismísimo Sigmund Freud rechazó una entrevista con él, el antiguo periodista Billy Wilder profesó un odio incondicional al psicoanálisis. Y damos fe de que, en esta mirada cínica al mundo de los 'plumillas', eso se notó mucho.

Pacientes ilustres: Por mucho que el doctor Hegelhoffer (interpretado por Martin Gabel) insista en endosarle un complejo de Edipo galopante al presidiario Austin Pendelton, nosotros sospechamos que quienes necesitan terapia urgente son Jack Lemmon y Walter Matthau, reporteros sin escrúpulos. Desafortunadamente, tras un atrevido experimento con una pistola cargada, el galeno acabará desarrollando interesantes teorías sobre la sexualidad humana. Puedes observarlas en el vídeo de arriba.

La conocimos en... Recuerda (1945)

Método: Surrealista y con suspense. Su creador, el guionista Ben Hetch (responsable, por cierto, dePrimera plana) no entendía ni jota de psicoanálisis, pero los difusos conocimientos de esta especialista quedan compensados por un carisma digno de Ingrid Bergman.

Pacientes ilustres: Sólo uno, pero qué paciente. Nada menos que un Gregory Peck con manía persecutoria, y con unas pesadillas muy parecidas a los cuadros de Dalí. Analista y analizado acabarán precipitándose en una trama de suplantaciones y falsos culpables con mucho intríngulis, como de película de Alfred Hitchock.

Le conocimos en... Una terapia peligrosa (1999) y Otra terapia peligrosa ¡Recaída total! (2002)

Método: Familiar, pero no de "familia" sino de "famiglia". Aunque no se parezca en nada a su colega Jennifer Melfi (Lorraine Bracco en Los Soprano), este psiquiatra con el jeto de Billy Crystal tiene todo lo que hay que tener para tratar a jefes mafiosos.

Pacientes ilustres: Aunque el 'padrino' Paul Vitti (Robert De Niro) insista en recordarle eso de "Tu... eres bueno", reconozcamos que el doctor Sobel lo tiene crudo con él. No se trata solo de que sus crisis de ansiedad dejen a las de Tony Soprano a la altura del betún, ni de que en sus sueños se vea a sí mismo como John Cazale en El Padrino, sino que... ¿Quién va a tomarse en serio a un capo que se sabe de memoria todas las canciones de West Side Story?

Le conocimos en... El indomable Will Hunting (1997)

Método: Matemático y oscarizable. Y muy de Boston, también: aunque su intérprete Robin Williams sea natural de Chicago, los guionistas y actores Matt Damon y Ben Affleck son pura sangre de Nueva Inglaterra.

Pacientes ilustres: Provisto de una paciencia sobrehumana y gran sentido del humor, el doctor Maguire es el terapeuta ideal para jóvenes de gran inteligencia pero con pocos recursos y apego a la mala vida. Como Damon y Affleck fueron quienes escribieron el libreto, y como el director Gus Van Sant rodó este filme para ganarse las habichuelas, el galeno está casado (con una señora) y no muestra ningún interés por la sexualidad humana.

Le conocimos en... El sexto sentido (1999)

Método: Fantasmal. Espectral, incluso. No es para menos, dado que en este filme le vemos tratar a un crío (Haley Joel Osment) que, "en ocasiones, ve muertos".

Pacientes ilustres: Al igual que otros psiquiatras de cine, la competencia del doctor Crowe puede resultar discutible. No es sólo que su vida personal sea un desastre (véase el poco caso que le hace su mujer), sino también que, tras pasar por su consulta, ni Haley Joel Osment ni el director M. Night Shyamalan han vuelto a levantar cabeza.

La conocimos en... La celda (2000)

Método: Virtual y arriesgado. Mientras la mayoría de sus colegas prefiere mantenerse en la seguridad de su diván, la doctora Deane (Jennifer Lopez) prefiere entrar en el cerebro de sus pacientes mediante una máquina tan prodigiosa como su físico.

Pacientes ilustres: Dudamos sobre si calificar o no de "ilustre" a Stargher (Vincet D'Onofrio), el asesino en cuya sesera se infiltra esta terapeuta. Pero está claro que el sujeto es un caso clínico de primer orden: sus métodos para eliminar a sus víctimas son aún más retorcidos que los juegos sadomaso a los que gusta de entregarse, mientras que su subconsciente parece diseñado a medias por Damien Hirst y un diseñador de tarjetas postales. El director Tarsem Singh ya empezaba a hacer de las suyas.

Le conocimos en... K-Pax (2001)

Método: Alienígena. Los casos de pacientes que se creen visitantes de otros mundos no son nada nuevo, pero a este galeno le ha tocado uno particularmente raro. Tanto, que necesitará toda la paciencia de Jeff Bridges para tratarle.

Pacientes ilustres: ¿Es el personaje de Kevin Spacey un auténtico alienígena, o sólo tiene un gusto horrible para las gafas de sol? Difícil saberlo: aunque está claro que la astrofísica se le da muy bien, y que se esfuerza por ayudar al resto de pacientes del psiquiátrico, su constante cháchara New Age provoca unas profundas ganas de mandarle a darse una ducha con final feliz.

Le conocimos en... Comportamiento perturbado (1998)

Método: Persuasivo. Muy persuasivo. En lugar de quedarse con el viejo modelo freudiano, este especialista en psicología escolar prefiere emplear la tenología punta, con excelentes resultados.

Pacientes ilustres: Hombre, tanto como ilustres... La verdad es que el doctor Caldicott se dedica a tratar a adolescentes problemáticos, pero hay que reconocer que lo hace muy bien. Los padres de sus pacientes están encantados (los pacientes en sí, no tanto), pero por mucho que el doctor se esfuerce todos acabarán yendo por el mal camino. Katie Holmes, sin ir más lejos, se casó ocho años más tarde con un sujeto que confunde los sofás con camas elásticas.

Le conocimos en... Abre los ojos (1997)

Método: Complejo, alucinatorio, casi. Este psiquiatra, cuyo apellido no llegamos a conocer, ejerce su trabajo en un centro penitenciario, y es especialista en estrés postraumático.

Pacientes ilustres: Sólo uno: un niño pijo (Eduardo Noriega) que, desfigurado por culpa de Najwa Nimri, bebe los vientos por una Penélope Cruz que ejerce como mimo callejero. En el remake Vanilla Sky, el papel del psiquiatra del protagonista (Tom Cruise, en esta ocasión) corrió a cargo de un Kurt Russell algo perdido.