Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?

Nos situamos en el punto de vista de los escépticos y de los enamorados del mejor y más odiado director vivo.
Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?
Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?
Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?

Lo peor del cine son los cinéfilos. Desde el maldito André Bazin dictando lo que sí y lo que no, hasta el enésimo bloguero de nuestros días lanzando ultimatums en calzoncillos. O el periodista trasnochado que sueña con ser Billy Wilder y la enfurecida profesora de Teoría del Cine que defiende Holy Motors por inercia. Somos todos un grano en el culo del espectador, ese culo que lo único que quiere es sentarse a disfrutar, ese culo que entiende que la película es lo que es con o sin nosotros mirándola, igual que ese árbol cayendo en medio del bosque y sí, sonando aunque nadie lo escuche. Basta ya, hombre.

Lo que el cinéfilo olvida (o no) en sus disputas es lo mucho que las necesita para sobrevivir. Y el alimento del cinéfilo contemporáneo se compone en gran medida del cine de Christopher Nolan. Si David Lean es el abuelo del blockbuster de autor y Steven Spielberg es su padre, Nolan es el siguiente en la línea de sucesión. Su marcado estilo y sus taquillas desorbitadas, mezcladas con un hype abrumador por cada nuevo proyecto, rompen esquemas de detractores y defensores, estirando aún más la distancia entre ambos grupos, dejando en el medio espacio listo para la batalla.

Tras el estreno de Dunkerque, aprovechamos para situarnos en el punto de vista de unos y otros, de los escépticos y de los enamorados. No es el artículo que Internet merece, pero es el que necesita ahora mismo.

En contra: los Noliebers y lo ridículo del fandom

Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?

Christopher Nolan supo sorprender con Memento y demostró que podía jugar en otras ligas con Insomnio. Batman Begins gustaría a todos como efectiva revitalización de un superhéroe destrozado en los noventa, y El truco final pasaría sin sobresaltos. Pero El caballero oscuro y Origen son, hablando en plata, la auténtica mandanga.

Con estos dos títulos, Nolan convertiría su arte en algo parecido a una fábrica de embutidos. Su capacidad para crear un ambiente profundo y oscuro serviría para cualquier tipo de relato y situación. De pronto el Joker pasaba de ser un elegante payaso con pistolas de juguete a un asesino con aspecto de vagabundo. Y claro, la peña loca. Pero no todo vale.

El caballero oscuro sería la constatación de que lo que mejor se le da a Nolan es engañar con muy poco a sus audiencias. Además de la mencionada atmósfera de cementerio, plagaría el guión de frases sacadas de un mal día en la cuenta de Twitter de cualquier influencer. Cualquier tontería como “la noche es más oscura justo antes del amanecer” o “lo que no te mata te hace diferente”. Vacío, como la infinidad de temas agolpados sin criterio: miedo al control policial, miedo a las nuevas tecnologías, un poco del clásico conflicto del bien contra el mal y algo de pánico al terrorismo tras el 11 de septiembre.

Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?

Dos años más tarde, Origen sepultaría todo esto y constataría un nuevo nivel de engaño. Ya de entrada, el forzado plantel de estrellas estándar (ese Michael Caine de corta y pega) o el ambiente sobrecargado de agonía volvían a vaticinar lo peor. Actores perdidos ante una dirección que nada sabe hacer sin verlos maquillados, y sobre todo, ese aire presuntuoso que carga sus premisas, esa incapacidad de conectar con una audiencia con criterio por querer desmarcarse una y otra vez como el mejor director vivo.

Pero el mayor de sus defectos estaba aún por revelarse. Lo hizo con el combo siguiente: El caballero oscuro renace e Interstellar. Christopher Nolan se consolida aquí como un guionista pésimo, que recurre a explicaciones bochornosas y pesadas, a menudo a través de inconexos diálogos, para tapar huecos en la estructura de sus películas. Si no sabes hablar de viajes en el tiempo con coherencia interna, regresa a los trucos de magia. Recordemos también que a este proceso de escritura hay que añadir su incapacidad con los personajes femeninos. Aquí están la sensiblera Amelia Brand (Anne Hathaway haciendo lo que puede) y el falso antagonista peor construido de la historia, la Talia al Ghul de Marion Cotillard.

Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?

Su labor como productor en El hombre de acero y en Batman vs Superman deja ver que su estética, a pesar de estar impuesta sobre un vacío Zack Snyder, no es en ningún caso exportable. El Superman oscuro, el Lex Luthor adolescente o la Wonder Woman florero son muestras de cómo su engañifa no es reproducible. Impone su estilo sin importarle el cómic, al contrario de lo que ocurre con Joss Whedon y sus Vengadores, una de las mejores adaptaciones de todos los tiempos.

En definitiva, un director mediocre que en el mejor de los casos entretiene. Sus legiones, por tanto, huelen a adolescentes que buscan ver algo más que Pulp Fiction para dárselas de entendidos, pero no quieren afrontar un verdadero reto. Así, el aspecto de autor, de producto de prestigio de Nolan, ese hacer manufacturado, convence a miles de pobres ingenuos. Y aunque no estés de acuerdo con nada de lo que he dicho hasta ahora, esto es necesario reconocerlo: el problema con Nolan no viene tanto con que su trabajo sea nefasto (pocos estarían de acuerdo con esta afirmación, da igual el bando) sino más bien con que dista mucho de ser perfecto. Los Noliebers eliminan el criterio de la ecuación y defienden esta superioridad absoluta con uñas y garras. Pues os quedáis solos.

A favor: sois todos una panda de amargados intelectuales

Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?

Un segundo. ¿Se nos ha ido la olla? Christopher Nolan es un director excelente. Su imaginario es prácticamente inabarcable. Capaz de tocar con maestría el thriller o la ciencia ficción y ahora una película bélica. Ha llevado a millones a las salas arrastrados por historias complejas, con tramas impensables hace años en el cine comercial. ¿Y lo vamos a criticar por tecnicismos? ¿Qué nos pasa?

Parece que un amargado sector de la población cinéfila, de porte grueso y mirada torcida, no soporta que la originalidad y el riesgo creativo se admire en masa. Como si Shakespeare no hubiese conmovido a miles en vida. Y es que Nolan, también inglés, es heredero directo de los grandes escritores clásicos, capaces de hacernos conectar con sus personajes incluso aunque el relato trate temas en apariencia ajenos y complejos como la mente o los sueños. Lo consigue dejando que en el corazón de sus historias hallemos temas tan universales como la amistad, el amor, el bien o el miedo.

Es curioso que a Nolan se le achaque ser un director oscuro, cuando si uno pasa esa primera cortina de impostura, se da cuenta de que es el realizador contemporáneo que más ilusión transmite en sus relatos. Películas como Origen o Interstellar consiguen la nada sencilla misión de hacer soñar al espectador. La piel de gallina es heredera directa de la que nos provoca Jurassic Park.

Christopher Nolan: ¿A favor o en contra?

Es cierto que recurrir a conceptos más abstractos como ilusión o sueños suena a defensa de parvulario, pero es pertinente si pensamos que el medio de expresión que nos ocupa. De hecho, esto es algo que el propio director ha debatido: puede que el cine sea el medio perfecto para desarrollar con suficiente libertad narrativa y artística sus inquietudes acerca de la mente y su funcionamiento. Su talento para transmitir ideas, mensajes o sensaciones a través de la pantalla es inigualable.

Sus películas entretienen y algunas son clásicos instantáneos. Origen o El caballero oscuro forman parte de la mejor producción artística de este siglo gracias a su poder para crear situaciones o imágenes trascendentes, no menos que Tiburón o Psicosis. Crítica y taquilla son prácticamente unánimes en su defensa. Ante el miedo hacia sus incursiones científicas, Interstellar tiene como productor ejecutivo a Kip Thorne, uno de los astrofísicos más importantes del mundo. Neil deGrasse Tyson la ha calificado como “ambiciosa”, dándole un nueve sobre diez en precisión.

A pesar de su reciente empeño en explicar en exceso y cerrar con llave sus finales, en general su cine es un cine de ideas, que se separa de los lazos rosas en los que Spielberg envuelve todo para parecerse más a una propuesta estimulante de Terry Gilliam o un David Fincher, con el que tanto comparte. Todo reconocimiento es poco para un director que no falla nunca. Todo reconocimiento es poco para el gran Christopher Nolan. El mejor director vivo.

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