[Cannes 2018] Scorsese te va a enamorar

Scorsese entra a ritmo de Jumpin' Jack Flash y con el auditorio absolutamente rendido. Empieza acordándose del bueno de Pierre Rissient, “gran valedor de Mean Streets” pic.twitter.com/J5r4fAgKwh — alberto lechuga (@AlbertoLechugaG) 9 de mayo de 2018

¿Qué películas has visto? Scorsese ha presentado dentro de la sección Cannes Classics la primorosa restauración de una de sus películas favoritas: la mexicana Enamorada (1946), de Emilio Fernández. El hombre que sirvió de inspiración para moldear la figura humana de la estatuilla de los premios Oscar y fue actor fetiche de Sam Peckinpah es uno de esos cineastas olvidados por la historiografía canónica oficial a los que es un gusto descubrir en la sección dedicada a títulos clásicos y nuevas restauraciones mientras otros cronistas se ven obligados a cubrir la terrible actualidad. Será imposible encontrar en la competición oficial una película tan generosa como Enamorada. Lo tiene todo: acción bélica en tiempos de la Revolución Mexicana, una historia de rechazo y enamoramiento prohibido entre un general zapatista y una indómita joven burguesa, un duelo de miradas intensas y cejas arqueadas entre los protagonistas María Félix y Pedro Armendáriz que haría enrojecer de envidia a Gloria Grahame, humor screwball mezclado con intensidades melodramáticas, cachiporrazos de dibujos animados y parlamentos patrióticos, etc. En la mejor tradición del pastiche popular, Enamorada no se deja nada fuera y avanza fluida, impulsada con músculo y no pocas ideas visuales por la realización de Fernández y la dirección de fotografía de Gabriel Figueroa, a quien John Ford (fan de este filme) se llevó a hacer El fugitivo y acabaría siendo colaborador de referencia de Luis Buñuel. https://www.youtube.com/embed/xxDoTjNiI5w Cuando se ve Enamorada, con sus rápidos travellings de acercamiento a los rostros de los personajes y esa sensacional secuencia musical del vídeo de arriba, donde un grupo de mariachis toca Malagueña salerosa, es fácil detectar la influencia que ejerció la película sobre el cine de Scorsese. Del mismo modo que la huella del autor de Uno de los nuestros y Casino es palpable sobre todo el metraje de Pájaros de verano, el filme colombiano que ha inaugurado la 50ª edición de la Quincena de Realizadores, festival paralelo a Cannes que nació a consecuencia del parón de la edición de Mayo del 68. Se trata del nuevo trabajo de Ciro Guerra, este firmado junto a Cristina Gallego, donde el director de Los viajes del viento (2009) y El abrazo de la serpiente (2015) sigue aumentando la ambición y refinamiento de una de las carreras cinematográficas más prometedoras de la actualidad. Después de hacer un spaghetti western con acordeones por el Caribe y una aventura amazónica con enteógenos en blanco y negro, Guerra propone un thriller de narcotraficantes indígena ambientado en La Guajira, una región del extremo norte de Colombia. Allí reside una familia de la etnia wayuu que, con reglamentos tradicionales y modos turbocapitalistas, controla el tráfico de marihuana. Si bien Pájaros de verano quiere fijarse en referentes como El padrino o Uno de los nuestros para contar la historia de auge y caída de su protagonista, un esforzado exportador de la bonanza marimbera de los años 70, la cercanía, pregnancia cultural y similitud narrativa de cualquier episodio de la serie Narcos acaba siendo el reflejo más inmediato, lo cual es una pena porque resta a la película la pericia y originalidad que sí despliega en otros aspectos, como el desparrame estético y absoluto gozo visual que supone asistir a la combinación de los vestidos tradicionales indígenas con los estampados florales de la moda setentera. https://www.youtube.com/embed/Ke-8-Byrl44 ¿A quién has visto? Al emblemático Luís Miguel Cintra, presencia indispensable del cine portugués del siglo XX (más lo que llevamos del XXI), que acudió a la presentación de la copia felizmente recuperada y restaurada de A Ilha dos Amores (1982), una de las películas más fascinantes de Paulo Rocha.  Basado en las memorias de Wenceslau de Moraes y concebida como un poliédrico homenaje autobiográfico al cine de Mizoguchi, Ozu y demás maestros nipones, el filme del cineasta portugués propone un viaje poético, melancólico y geográfico por el recuerdo del paso del escritor del siglo XIX por Macao y Tokushima a través de nueve cantos compuestos por largos planos secuencia de coreografía milimétrica, juegos con la profundidad de campo de absoluto virtuosismo y una sobrecarga de elementos y referentes difícil de asimilar en una primera visión. Ya que ninguno de los clips disponibles en YouTube se acerca siquiera a la fuerza de los colores, sonidos, espacios humeantes y reflejos lumínicos de la película de Rocha, dejo aquí el videoclip de This Is America dirigido por Hiro Murai para Childish Gambino –Donald Glover vendrá a Cannes para presentar Han Solo, pero aquí solo le queremos preguntar por esto–, que es lo único que se me ocurre capaz de rivalizar con A Ilha dos Amores en virtuosismo técnico, exhibición de intereses personales y densidad simbólica. https://www.youtube.com/embed/VYOjWnS4cMY