[Cannes 2017] ¿Por qué una comedia romántica no puede ganar la Palma de Oro?

'Un beau soleil intérieur', de Claire Denis con Juliette Binoche, compite en la Quincena de Realizadores y seguramente es la película más excepcional de Cannes.
[Cannes 2017] ¿Por qué una comedia romántica no puede ganar la Palma de Oro?
[Cannes 2017] ¿Por qué una comedia romántica no puede ganar la Palma de Oro?
[Cannes 2017] ¿Por qué una comedia romántica no puede ganar la Palma de Oro?

¿De qué se habla hoy en Cannes? De la llegada de Clint Eastwood para dar una masterclass mañana, así como presentar esta tarde una proyección muy especial de Sin perdón. Con todo, en cuestiones de mitomanía a mí me pareció mucho más emocionante ver ayer L'amant d'un jour en presencia de su director Philippe Garrel, siempre tan maltratado por Cannes. El pase no fue en el certamen principal, sino en la Quincena de Realizadores, claro.

¿Qué películas has visto? Un programa doble insuperable, pero fuera del festival que conocemos por Cannes. Fue en el certamen paralelo de la Quincena de Realizadores donde pudieron verse las mejores películas del día (y de lo que llevamos por aquí), haciendo escandalosa su ausencia de la competición de Cannes. Las dos son francesas (siempre habría que matizar las habituales críticas de chauvinismo que suele llevarse la sección oficial preguntando por qué no llenan ese cupo con las películas buenas) y vienen de leyendas vivas del cine galo: el mencionado Garrel y Claire Denis con Un beau soleil intérieur.

La ausencia de esta última en la competición oficial es la que más llama la atención, sin duda por ser un nuevo escalón gigante en la carrera de su autora. Cuando se dijo que Denis iba a hacer una película tomando como base Fragmentos de un discurso amoroso, el desconcierto fue generalizado: ¿cómo se las iba a apañar la cineasta para trasladar al cine un ensayo tan personal, referencial y fragmentado como el de Roland Barthes? El resultado, Un beau soleil intérieur es tan sorprendente como coherente con el cine de la directora de L'intrus.

¿Cómo haría Claire Denis una comedia romántica? Exactamente así. Como un musical de rupturas. Conocida por sus películas duras, implacables y a la vez volcánicamente voluptuosas, la directora ha contado con la colaboración de la escritora Christine Angot para colocar a Juliette Binoche en medio de un torbellino de relaciones amorosas tan entrecortado y embriagador como el discurso de Barthes. La actriz francesa, que siempre lo da todo y resulta asombroso cómo sigue siendo capaz de superarse, navega por un mar de citas, enamoramientos y rupturas mostrando la inmensa variedad de sus registros dramáticos: tan pronto tristeza como alegría, deseo como derrota, seducción como frustración. Hay una secuencia brutal al final del filme, de diálogo en plano-contraplano con Gerard Depardieu, lleno de sobreentendidos y variaciones de significado según el tono de voz, el gesto de la cara o la profundidad de la mirada, donde ambos revalidan su condición de montañas inalcanzables del cine francés.

Los amantes y las parejas se van sucediendo a través de viñetas verbales (estamos ante una película tanto de cuerpos como de diálogos) que a veces muestran el inicio de un interés amoroso, pero la mayor parte del tiempo se fijan en desencuentros y rupturas. El componente literario es realmente dramático, pero el tono ligero y la capacidad de identificación con los sinsentidos del amor hacen que la sala consuele sus propios desamores con carcajadas. En ese sentido (y muchos más: la repetición cíclica de patinazos románticos, las elipsis y cambios de narración inesperados), Un beau soleil intérieur es lo más cerca que ha estado nunca Claire Denis de Hong Sang-soo y sus variaciones sentimentales. Y eso es maravilloso, porque al mismo tiempo sigue siendo ella cuando filma (con Agnès Godard a la foto) los cuerpos, el baile (Etta James con At Last, nada menos) y las corrientes de deseo.

¿Por qué una película tan excepcional como Un beau soleil intérieur no fue seleccionada por Cannes? ¿Por qué una comedia romántica que no se parece a ninguna otra no compite por la Palma de Oro?  En 2015 pasó lo mismo con Tres recuerdos de mi juventud, de Arnaud Desplechin (rechazado por Cannes, fue a la Quincena); este año, ha inaugurado el festival con su nuevo filme.

La imagen del día: Todos los primeros planos de L'amant d'un jour son una cosa loca (si no, no sería una película de Garrel). Pero hay uno concreto muy maravilloso: Louise Chevillotte tumbada de lado en la cama, llorando, antes de que la cámara suba hacia arriba encuadrando el marco de la puerta (y nos demos cuenta de lo realmente cerca que estábamos de ella), donde se podría decir que las pecas de su rostro se confunden con el grano de los 35mm en blanco y negro. El cine como bello sol interior.

¿Qué esperas de mañana? Mañana tendremos el segundo capítulo del culebrón Cannes vs. Netflix. Y los segundos traen a uno de sus luchadores más implacables (en cifras de audiencia): Adam Sandler, que protagoniza The Meyerowitz Stories, de Noah Baumbach. Pero antes, esta tarde ser verá Le redoutable, la película de Michel Hazanavicius sobre Godard, que promete una proyección apoteósica, capaz de dejar el pataleo de ayer con Okja en una leve brisa marina.

Palmómetro: Ante un panorama sin favoritas claras, las últimas proyecciones de la competición oficial tienen buenas opciones de rascar presencia en el palmarés (sin extrapolamos cómo suelen funcionar estos jurados). 120 battements per minute, de Robin Campillo, por su temática (el activismo de la lucha contra el sida en los 90). The Square, de Ruben Östlund, por sus momentos de inspiración humorística en medio de un mejunje satírico a medio cocer sobre el mundo del arte y la alta sociedad; nadie quiere que se le escape una nueva Toni Erdmann y eso puede jugar a su favor.

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