[Cannes 2017] Hong Sang-soo salva el festival

El director coreano es la luz ante la oscuridad que se cierne sobre las películas de Cannes 2017. Compite con 'The Day After' y presentó fuera de concurso 'Claire's Camera'.
[Cannes 2017] Hong Sang-soo salva el festival
[Cannes 2017] Hong Sang-soo salva el festival
[Cannes 2017] Hong Sang-soo salva el festival

¿De qué se habla hoy en Cannes? Dentro del inmenso mundo de la rumorología festivalera, una de mis subdivisiones favoritas es la observación de jurados y transmisión de sus hipotéticos entusiasmos. Según se dice, ayer Will Smith aplaudió como un descosido la película de Hong Sang-soo en competición. Lo que pueda significar eso de cara al palmarés es incierto, pero ya se convierte en mi anécdota favorita del actor de Filadelfia justo por encima de cuando se negó a hacerse un tatuaje junto a sus compañeros de reparto para conmemorar el rodaje de Escuadrón Suicida.

¿Qué películas has visto? En medio de la explotación mecánica de historias de crueldad y tremendismo que llevan una semana dominando las pantallas del festival (Zvyagintsev, Östlund, Haneke, Lanthimos, etc.), el cine de Hong Sang-soo es un radiante punto de luz en medio de la oscuridad. Gracias a la indómita costumbre prolífica del coreano, Cannes 2017 cuenta con dos películas suyas: Claire's Camera, presentada fuera de concurso, y The Day After, en competición oficial por la Palma de Oro.

Hong nos tiene acostumbrados a que cada película suya recuerde a las anteriores gracias a un juego de variaciones enriquecedor y siempre sorprendente. En el caso de los dos filmes presentados en Cannes este hecho se acentúa más que nunca, pues ambos parecen girar en torno a la misma excusa argumental, sólo que abordada desde perspectivas diferentes. Es decir, lo que habitualmente suele darse dentro de sus películas (como ocurre en The Day He Arrives o en Ahora sí, antes no), aquí se traslada a la narrativa del propio festival. Es impresionante ver Claire's Camera y The Day After como un binomio partido en dos.

A grandes rasgos, el argumento es muy similar en ambas. Un hombre casado tiene un lío amoroso con una de sus empledas, lo que desemboca en un despido fulminante como egoista vía de escape; entonces, un nuevo personaje externo al triángulo hace aparición para terminar de enredar las cosas. Esta sinopsis sencilla, sin relieves, podría hacer justicia tanto a Claire's Camera como a The Day After, pero no podrían ser filmes más diferentes entre sí. Ya desde la propia superficie: el primero es luminoso y en color; el segundo, en blanco y negro.

Hong rodó Claire's Camera el año pasado en Cannes durante la celebración del festival. Salvo por un par de referencias verbales (el protagonista es un director de cine con película en el certamen), nada de esto traspira en el filme, que se desarrolla en estupendas localizaciones urbanas y playeras muy lejos de los aparatosos actos oficiales. Igual que en Night and Day el coreano ya mostró un París nada postalero, ha creado sus propios espacios cinematográficos en uno de los lugares donde más se regula precisamente eso.

Desenfadada y decididamente cómica, la película cuenta la mencionada historia de infidelidad desde el momento en que el director despide a la empleada con la que tuvo una aventura amorosa. Que ese papel lo interprete Kim Min-hee, la actriz con la que Hong ha empezado una relación tras romper su matrimonio, multiplica el evidente contenido autobiográfico del relato. Así pues, cuando Isabelle Huppert llega a Cannes encuentra a la empleada despedida llorando desconsolada en la playa. La complicidad femenina que nace entre ambas es inmediata; seguir sus paseos por Cannes, una delicia dentro de una película que no busca complicaciones (aunque guarda algún que otro requiebro narrativo en la manga; de algunas situaciones nos enteramos por partida doble: observándolas y escuchando cómo un personaje las cuenta con pequeños cambios a su manera).

Si en Claire's Camera Kim y Huppert dan la impresión de ser unas Céline y Julie rivettianas, The Day After podría ser la película que termine de emparentar a Hong Sang-soo con Philippe Garrel de una vez por todas. Quizás sea el blanco y negro (pero no es la primera vez que lo usa), quizás sea la dimensión autobiográfica (esto tampoco es nuevo) o quizás tenga que ver con la amargura tormentosa de una linealidad tan implacable como los cortes de sus elipsis. Kwon Hae-hyo, uno de los álter egos habituales de Hong, quien interpreta a un editor literario en relación extramatrimonial con una empleada; y, en este caso, Kim Min-hee es una nueva candidata al puesto laboral de la amante que será víctima de los vaivenes amorosos de su jefe perdiendo el trabajo el mismo día que empezaba.

Frente a Claire's Camera, The Day After mantiene un tono más fatalista, incluso tenso. Muchas veces es necesario que nos repitamos la misma historia en la mente (o haciendo películas) para terminar de entender nuestro comportamiento. Hablamos y revisamos actos en retrospectiva, hasta malearlos de tal forma que pueden quedar irreconocibles. Esto sucede en The Day After, una película donde se habla más y se bebe menos de lo habitual en Hong. Es depuración absoluta: cuatro personajes y apenas tres escenarios, con algunas de las escenas de mesa más largas y sin cortes de su filmografía desde Our Sunhi (2013). Y con un plano, desde el interior de un taxi, con Kim mirando la nieve por la ventana mientras suena una oración en off que, sin duda, es para hacer como Will Smith y levantarse rompiendo en aplausos.

La imagen del día: Las escenas de ensoñación subacuática de L'Atalante (1934). La embriagadora última película de Jean Vigo se presentó ayer dentro de la sección Cannes Classics con una copia primorosamente restaurada en 35mm. Ante sus imágenes, su arrollador Michel Simon, su adorable Dita Parlo, su tenaz Jean Dasté, su música de Maurice Jaubert y sus gatos, palidece todo lo demás que se proyecta estos días en los cines de Cannes, sea lo que sea.

¿Qué esperas de mañana? Ver en La seducción cómo aborda Sofia Coppola con Nicole Kidman, Kirsten Dunst, Elle Fanning y Colin Farrell la difícil tarea de dar una visión personal a la altura de El seductor, la obra maestra de Don Siegel con Clint Eastwood.

Palmómetro: El runrún cada vez toma más fuerza: 120 battements par minute y su lucha contra el sida se consolida como referencia de consenso para la Palma de Oro. ¡Ojalá Sofia Coppola nos traiga profilaxis contra esto!

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